“Carece de fundamento, evidencia la falta de rigor y es un irrespeto: Movimiento Ríos Vivos rechaza acusaciones de instrumentalización política

El movimiento se refirió a una columna periodística en la que se asegura que el discurso de la exdirectora del movimiento y senadora electa, Isabel Zuleta, provocaba, supuestamente, la “instrumentalización de los movimientos de víctimas”

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La senadora Isabel Zuleta explica la frase de su polémico video. 
Captura de pantalla
La senadora Isabel Zuleta explica la frase de su polémico video. Captura de pantalla

El Movimiento Ríos Vivos criticó las declaraciones de la periodista Ana Cristina Restrepo en las que aseveró que el discurso de la ambientalista y senadora electa por el Pacto Histórico Isabel Cristina Zuleta, quien funge como directora de la organización, había producido “la instrumentalización de los movimientos de víctimas”.

A través de un comunicado, el Movimiento Ríos Vivos se refirió a la columna de Restrepo en el medio nacional El Colombiano, en la que aseguraba que el video en el que aparecía la congresista electa señalando: “quemamos a Sergio Fajardo”, evidenciaba que el Pacto Histórico “no puso a Zuleta en un lugar privilegiado de su lista al Senado por solidaridad con las víctimas de las orillas del Cauca, sino para usar su activismo en contra del candidato de la Coalición Centro Esperanza”.

“Carece de fundamento, evidencia la falta de rigor y es un irrespeto hacia el Movimiento el señalar que hemos sido instrumentalizados para fines personales, así como que la inclusión de una de nuestras lideresas sociales en la lista del Pacto Histórico se debió a cálculos políticos más que al reconocimiento de la trayectoria que nuestro colectivo tiene durante tantos años de lucha. No solo nos caricaturiza sino que ofende nuestra lucha y la memoria histórica, la cual pisotea, al parecer, porque parte de nuestra resistencia ha sido denunciar a un político de sus afectos”, señaló el movimiento a la periodista.

Asimismo, el movimiento indicó que las medidas cautelares decretadas por Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en el área de influencia de Hidroituango, en la que se encontrarían víctimas de desaparición forzada, se llevaron a cabo mucho antes que se “presentara alguna propuesta e interés de participar en política electoral”, contrastando el argumento de Restrepo en el que aseguraba que “Isabel Zuleta se valía de las víctimas como vasallos de sus aspiraciones electorales”.

De igual manera, señaló que son respetuosos de las actuaciones que adelanta la justicia transicional en la región, sin embargo, esperan que se garantizara la imparcialidad de la entidad, al tiempo que negó su renuencia a la participación en las diligencias que han adelantado en el territorio. “Lo cierto es, y podemos probarlo, que nos dejaron por fuera de las diligencias a las que usted alude en su columna, por argucias de las Empresas Públicas de Medellín”.

“El Movimiento Ríos Vivos nunca ha cuestionado sus preferencias políticas, ni le cerró las puertas, a pesar de que siempre tuvimos claras las mismas, porque respetamos su ejercicio profesional y lo valoramos como necesario y enriquecedor para la democracia. Asimismo, esperamos que usted respete las nuestras, pues atacarnos haciéndonos culpables de la debacle de un candidato sin reconocer los protuberantes errores que este ha cometido, resulta bastante pueril en la política”, indicó la organización.

En la columna, la periodista Ana Cristina Restrepo aseveró que la senadora electa Zuleta sembraba, supuestamente, la idea “deleznable” de que el activismo tenía carta blanca para usar la tragedia y los derechos de las víctimas en la política electoral. El activismo es, por definición, una acción plural y democrática, otra cosa muy distinta es utilizar el sufrimiento ajeno con intenciones partidistas”.

A lo anterior el movimiento respondió que: “al colocarnos como meros “peones políticos” al servicio de un proyecto político electoral, usted nos resta legitimidad en los territorios donde estamos resistiendo a la violencia de actores criminales que aún nos agrede e intimidan. Su columna nos pone en riesgo porque sus descalificaciones nos desdibujan como actores legítimos en la defensa de nuestros derechos, para ser vistos como “oportunistas políticos”.

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