Desde el pasado lunes 2 de mayo, más de 1.300 internos de la cárcel de máxima seguridad de Valledupar se declararon en huelga de hambre, en medio de una “jornada de desobediencia pacífica”, para manifestarse en contra de la que consideran como ‘negligencias institucionales’. Según los presos, se han visto sometidos a situaciones que violan, sistemáticamente, sus derechos humanos. Este novedad fue reportada a través de un comunicado firmado por el Movimiento Nacional Carcelario.
“En el marco de nuestra jornada de protesta estamos dispuestos a habilitar espacios de diálogo que cuenten con la participación de organizaciones e instituciones que sirvan de garantes de los compromisos que se pacten con base al siguiente pliego de peticiones: garantía a nuestra dignidad humana y derechos fundamentales y superación de prácticas que se convierten en una forma de tortura tal como está dispuesto en la legislación internacional de Derechos Humanos; en nuestra Constitución Nacional y en los Pactos y demás instrumentos sobre la materia suscritos por el Estado colombiano, que llaman al respeto pleno de la dignidad humana y los derechos fundamentales de las personas privadas de la libertad”, se lee en el comunicado.
Los privados de la libertad en la ‘Tramacúa’ le piden a la autoridad que los pasillos y las celdas se mantengan abiertas para que ellos puedan resguardarse del sol, pues, de acuerdo con ello, ellos deben permanecer “más de 10 horas a la intemperie y bajo temperaturas que alcanzan los 40 grados”. Así mismo, solicitan que se adecúe la infraestructura del centro carcelario para garantizar las visitas íntimas. Dicen que solo hay seis espacios en cada uno de los 12 pabellones para los más de mil internos.
“Pedimos que todos los reclusos sean tratados con el respeto que merecen su dignidad y valor intrínsecos en cuanto seres humanos (...) Han sido numerosas nuestras peticiones que hoy ratificamos, para que se mantengan abiertas las celdas y pasillos durante el día, a los que podamos acceder y así poder mitigar en algo esta situación de sobre exposición forzada al sol que hace más tortuosa nuestra privación de la libertad. Solicitamos garantías que nos permitan tener una vida digna a pesar de nuestras condiciones de prisión”, señala el comunicado”, se añade en el documento.
Los detenidos exigen una prestación oportuna y eficiente de servicios de salud, en la que se les dé prioridad a las citas que sean necesarias con especialistas y que se les garantice el suministro de medicamentos para los diferentes tratamientos que deban afrontar. Piden también recibir una buena alimentación, según ellos, reciben alimentos de mala calidad. Su comida, argumentan, está por debajo del gramaje reglamentario y por fuera de los horarios establecidos.
“La idea de ellos es llamar la atención de las autoridades que tienen que ver con el sistema penitenciario y carcelario y de los organismos de control para que haya compromisos serios, ya que estas peticiones han sido reiterativas, pero se les atiende con paliativos y terminan ocurriendo casos lamentables como muertes por desatención médica”, expresó Patricia Obando, defensora de derechos humanos que apoya el Movimiento Nacional Carcelario.
Ocho de los 12 pabellones de la ‘Tramacúa’ se sumaron a la huelga de hambre para pedir, a su vez, “visitas familiares en condiciones dignas, precios justos en expendios, papelería y telefonía, y una eficiente prestación del servicio del área jurídica”.
“La negligencia institucional de todo nivel no nos deja otra opción que las vías de hecho y el ejercicio del derecho a la protesta pacífica hasta tanto el gobierno nacional y las instituciones que lo representan en materia penitenciaria y carcelaria se comprometan a darle solución de fondo a las numerosas problemáticas y necesidades que afrontamos los privados de la libertad en este centro de tortura”, se precisa en el comunicado.
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