Niñas migrantes enfrentan más barreras para estudiar en las zonas fronterizas colombianas

En un reciente informe de la organización Save the Children se evidencian las diferentes dificultades que tienen las niñas y adolescentes para acceder a la educación en ciertos sectores del país

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Funcionarios de Migración Colombia realizan
Funcionarios de Migración Colombia realizan controles sobre el puente que une a las poblaciones de Cúcuta (Colombia) y San Antonio del Táchira (Venezuela), en una fotografía de archivo. EFE/Mario Caicedo

De acuerdo al informe de la organización Save the Children, se analizaron las barreras para acceder a la educación que tienen las niñas y adolescentes migrantes en zonas fronterizas en Colombia. Algunos de los obstáculos que se enfrentan son embarazos adolescentes, violencia de género y estereotipos de género.

Además, se suman factores como la xenofobia, el bullying y los exámenes de nivelación.

Norte de Santander, La Guajira y Arauca son las zonas que presentan barreras significativas para que los migrantes accedan al sistema educativo.

Según cifras del Departamento Nacional de Estadística (Dane), en 2021 se registraron 4.708 nacimientos en niñas de 10 a 14 años. Mientras que en abril de 2022 se registraron 89 nacimientos en menores de 14 años frente a 74 del mismo mes en 2021.

De igual manera, el informe de Save the Children advierte que la exposición de las niñas y jóvenes a la violencia de género se da especialmente por tres factores. El primero de ellos es el aumento de feminicidios por el confinamiento del covid-19. En Colombia, 30 niñas y adolescentes fueron víctimas de feminicidio, 15.120 niñas y adolescentes fueron víctimas de presuntos delitos sexuales y 3.732 fueron víctimas de violencia intrafamiliar, de estas dos últimas, el 5% son migrantes venezolanas, según la Fundación Feminicidios Colombia.

Al ser regiones donde los grupos armados ilegales y estructuras criminales ampliaron su influencia, niños, niñas y adolescentes quedaron expuestos a riesgos asociados al reclutamiento”, indica el informe como segundo factor son las violencias asociadas al conflicto armado y las violencias urbanas.

También, añade que “la amenaza del paro armado hecho recientemente ha impactado directamente la educación de niños y niñas”.

Como tercer factor para la organización es el incremento de las cifras de informalidad y pobreza asociada a la migración en los departamentos mencionados. De los 1.842.390 de migrantes venezolanos registrados en 2021, 164.229 se encuentran en Norte de Santander, 106.749 en La Guajira y 33.871 en Arauca.

Cabe resaltar que, en cuanto a las labores domésticas, el informe señala que “aunque no es una característica exclusiva de la frontera, sí es evidente que muchas familias en esta región naturalizan que las niñas deben realizar trabajo sin remuneración en el hogar”.

Por su parte, el director de Incidencia de Save the Children, Felipe Cortés, menciona que “las niñas, quienes han sido las más vulnerables con el cierre de las escuelas, han visto limitado su acceso y disponibilidad para estudiar por las labores no remuneradas que se sumaron aún más durante el covid-19″.

Los quehaceres del hogar y el cuidado de los hermanos son algunos de los desafíos más recurrentes en el contexto, sumado a mayor exposición a la violencia de género y otros tipos de violencia fuera de las escuelas”, agregó el director.

Finalmente, el informe añade que los estereotipos de género se han trasladado a los espacios escolares. Según Felipe Cortés, “observamos que los docentes y niños les asignan valores como orden, interés, obediencia, aseo y dedicación; lo que va en contravía de los valores que los mismos docentes les asignan a los niños como inteligencia, bueno para los deportes, para las ciencias y la tecnología”.

Son tan fuertes los roles de género culturalmente aceptados y reforzados en las aulas, que muchas niñas solo perciben como cuidadoras, madres o en disciplinas blandas”, concluyó la organización por estos estereotipos, las niñas se “autolimitan” en sus capacidades.

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