Las revelaciones de Otoniel: desmovilización del EPL fue un montaje entre Carlos Castaño y el comandante de la Brigada XX del Ejército

Dairo Antonio Úsuga David se desmovilizó dos veces, una de la guerrilla y otra de los paramilitares, de las que volvió a armarse bajo una nueva bandera y que marcaron su paso a ser uno de los principales líderes criminales del país

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Otoniel y el general (r)
Otoniel y el general (r) Iván Ramírez

Dairo Antonio Úsuga David se encuentra actualmente en una cárcel de Brooklyn, Estados Unidos, a la espera de juicio en ese país luego de haber sido extraditado desde Colombia, donde los testimonios que entregó en los casi cinco meses desde el momento de su captura, siguen revelando un capítulo del conflicto armado y la historia nacional que guarda en su memoria.

Uno de esos capítulos los reveló Noticias Caracol a través de los testimonios reservados que entregó a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en varias audiencias que tuvo antes de ser extraditado. En ellos, dejó dicho que durante todo su paso delincuencial ha tenido alianzas con miembros de la Fuerza Pública y políticos, algunas de ellas que permanecen vigentes para el Clan del Golfo.

Otoniel inició su historia criminal de más de 25 años en el Ejército de Liberación Popular, EPL. Una guerrilla maoísta que surgió a mediados de 1965 en contra de la pasividad del Partico Comunista Colombiano, en medio de un auge de movimientos revolucionarios en el mundo. Ingresó más o menos en 1987 junto a su hermano Juan de Dios.

Esa guerrilla firmó un acuerdo de desmovilización en 1991 con el gobierno de César Gaviria para convertirse en un partido político, pero solo hasta el 2 de octubre 1996, de acuerdo con Noticias Caracol, Úsuga David y otros 45 miembros del frente Elkin Díaz del EPL entregaron las armas al Ejército. Lo hicieron auspiciados por Carlos Castaño, para entonces jefe de las Accu, incluso el acto se firmó en una de sus fincas, detalla Verdad Abierta, pero solo ahora se ha conocido la razón de ese apoyo del otrora líder paramilitar a la desmovilización guerrillera.

Pero cientos de esos exguerrilleros, incluido Otoniel, solo entregaron las armas para recibir otras. Entre las causas se cuenta que en Córdoba y Urabá, la guerrilla de las Farc arremetió de manera violenta contra los exmiembros del EPL por el control sindical y político de la región, por lo que, dice Verdad Abierta, varios resultaron alzados en armas junto a los grupos paramilitares de los Castaño, quienes les habían colaborado incluso con su desmovilización.

Sin embargo, según las versiones reveladas por el noticiero, ese tránsito de combatientes tuvo un origen previo en un acuerdo entre los jefes de las AUC y el general en retiro Iván Ramírez Quintero, comandante de la Brigada XX del Ejército y hoy compareciente ante la JEP.

El mayor retirado del Ejército, Juan Carlos Rodríguez, alias ‘Zeus’, ha dicho al tribunal especial, según recogió Caracol, que la desmovilización de Otoniel fue un montaje orquestado entre Ramírez y Carlos Castaño, con el fin de mostrar resultados en materia de seguridad en esa región del Urabá. Por ese hecho el coronel Leonardo Barrero, que llegó a ser comandante de las Fuerzas Militares, recibieron condecoraciones.

La idea era que esos miembros del EPL, conocedores de las estrategias guerrilleras, entrenados en uso de armas y con experiencia militar, terminaran en las filas de las Convivir de los Castaño y posteriormente de los grupos paramilitares. Como terminó ocurriendo y fue el impulso para que Otoniel se convirtiera en uno de los criminales más poderosos para el inicio del siglo XX en el país.

Úsuga David contó a la JEP que en ese tiempo la relación entre la fuerza pública con los paramilitares era en cualquier lugar donde estuvieran. Dijo que fueron las altas esferas las que ayudaron a coordinar ese viaje, que se habría hecho en un avión del Ejército, que llevó a Mapiripán a cometer la masacre de más de 60 personas y que según él ha dicho, conocían desde la institución.

El general (r) Ramírez se encuentra compareciendo ante la JEP por múltiples casos. Fue comandante de inteligencia y contrainteligencia del Ejército durante la Toma del Palacio de Justicia en 1985, por lo que se le sindica de las torturas, homicidios y desapariciones que produjo el operativo de retoma. Ha sido llamado en el caso del exterminio de la Unión Patriótica, así como por nexos con grupos paramilitares para el homicidio del defensor de derechos humanos Eduardo Umaña Mendoza, Jaime Garzón, entre otros líderes sociales y políticos.

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