La escopolamina vuelve a aterrorizar en Bogotá: cómo la usan en bares, apps de transporte y de puerta en puerta para robar

La droga, que recibe varios nombres y usos, nuevamente está en boca de la ciudadanía. Infobae habla con víctimas expertos y autoridades sobre esta problemática. Aquí, el panorama

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Al parecer estarían usando más drogas para reducir a las víctimas, las cuales son objetos de hurto, violaciones, entre otros crímenes.
Al parecer estarían usando más drogas para reducir a las víctimas, las cuales son objetos de hurto, violaciones, entre otros crímenes.

La criminalidad siempre está a la orden del día en este país, donde todos los días se registran casos de corrupción, homicidios, violaciones y secuestros, pues las modalidades de los delitos se presentan prácticamente a la carta.

En el caso de Bogotá, la inseguridad es una de las más grandes problemáticas. Todos los días se denuncian casos de hurtos bajo distintas modalidades: raponazo, cosquilleo, con armas de fuego, por solo nombrar algunos. Pero hay otros mecanismos más severos, que dejan un “mejor resultado”, con drogas: la famosa escopolamina o burundanga, una sustancia de la cual muchas personas han escuchado, visto o vivido casos, pero que a la vez sigue sin entenderse muy bien su funcionamiento.

Sergio Sirtuory, víctima de la escopolamina, le contó a Infobae Colombia cómo lo robaron y retuvieron por horas luego de pedir un carro en una aplicación de movilidad:

“El 16 de noviembre del año pasado pedí un Beat, para ir a verme con unca chica en Chapinero alto, por la noche. Yo estaba en Cota y según vi, el carro venía de Bogotá, por el recorrido que llevaba. A mí me llama el conductor y me dice que cancele el viaje, para que no le cobrara la tarifa que le quita la aplicación, ese fue el primer error porque después no se pudo identificar el carro. Cuando yo me subo al Beat, como a los 15 o 20 minutos yo me empiezo a sentir mal, como mareado y luego se suben dos personas al carro, una me amenaza con un arma de fuego y yo solo les decía que no me fueran a hacer nada. Después me empiezan a amedrentar y yo siento que me aplican algo. Ahí empiezo a divagar, como a tener recuerdos idos. Me acuerdo cuándo me estaban pidiendo el tema de mis tarjetas, me sacaron todo el dinero. Recuerdo por momentos los cajeros a donde me estaban llevando”.

Sergio intentando armarse un mapa en la cabeza de por dónde lo llevaron, recordó que iban por la vía La Conejera (Suba - Cota), más adelante, aún en Suba, fue cuando lo amedrentaron. Luego, afirmó estar por el centro, por los lados de la 26 con séptima, y, después, fue llevado a la Calle 176. Agrega que esto lo sabe por la trazabilidad que pudo hacer con su banco tras los hechos ocurridos. Después de unas cuatro o cinco horas de nuevo lo arrojaron en la vía La Conejera.

“Yo empiezo a caminar, todavía bajo los efectos de la droga, por ahí unas 30 cuadras mientras pedía ayuda, le decía a todo el mundo como venga ayúdeme, pero como estaba de traje, desarreglado, y eran como las 8:30 o 9 de la mañana pues nadie me atendía. Finalmente di con una señora a la que le digo, por favor ayúdeme y empiezo a llorar, la señora se conmueve y me presta su teléfono para hacer una llamada. Llamé a alguien para que me recogiera, pero aún no recuerdo muy bien quien lo hizo. Él me lleva a la estación Granja, de TransMilenio, allí pude escribirle a todo el mundo y como que ya me sentía seguro”.

Aclaró que la hermana le envío dinero y se regresó para su casa en Cota, pero tampoco encontró las llaves, no supo si también se las robaron o se perdieron durante el crimen del que fue víctima. Aseguró, además, que se revisó, por que temía haber sido, también, víctima de violación, pero se cambió de ropa y se fue para un centro médico.

Lo curioso del relato es que, durante la valoración médica, le realizaron exámenes toxicológicos, psiquiátricos y psicológicos, donde no pudieron detectar con exactitud la sustancia que le suministraron. Según el médico, por la sintomatología era escopolamina.

A partir de estos hechos Sergio quedó con secuelas, el parte médico lo diagnóstico con depresión postraumática, además se le encontró disparada la tensión arterial. De hecho, sigue en tratamientos médicos, pues no pudo seguir viviendo solo. Aseguró que también tuvo que empezar a tratarse con un psicólogo clínico para lidiar con cuadros de ansiedad, pánico y depresión.

