Desde casa inician las barreras laborales para la población LGBT+ en Colombia

Durante el 2021 el 75 % de la población trans en Bogotá habría ganado menos de un salario mínimo, de acuerdo con un estudio de la Dirección de Diversidad de la Alcaldía

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Bogotá, 30 de julio de
Bogotá, 30 de julio de 2019. Miembros de la comunidad LGBTI realizaron marchas y actividades culturales en distintas ciudades del país para conmemorar los 50 años del inicio de la lucha por sus derechos. (Colprensa - Externos)

Un nuevo estudio revelo las condiciones laborales de la población LGBTI de Bogotá y las barreras que impiden a las personas diversas, en especial las trans, acceder al mercado en las que se encuentran la discriminación social y administrativa, el acceso a educación y carencia de recursos económicos y apoyo.

Para identificar esa situación, la Secretaria de Planeación en el marco de la política publica En Bogotá se puede ser, realizo un estudio junto a la Fundación Corona, ANDI, Acdi Voca, el Centro Nacional de Consultoría e Interra, con los que se logro encuestas y entrevistas durante todo el mes de enero, a 579 personas pertenecientes a todos los sectores sociales, y 42 entrevistas a profundidad.

De estos, el 53 % de las personas (292) manifestó como identidad de genero hombres gais, bisexuales, asexuales y pansexuales; el 25 % correspondieron a hombres y mujeres trans (154) y otro 22 % a mujeres lesbianas o bisexuales (133), a grandes rasgos.

En los primeros resultados se logra identificar una diferenciación de las condiciones que afectan a cada grupo poblacional, pues los hombres y mujeres gay no afrontan las mismas condiciones que lo hacen las personas trans, tal como se evidencia en cuanto a educación.

Los resultados de la encuesta arrojaron que el 19 % de la población entrevistada no terminó el bachillerato, un porcentaje que alcanza el 32 % para las personas trans. “Mientras el 27% de los hombres gais/bisexuales son profesionales universitarios, solo el 4% de las personas trans tienen ese nivel educativo. En el caso de las mujeres lesbianas/bisexuales, la mayoría tienen nivel educativo de media (29%) y de profesional universitario (20%)”, sostiene el estudio.

Uno de los logros del estudio, según sus autoras, fue la participación de personas de todas las localidades a excepción de Sumapaz, como mayor representación en Bosa, Kennedy y Ciudad Bolívar. En términos de estrato, “la mayoría vive en estrato 2 (44%), seguido por estrato 3 (28%), y estrato 1 (16%). Sólo el 5% vive en estrato 4 y el 1% en estrato 5″.

Las condiciones de habitabilidad también son diferentes entre la población LGBTI. Por ejemplo, la mayoría de los sectores tiene acceso a gas natural, solo el 6 % no, pero cuando se mira a la población trans, el porcentaje alcanza un 24 %. Mientras del total de la población, el 57 % tiene acceso a internet fijo, en las personas trans solo el 39 %. Sin embargo, sigue siendo preocupante que mas de un 42% de las personas diversas, según los resultados de la encuesta, no tengan acceso a internet ni móvil ni fijo.

En términos de ingresos, las diferencias se mantienen. Poco mas del 50 % de la población de mujeres y hombres gais o bisexuales recibe salarios entre 501.000 y 2.000.000 de pesos. En cuanto a las personas trans, el 75 % de los encuestados recibe menos de 908.000 pesos. Solo el 38 % tiene ingresos entre $150.000 y $500.000.

El estudio parte de la base de una trayectoria estándar, en la que no existen barreras para la vinculación laboral, que consiste en que “las personas inician y culminan su proceso de formación incluyendo el bachillerato y algún tipo de formación técnica, tecnológica o universitaria”. Al finalizar se enganchan con un trabajo que les permite adquirir experiencia y continuar su proyecto de vida, y pueden afrontar el desempleo para volver a vincularse a un trabajo formal.

Sin embargo, como otras poblaciones, en la LGBTI se encuentran barreras que impiden que algunas personas no logren cumplir con esa trayectoria de manera ideal. El estudio identificó 18 de esas situaciones a raíz de los resultados de las encuestas y las entrevistas a profundidad.

La primera de ellas es la ausencia de apoyo familiar a las personas LGBTI, lo que destruye ese primer espacio seguro que impide que puedan desarrollar la educación básica, profesional o el empleo. Por ejemplo, las personas que son expulsadas de sus casas en etapa educativa deben ingresar al mercado laboral de manera anticipada.

“Los espacios de discriminación y exclusión a los que se ha visto enfrentado los sectores sociales LGBTI desde la familia, determina, en muchos casos, el inicio de trayectorias laborales inconsistentes y un bajo desarrollo de habilidades socioemocionales, fundamentales para el desempeño formativo y laboral exitoso”, dice el estudio.

Otra de las barreras son los prejuicios que desencadenan comportamientos discriminatorios contra la población tanto en contextos sociales como institucionales. “El 58% señaló haber experimentado acoso verbal o comentarios que le hicieran sentir vergüenza, el 50% acoso físico (como otra persona mirándolo a pesar de que quería privacidad), el 34% amenaza de contacto físico por otra persona que le hizo sentir vergüenza o incomodidad y el 22% violencia física como contacto físico en contra de su voluntad”, recogió el estudio.

Otra de las barreras, que afecta a la población trans, es el acceso a documentos. Cambiar el nombre o el sexo de la cédula de identidad tiene costos que muchas veces no pueden costear, además deben hacerlo en sus títulos profesionales donde encuentran, aparte del costo, engorrosos procesos de validación.

Otra de esas condiciones es la falta de acceso a educación. Bien sea por discriminación en el hogar o la institución, terminan por desertar del sistema y eso afecta su futuro. “El análisis de las entrevistas realizadas al sector social LGBTI nos muestra que las personas que no completaron el bachillerato presentan trayectorias laborales mucho más inconsistentes y asociadas a actividades informales”, concluye el estudio.

La falta de apoyo familiar y recursos económicos, así como el acceso a documentos, lleva a que las personas afronten dificultades para terminar o completar sus estudios, lo que constituye otra barrera. Así mismo, las instituciones educativas no tienen programas de inclusión reales que eviten la discriminación o bullying a las personas diversas.

El estudio agrega que en muchos casos, como en la población general colombiana, las personas desconocen o no utilizan los canales dispuestos para buscar vacantes de trabajo, como las bolsas de empleo o cajas de compensación, en parte también a causa de la informalidad laboral. Además, en estos se impone también el prejuicio sin programas especiales para las personas LGBTI.

La discriminación termina por generar, afirma el estudio, que algunas personas en especial de la población trans decidan no participar de convocatorias o algunos sectores laborales, para evitar nuevos hechos de rechazo por su identidad de genero.

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