Cuando un profesor de piano de 43 años falleció, aparentemente de muerte natural, los periódicos locales de Bilbao no llegaron a imaginar que se trataba de la primera víctima del asesino serial de homosexuales en España. El 18 de octubre de 2021, después de que reportaran la ausencia del maestro en la institución de artes en la que trabajaba, encontraron a J. M. A. sentado en su sofá sin ningún indicio de una muerte violenta. Sin embargo, la verdadera causa detrás de su deceso era el consumo de GHB o éxtasis líquido. Pero eso no lo supieron hasta mucho después.
Las dudas frente a su muerte siempre estuvieron. Durante el funeral de J. M. A. no entendían cómo una persona que se cuidaba tanto podría sufrir un derrame cerebral o un paro cardiaco. “Era un chico sano, deportista. Nos pareció muy raro que sufriera un ictus, pero cosas de estas pasan en la vida”, contó un allegado del pueblo al diario El Mundo.
La situación cambió drásticamente cuando el hermano de la víctima revisó la cuenta bancaria del profesor: habían retirado grandes sumas de dinero después de su deceso. Y, por su puesto, eso era más que una coincidencia. El familiar se remitió a la Ertzaintza, la Policía Regional del País Vasco, que realizó un segundo análisis del cadáver y determinó que J. M. A. no murió de un ictus fulminante, sino que había sido asesinado.
Las autoridades encontraron otros tres casos con el mismo modus operandi y establecieron que el asesino usaba un perfil en una aplicación de citas para gays, Grindr o Wapo, y se hacía llamar Carlos. El victimario acordaba una cita y se ganaba su confianza para entrar en sus casas y luego drogarlos con el éxtasis líquido —que con una sobredosis puede generar un paro cardiaco —. Antes de que fallecieran, los obligaba a darle sus claves bancarias para saquear sus cuentas.
El rostro detrás del presunto asesino
La Ertzaintza no tenía un solo indicio del autor de los crímenes registrados en Bilbao, hasta que apareció una denuncia de quien pudo ser su quinta víctima. Un usuario de estas aplicaciones se había visto varias veces con Carlos, y en diciembre de 2021, quien sería la persona con la que estaba saliendo, trató de estrangularlo. La víctima batalló con todas sus fuerzas y logró zafarse justo antes de que le suministrara el GHB; en el forcejeo, al presunto asesino se le cayó una mochila que contenía la sustancia estupefaciente y sus documentos.
Carlos huyó del sitio, pero sabía que la maleta podría delatarlo. Llamó a pedir disculpas, pero eso no evitó que la víctima se dirigiera a las autoridades y diera la primera pista de quién sería el asesino serial de homosexuales en España: Nelson David M. B., un colombiano de 25 años.
Desde ese momento, las autoridades empezaron a relacionarlo con los crímenes, aunque fue solo hasta la semana pasada que la imagen de Nelson David empezó a circular en periódicos y noticieros: era el primer sospechoso de los crímenes en serie. Para sorpresa de las autoridades, el 5 de mayo el presunto asesino llegó a la comisaria de Irún con la intención de colaborar con la justicia, asegurando que él “no era el tipo que buscaban”.
Mónica, la suegra del sospechoso y dueña de un asadero de pollos en el que trabajaba Nelson David, habló sobre el tema ante el diario El País de España. Cuando la foto del colombiano — en la que se veía de frente y con una camiseta amarilla — empezó a circular en redes sociales y en los medios de comunicación, el novio de su hija la llamó para pedirle consejo.
— ¿Qué hago? — le preguntó M. B.
— Si no tienes nada que ocultar, levántate y da la cara.
— Me cambio, llamo a mi madre y voy.
Después de que Nelson David se entregara, lo primero que hizo la Policía fue interrogarlo y requisar el piso en el que vivía. Un grupo de perros adiestrados inspeccionaron el lugar en busca de drogas, no obstante, se desconoce si encontraron algo. Lo que sí asegura la Ertzaintza es que están “convencidos de que el detenido es el autor de los hechos”, según El País, pero necesitan deshilar aún más la investigación.
La situación resulta más evidente para la Policía, pero para sus cercanos no ha sido tan sencillo. La novia de Nelson David aún no termina de asimilar que su novio sea el de aquella foto. “Ella ve la televisión y no sabe de quién hablan. Está tomando calmantes y viendo a un psicólogo”, explicó su madre al medio de comunicación en mención. Incluso Mónica manifestó que no concibe que sea el asesino en serie del que todos hablan: “Es bueno, callado, trabajador y humilde”, agregó.
La lista de víctimas, un número que podría aumentar
Podrían ser ocho las víctimas en este caso, aunque la Policía no tiene certeza de ello. La Ertzaintza le comentó a El País de España que, “al haberse considerado inicialmente muertes naturales, algunos de los cuerpos han sido incinerados, las autopsias no son completas y no existen inspecciones oculares”. Estos cuatro casos adicionales parecen tener las mismas coincidencias: una cita por una aplicación que termina en muerte y en cuentas saqueadas.
De hecho las víctimas no terminarían allí, pues el País Vasco no es el único lugar que tiene la lupa de las autoridades. En Valencia y en Madrid también se adelantan investigaciones, por lo que el consejero de Seguridad del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, afirmó al medio de comunicación ya citado que aún quedan “una multitud de cabos sueltos por aclarar”.
Aunque los familiares de las víctimas sí tienen una luz de esperanza: hay dos personas que pueden resolver la duda de la Ertzaintza: ¿será realmente Nelson David M. B. el asesino en serie que están buscando? La primera de ellas fue la víctima que dio la pista clave en diciembre de 2021; la segunda apareció el pasado viernes, quien también logró huir del intento de homicidio.
Cuando el colombiano sea llamado a juicio — pues fue enviado a prisión de manera preventiva este domingo — habrá dos víctimas que podrán decir si realmente el asesino serial ya está tras las rejas o si sigue suelto por las calles de España.
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