Claudia Esperanza Sabogal, otro caso

Al igual que Sergio, muchas personas temen vivir un episodio relacionado con la escopolamina. Tal es el caso de Claudia Esperanza Sabogal, que, aunque no fue a la persona que drogaron, sí se lo hicieron a su madre y a su hijo, el pasado 14 de diciembre, mientras ella se encontraba en el trabajo.

Mientras ella estaba laborando ese día, dos mujeres llegaron a su casa y tocaron la puerta. Según relató, su mamá les abrió y ellas le manifestaron que había una jornada de salud en un parque cercano a su lugar de residencia. Al parecer, ya tenían investigada a Claudia y su familia por que le preguntaron por el esquema de vacunación del niño y demás.

“Mi mami se acuerda hasta cuando le mostraron un folleto, y de ahí en adelante nada más. Mi otro hijo, de 17 años, salió y vio que mi mamá estaba hablando con la señora; pues a el también le mostraron el folleto y le hicieron lo mismo. Mi hijo dice que el no entiende cómo hicieron para sacarlos de la casa porque tampoco se acuerda después de que le mostraran el folleto. El hecho es que eso fue a las 12:15 del día, porque logré conseguir videos y 5 minutos después, las mujeres se meten a mi casa. El robo duró aproximadamente 25 minutos. No forzaron la chapa, ni se ve que hayan hecho algo más para intentar entrar”.

Claudia aseguró que cuando la Fiscalía fue a realizar la investigación, encontró que en la chapa había un ácido, que al parecer fue la que permitió que se abriera la puerta. Pero, manifestó que, a pesar de eso, y de hablar con la Policía, las autoridades no hicieron nada. Gracias a su propia investigación, pudo encontrar que las personas que la robaron actuaron en complicidad con alguien que había vivido con ellos.

“El carro donde se llevaron las cosas se ve que es gris, pero no se alcanza a ver la placa en los videos que he podido encontrar. Hay otra persona que tiene cámaras, pero no me quiso colaborar, de hecho ni con la solicitud de la Policía, porque ellos les contestaron que no están en la obligación de permitirles ver estos videos. Pero, yo tengo conocimiento de una persona que le vendieron uno de mis parlantes robados, por que mis cosas las vendieron en el barrio; esta persona me dijo quien fue el que se lo vendió y de allá para acá he venido encontrando pruebas. Pero eso está quieto”.

Ella aseguró que ese día le sacaron unos 30 millones de pesos, en la suma de los artículos que le robaron. Lo delicado del asunto es que ella se enteró de toda la “escopolaminada” por que una vecina la llamó para alertarla. Sabogal alió corriendo de su trabajo, además de ser notificada del hurto, pues el bebé no aparecía. En ese momento lo único que pensó fue que le habían robado a su hijo.

“Cuando yo llegué a mi casa, un Policía estaba hablando con mi mamá y mi hijo de 17 años, como ellos no se acordaban de nada, le pregunté a él por mi bebé y me dijo: acá no hay ningún bebé. Una de las vecinas me contó que vio como una de las mujeres que se metió a mi casa, le quitó a mi mamá el bebé, por eso se enteró que me estaban robando”. Claudia asegura que su niño lo recogió otra vecina y se lo devolvió sano y salvó.

El evento fue tan traumático que la madre de Claudia no quiso ir al médico, pero si llevó a su otro hijo, el mayor, a que le hicieran unos exámenes y allí le detectaron en la sangre una sustancia parecida a la escopolamina, cuyo efecto pasa más rápido, pero no se supo exactamente que fue lo que se le suministró.

“Mi mamá no quiere salir de la casa, ella no le abre la puerta a nadie; se ha vuelto como muy prevenida y más porque a los pocos días robaron a una prima. Entonces quedó más traumada aún”.

La falta de precisión al momento de detectar las sustancias que se emplean y la poca injerencia por parte de la justicia llevó a Infobae Colombia a consultar con varios especialistas y las autoridades sobre estas situaciones.

¿Qué dicen las autoridades?

En diálogo con Aníbal Fernández de Soto, secretario de seguridad, convivencia y justicia de Bogotá, Infobae conoció las cifras sobre la situación de la capital del país en esta materia. Uno de los primeros hallazgos relevantes es que el Distrito ya no contempla que el problema sea solo de percepción, los datos y los casos demuestran que es una realidad.

En resumen: durante los primeros cuatro meses de 2022 en Bogotá hubo una reducción del 7.2 % en el homicidio, con 23 casos menos que en el mismo periodo del 2021; entre el primero de enero y el 30 de abril de 2022, hubo una disminución del 19 % en los casos de extorsión; también hubo una reducción del 27 % en hurtos a residencias y a eso se suma otro balance positivo en el hurto a comercios, que en un 35 %, junto con otro 16 % en los casos de robo a bicicletas.

