La semana 15 del boletín semanal, del 10 al 16 de abril la cual es la más reciente, muestra que, en Colombia, en lo corrido del 2022 se notificaron 8 muertes por causas asociadas a la desnutrición en menores de cinco años. Si se compara el mismo periodo del año pasado, se encuentra que creció el doble.
De hecho, según la Asociación de Empresas Gestoras del Aseguramiento en Salud en Colombia, Gestarsalud, asegura que, en total, van 84 fallecimientos por desnutrición en niños menores de cinco años, en lo corrido del 2022. Esto significa a la fecha, que el país se acerca a la mitad de las muertes registradas por desnutrición que se notificaron el año pasado.
El Boletín Epidemiológico Semanal, BES, evidencia las ciudades y departamentos donde se registraron los últimos casos:
“en las entidades territoriales de Amazonas, Barranquilla, Bogotá, Bolívar, Boyacá, Buenaventura, Casanare, Cesar, Chocó, Cundinamarca, La Guajira, Quindío, Santander y Tolima en comparación con el histórico correspondiente a semana epidemiológica 15 entre 2014 a 2021. En las entidades territoriales restantes no se observaron variaciones”.
Esto último llama la atención si se tiene en cuenta que, de las 38 entidades territoriales de Colombia, en 26 se han reportado fallecimientos por desnutrición. Solamente en Cali, Cartagena, Caldas, Arauca, San Andrés, Vaupés, Sucre, Guainía y Guaviare, no han registrado muertes.
Para presentar mejor la situación, el Informe de Evento del Instituto Nacional de Salud, INS, en el periodo epidemiológico II de desnutrición aguda moderada y severa en menores de cinco años; muestra que hay 3.156 casos a nivel nacional. En comparación con el mismo periodo del año pasado, donde se habían notificado 2.224 casos, quiere decir, este año se incrementó un 29,5 % la desnutrición en el país.
Según el INS, en 11 departamentos y Bogotá, se presentan “comportamientos inusuales”; además, delimitando por edades, hasta los 5 años, de los 3.156 registrados: 470 son de menores de 6 meses, lo que significa el 14,9 % de los casos; 587 tienen entre 6 y 12 meses, representando el 18,6 %; y finalmente, los niños de un año o más tienen el 66,5 % de las notificaciones, con un total de 2.099 menores. Como dato adicional, hay 103 casos, el 3,3 % del registro, que son menores de nacionalidad extranjera.
Aunque los datos son similares, delimitando por género, los niños son los que más casos presentan, 1.721, siendo el 54,4 %, mientras que las niñas registran 1.435, lo que significa el 45,5 %. Cabe resaltar, que, según la Organización Mundial de la Salud, OMS, define la desnutrición aguda infantil como el bajo peso para la estatura; esto se presenta cuando el peso del niño está por debajo de las métricas estandarizadas por el peso esperado para la estatura.
Teniendo esto claro, el 74,2 % de los casos, 2.342, son considerados como desnutrición aguda moderada, mientras que el 25,8 %, 814, son de desnutrición aguda severa.
Uno de los anexos importantes, son los casos en población indígena y migrante, allí se aprecia que Bogotá es la ciudad donde existen más casos, 849 en total de la población, lo siguen Antioquia con 223 casos, Cundinamarca con 219 y La Guajira con 196. En contraste, San Andrés es la que menos casos reporta 3, lo sigue Amazonas con 8 y Buenaventura con 11 niños reportados.
Un artículo de la Revista Crianza y Salud, de la Sociedad Colombiana de Pediatría, les aconseja a los padres que no se preocupen tanto por las porciones de comida, pues, si el niño está creciendo bien, quiere decir que infiere los alimentos suficientes, de no ser así, sugieren dirigirse al pediatra. Por ejemplo, para el desayuno pueden optar por darle cereal, bajos en azúcar, y en caso de que los niños gusten del dulce, se le puede mezclar a esto frutas como: fresas, arándanos, duraznos o bananos.
Otro ‘tip’ es invitar a que los niños se ayuden a prepararse sus comidas, ya que incentivará a la ingesta más fácil, sin rechazar alimentos. La presentación puede jugar un aspecto fundamental, alimentos con formas curiosas, bolsas de refrigerio decoradas, agregar ingredientes sorpresas a las comidas, además, buscar diferentes texturas y colores a la hora de comer.
Si hay un niño “remilgado” o difícil para comer, el artículo asegura que en algunos casos es por “naturaleza”, es por esto que aconsejan ofrecer alimentos del mismo grupo, con el fin de obtener una dieta balanceada. Por ejemplo, si no quieren comer vegetales verdes, se pueden ofrecer vegetales amarillos o anaranjados; si el problema es la leche, baja en grasa en lo posible, se puede cambiar por leches saborizadas, quesos o yogures, también bajos en grasas; para las carnes magras se pueden reemplazar por pollo, pavo, pescado o cerdo. Lo importante es que reciban una dieta balanceada.
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