Cannabis que se viste: la historia de Carlos Martínez, el pionero en la industria del cáñamo textil en Colombia

El emprendedor impulsó la marca Cannabis Natural Fashion desde hace 25 años. Ahora, es un referente en el país, con una gran tienda en el sector de San Andresito de la 38, en Bogotá

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Carlos Martínez, de 51 años, es pionero del uso de un derivado del cannabis para la elaboración de prendas textiles. 
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Carlos Martínez, de 51 años, es pionero del uso de un derivado del cannabis para la elaboración de prendas textiles. FOTO: Cortesía

¿El cannabis se viste? Para Carlos Martínez, un emprendedor de 51 años, la respuesta es sí. Esta planta no solo se sirve como base de productos medicinales, curativos y cigarrillos; a partir de sus derivados, confecciona ropa para miles de personas, al mismo tiempo que genera empleos para quienes viven en condiciones de vulnerabilidad.

La idea, aunque no es inédita en el mundo, sí lo es en Colombia. De hecho, él mismo se considera pionero en el uso del cáñamo con fines textiles. Más allá de los costos de producción y de los insumos, así como de las dificultades que tiene este derivado del cannabis para su cultivo en el país, el empresario ha sabido llevar su emprendimiento a varios países de Latinoamérica.

El epicentro de esta innovadora apuesta es un almacén ubicado en el modesto pero muy variado San Andresito de la 38. Desde allí, marca una tendencia que poco a poco se abre paso en la moda nacional y en industria del cannabis. En diálogo con Infobae Colombia, el bogotano habló de las dificultades de emprender, los prejuicios alrededor de esta planta y cómo cada vez más gente apuesta por esta alternativa a la hora de vestir.

Infobae Colombia: ¿Por qué emprender en la industria textil y con fibra de cannabis? Es algo casi que inédito en el país

Porque esto es algo que hicieron nuestros ancestros, nuestros abuelos... Muchos en el pasado se vestían con fibra de cáñamo y esto se trata de rescatar una industria que en estos momentos tiene todo el valor en materia ecológica y ambiental, ya que este material proviene de una mata que es prima hermana de la marihuana, que no tiene principio psicoactivo y que, aparte de eso, en una hectárea de cáñamo se pueden extraer una tonelada de fibra. En una hectárea de algodón se saca solo media tonelada, por ejemplo.

Eso quiere decir que nos ahorraríamos la mitad de los suelos que se gasta la industria textil para hacer ropa y se nivelaría el suelo para alimentos y otros productos que aporten a la economía. También se aportaría a la parte ecológica, porque el cáñamo es una fibra que es alternante, es decir, yo puedo sembrar papa y a los seis meses, cáñamo. En cambio, el algodón requiere de exclusividad en el suelo durante seis o siete años, después este se daña con tantos químicos que consume y toca ir a buscar otros suelos.

Ahora, hablando de la ropa, esta se biodegrada más rápido que las prendas de algodón, y, además, no contienen productos cancerígenos. Este tipo de ropa es térmica y es por eso que los soldados americanos en la Segunda Guerra Mundial utilizaban uniformes en fibra de cáñamo, porque les servía para el invierno o el verano. Las velas de las embarcaciones en las que se movilizaron Cristóbal Colón y sus hombres eran hechas en fibras de cáñamo, lo mismo las biblias.

FOTO: Cortesía
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¿Desde hace cuánto tiempo se le ocurrió esta idea de hacer ropa con este derivado del cannabis?

Desde que creamos la marca. Hace 25 años un estudiante de publicidad que era el primo del diseñador mío, presentó una tesis sobre el concepto de moda de cannabis, hizo los diseños gráficos y para graduarse se los ofreció a un diseñador mío, que trabajaba en un tallercito de confecciones, y le preguntó por qué ese nombre. Él le dijo que en varias investigaciones se dio cuenta de que con la fibra del cannabis se hacía ropa. Desde ese entonces patentamos la marca, y empezamos a investigar y a tener el sueño de algún día hacer ropa en fibra de cáñamo.

Van ocho años de lucha con el gobierno para que apruebe el uso industrial del cannabis por la vía del cáñamo: ya aprobaron el uso medicinal y hace dos meses aprobaron el industrial. Esto nos llena de satisfacción: luego de haber patentado la marca hace 25 años, vemos el esfuerzo, porque ahora tenemos el cannabis y la fibra de cáñamo. Por eso estamos felices.

¿Qué tan complejo crear una empresa como esta antes de la aprobación del Gobierno nacional de la utilización industrial de cannabis y teniendo también en cuenta los prejuicios alrededor del uso de este material?