Pero al Distrito le está preocupando el hecho de que, desde 1993, no se tenían balances negativos en algunos aspectos. Por ejemplo, el robo a personas ha crecido en un 20 % y allí lo que más les preocupa es la severidad con la que están ocurriendo estos hechos.

“Lo más preocupante es la agresividad con la que se está cometiendo el delito, puntualmente el atraco, el hurto violento, con algún arma traumática, de fuego, etcétera. Eso tiene muchas explicaciones, pero ese comportamiento tiene algunos factores que lo han agravado y como lo es la migración. En las diferentes modalidades lo que nos interesa es entender el por qué de la violencia en el atraco, lo que nos ha generado situaciones muy complejas como: un homicidio por robar una bicicleta o por robar un celular. Eso no puede ser aceptable y obviamente afecta negativamente a la percepción”, dijo el secretario de Seguridad.

Puntualmente se le cuestionó al secretario por los casos de hurto con la ayuda de la escopolamina, que, en muchos casos, como los dos que ya se reveló, cuando se hacen los exámenes médicos no se detecta la sustancia o no queda rastro de la misma. Fernández aclaró que en Bogotá no se había visto el tema de “matar primero y robar después”, y obviamente el uso de sustancias también ha tenido un incremento en las cifras de este año; pero no en todos los casos se está usando la escopolamina.

“Hace muchísimos años que la escopolamina como la conocíamos no se usa, ahora se usan químicos derivados de calmantes y demás medicamentos que se venden bajo fórmula. No es que me echaron un polvito, o me echaron un humo, o me rociaron y me dejó fuera. Tiene que ser por ingesta”.

Aunque Infobae Colombia contactó a Medicina Legal, no contestó, dado que según este instituto, las entidades de salud son las que manejan de primera mano estos casos, quienes además tienen las cifras puntuales. Por lo tanto, se le preguntó a la Secretaría de Salud, quien aseguró que ellos no manejan los datos, solamente el tratamiento de los pacientes, básicamente, ‘se tiraron la pelota ambas instituciones’.

Pues bien, en una revisión documental a las estadísticas delictivas que maneja la Policía Nacional, se comprobó que del 1 de enero al 30 de abril de este año, la Dirección de Investigación Criminal e INTERPOL, DIJIN, registró 553 casos de víctimas con escopolamina, solamente en Bogotá. Así lo tiene contemplado la estadística en el apartado (armas medio). Esta se ha empleado en cuatro modalidades de hurto y en delitos sexuales. En el robo a personas es donde más se emplea esta droga, donde registra 484 casos, seguido por 29 cuando el hurto es a residencias. Para despojar de vehículos también se está usando la burundanga, pues se tienen reportados 11 casos de robo a carros y 4 a motocicletas.

Al respecto, el comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, mayor general Eliecer Camacho, explicó:

“Hasta que no haya un dictamen de Medicina Legal no se puede catalogar cuales son las sustancias empleadas; según en un consejo de seguridad, Medicina Legal nos dijo que la escopolamina está como mandada a recoger, ahora se usan otras sustancias adquiridas para dificultar la movilidad de las personas. Estamos detectando que en los establecimientos de comercio y en los bares es donde más se están presentado estos casos, es por esto que estamos adelantando varias campañas con este sector, para ayudar a detectar alertas y casos tempranos para combatir y mitigar estos casos”.

Ambas declaraciones ameritan una explicación más especializada sobre estas situaciones, ya que las autoridades consideran que el problema ya no es la escopolamina.

¿Qué dicen los expertos?

Alejandra Bello Benavides, Médico Especialista en toxicología clínica, de la Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud (FUCS) le explicó a Infobae Colombia que efectivamente si hay otras sustancias que se están involucrando en estos casos:

“En general las Sustancias involucradas son: Alcohol etílico, Benzodiacepinas, Hipnóticos no benzodiazepínicos, Barbitúricos, Fenotiazinas, Antidepresivos tricíclicos, Gama-hidroxibutirato, Gama-butirolactona y 1,4-Butanediol y Ketamina, entre otros, en la mayoría de los casos estos medicamentos son de control especial y solo deben ser dispensados con una formula médica, sin embargo estos medicamentos pueden ser conseguidos en el mercado negro y en muchos casos en droguerías de barrio donde los controles no son tan estrictos”.

Esto coincide con lo que señaló el médico y cirujano general Carlos Andrés Ariza Reyes, quién trabaja en urgencias y aseguró que en los casos que ha tratado, ha visto que la escopolamina es mezclada con otras sustancias.

“Estos delincuentes toman la escopolamina y la pueden utilizar en los licores, en alimentos sólidos como en chicles, bizcochos, bocadillos; se puede cigarrillos, por inhalación, también se puede en inyecciones, incluso en cremas, si las pueden contaminar ya que hay absorción de esta sustancia por medio de la piel”.

E psicólogo del proyecto Échele Cabeza, programa de la Corporación Acción Técnico Social, Daniel Rojas Estupiñán, otra fuente consultada por Infobae también concuerda con el hecho de que se está mezclando la escopolamina con otros medicamentos de prescripción, los cuales generan efectos sedativos, hipnóticos y depresores del sistema nervioso central.

El psicólogo añadió que uno de los principales efectos de la escopolamina es que genera alucinaciones acompañadas de paranoia, lo que lleva a que las personas se agiten, por lo que la mezclan con sedantes para que la víctima quede en un estado de indefensión.

Entretanto, Camilo Ernesto Nemeguén Arias, especialista en toxicología del Hospital Santa Clara, adscrito a la Subred Centro Oriente, de la Secretaría de Salud de Bogotá, y en la clínica de Marly, contó que en las instituciones oficiales se valora si el paciente llega por sus propios medios, o quienes lleguen en compañía de alguna persona o autoridad competente.

“Cuando se tiene sospechas de conductas delictivas, se le hacen una valoración inicial, donde se revisa la condición del paciente, en algunos casos se hace necesario llevarlos a las unidades de reanimación para empezar un proceso de vigilancia clínica; y luego se hace un análisis físico que determina que sustancias son las que se usaron. A partir de esto, sumado a los síntomas se determina si es necesario solicitar el acompañamiento psiquiátrico”.

No obstante, recalca el hecho de que en la mayoría de los casos ya no llegan los “escopolaminados”, ahora los pacientes llegan bajo los efectos de otras sustancias.

En el aspecto de tratamientos, siempre se recomienda que estos los realicen en un centro médico, ninguno de los especialistas consultados aconsejó algún remedio o mecanismo para contrarrestar la intoxicación en estos casos. La toxicóloga Alejandra Bello, por ejemplo, manifestó que en caso de sospechar o tener certeza que fue contaminado, se debe evitar la inducción de vomito ya que si se presenta alteración del estado de conciencia se puede presentar broncoaspiración y muerte.

De hecho, explicó cuales son los síntomas que se pueden percibir o ver en una persona que puede estar bajo los efectos de estas drogas: confusión, amnesia, incoordinación motora, dificultad para hablar, entre otras. Además, se debe sospechar de alguna intoxicación delictiva si se ven personas con golpes, traumas, costras hemáticas, abrasiones en las muñecas, si ven sujetos deambulando sin rumbo, etc.

¿Qué hacer si fui intoxicado o veo que alguien lo está?

El proyecto Échele Cabeza hace poco hizo un listado sobre cómo pueden suceder estos ataques, y que recomiendan como medida de ‘autocuidado’ para evitar ser víctima de estas situaciones.

Tomado del Twitter Échele Cabeza
Tomado del Twitter Échele Cabeza
Tomado del Twitter Échele Cabeza
Tomado del Twitter Échele Cabeza

A estas recomendaciones, el psicólogo Estupiñán añadió el hecho de rechazar cualquier trago, cigarrillo, gel antibacterial o producto que provenga de un extraño. Al igual que el mayor general Camacho, quién dijo que si las personas sienten que son víctimas o ven a alguien que lo está siendo, inmediatamente dar aviso al establecimiento, a las autoridades y/o allegados para que se puedan localizar fácilmente.

“En los carros o taxis aconsejaría como medida adicional, enviarle a alguien el trayecto que harán, las aplicaciones en general dejan compartir los viajes, si no, por el mismo WhatsApp se puede hacer en tiempo real y que se mantenga por varias horas”, concluyó el profesional de Échele Cabeza.

A esto se suma lo expuesto por la toxicóloga Bello: “Dirigirse inmediatamente al servicio de urgencias más cercano, si es posible, que cuente con disponibilidad de medico toxicólogo clínico, y poner el denuncio directamente con la policía nacional o con Medicina Legal”.

Por último, hay que señalar que los dos casos que expuso Infobae están impunes, desde el distrito manifestaron que ya se están implementando estrategias y medidas, las cuales ya están dando resultados y pretenden mejorar la situación en Bogotá en un corto plazo. Entre esas, el acceso a la justicia, el cual se está reforzando con 3 mil policías nuevos, junto con programas de atención a las víctimas.

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