Le cuento que esto no ha sido fácil: fueron años de lucha a nivel gubernamental. También tuvimos que hacer toda una labor investigativa viajando mucho. Yo estuve en Los Ángeles comprando telas, y después de ahí, salí para la China, que es una de las pocas regiones que siembra fibra de cáñamo a nivel mundial. En Colombia se dio un paso y es que, hace 70 años no se sembraba este material. Ya lo volvimos a cultivar, pero ahora ese conocimiento ancestral ya nadie lo tiene, ni siquiera los ingenieros textiles saben cómo se hace ropa con este material, con lo cual nos tocó traer ese conocimiento de China para que nos enseñen acá.

¿Cuántas personas laboran en este emprendimiento y qué tienen en cuenta a la hora de contratar a esos trabajadores?

Por lo general, las personas que trabajan como operarios de máquina, que no tuvieron oportunidades de estudiar; gente desplazada, que desafortunadamente no tuvo muchas oportunidades en la vida, por lo general son madres cabezas de hogar. Pero también, en la parte de diseño, en la parte gráfica, trabajamos con personas que han pasado o están en un proceso de rehabilitación.

Por otro lado, el nombre de Cannabis Fashion nos ha costado mucho sacar adelante, pero a veces llegan clientes al local y dicen “yo no quiero que mi hijo se vista de marihuanero con esa marca”, entonces uno les va explicando el proceso, diciendo que somos una fábrica ecológica y que además trabajamos con personas en rehabilitación, y por lo general el 90 % de personas sale convencida de eso. Con eso nos estamos ganando el corazón de muchos colombianos y aspiramos que esto llegue a muchas partes del mundo porque la industria del cáñamo es el futuro.

Usted acaba de decir algo y es “trabajamos en rehabilitación”: ¿Podría ahondar en esto?

Bueno, la verdad es que casi todos los que trabajamos en la empresa pasamos un tiempo, sobre todo en la juventud, en el mundo de las drogas. En Colombia es muy fácil caer en este proceso, sobre todo en la adolescencia y en las clases bajas, donde los papás salen a trabajar todo el día y los hijos se quedan con los amigos en la calle. Entonces el primer entorno social que tuvimos estaba alrededor del mundo del cannabis y otras drogas, pero nosotros mismos comenzamos ese proceso de rehabilitación y la empresa nos dio la oportunidad de salir adelante y desarrollar nuestras cualidades artísticas. Nosotros trabajamos en un local que queda en el Gran San y de ahí han salido personajes que antes trabajaban con nosotros y que ahora ponen su catre en el madrugón. En este momento tenemos tres personas en la empresa.

Camisetas, chaquetas y pantalones hacen parte de las prendas que hacen con fibra de cáñamo, derivado del cannabis
FOTOS: Instagram (cannabsnaturalfashion)
Camisetas, chaquetas y pantalones hacen parte de las prendas que hacen con fibra de cáñamo, derivado del cannabis FOTOS: Instagram (cannabsnaturalfashion)

¿Estos prejuicios sobre el uso del cannabis y sus derivados han incidido de alguna manera en las ventas?

En un principio nuestros clientes eran solamente personas que les gustaba fumar, pero ya se abrió el paraguas y ya hay clientes que se han enterado del proceso por medio de espacios como estos que ustedes nos abren para explicar que el cultivo de cáñamo es limpio. Ya no solo tenemos clientes consumidores, sino que ahora lo son, pero ecológicos: clientes verdes, que están pensando en el futuro del planeta.

Ya se ha vencido ese tabú y eso ha sido a punta de información y explicar que el cáñamo tiene usos muy buenos como el medicinal o para generar energías limpias. Podemos decir que después de haber pasado por esa época del narcotráfico y otras problemáticas sociales, en Colombia estamos exportando cannabis en forma de ropa. Eso crea estilo de vida aportándole al planeta y cambiando esa historia del país.

En Colombia sí me considero pionero porque esta marca la quisieron patentar hace 20 años. Nosotros la patentamos hace 25 y pues gracias a este muchacho que nos entregó la marca somos pioneros en la industria. Hemos estado en el Congreso, en zonas como el Cauca.

Ahora, la caja de pandora se abrió y ya hay muchos emprendimientos a los cuales les vendemos telas en pequeñas cantidades para que produzcan. Ahorita sí todo el mundo se está ‘subiendo en el bus de la victoria’ y pues bienvenidos todos, porque lo ideal es que haya muchas marcas como Cannabis Fashion y que esta industria progrese por el bien que le hace al planeta.

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