La niebla que se desvanece y revela las historias de mujeres en el páramo del Sumapaz; la travesía a los Llanos Orientales para dar con el paradero de un hermano desaparecido; y los cuerpos que navegan por el Magdalena en búsqueda de “cristiana sepultura” son los protagonistas de tres libros que abordan la violencia en Colombia y fueron el eje central del conversatorio: ‘Nuevas miradas sobre el conflicto en la literatura’, presentado en el marco de la Feria del Libro de Bogotá.
A Laura Ortiz, autora de Sofoco; Laura Acero, de La paramera; y Leonardo Gil, de Celebraciones; los vinculan las letras, la juventud y los relatos en los que reivindican las voces de colombianos, en su mayoría campesinos y campesinas que han padecido la violencia en carne propia, en los que exaltan la memoria y las formas de resistir al conflicto en un país que se ha reconocido - y se sigue reconociendo- en la tragedia.
“Hay algo que me parece interesante de este encuentro y estas obras, y es que la guerra puede ser entendida desde muchos discursos y lugares. Y son tantos los discursos y los lugares que es difícil aterrizarlo en lo sensible. Creo que la literatura lo que nos puede dar es texturas, presión, calor, olfato. Cómo se siente esto”, dijo la autora de Sofoco (Laguna Libros) durante el encuentro en el que resaltaron estas nuevas miradas.
En la charla, organizada por la Comisión de la Verdad en alianza con el Instituto Distrital de las Artes (Idartes) como apoyo al proyecto cultural ‘La Paz se toma la palabra, la cual fue moderada por Lina Castaño, se abordaron temas como las dificultades para narrar el conflicto armado en el país, la sensibilidad para tratar episodios como las ejecuciones extrajudiciales, y la necesidad de buscar nuevas perspectivas para contar historias que han sido recurrentes en la ficción nacional.
En este espacio realizado en la Plazoleta del Museo de Arte Miguel Urrutia de Bogotá (MAMU) se leyeron algunos fragmentos de los textos en los que los autores explicaron el origen de las obras, las voces que acompañan estos relatos y la urgencia de seguir contando la historia del país, que es la historias de las víctimas, a través de la literatura y con enfoques que nos permitan ponernos en sus zapatos y entender su realidad.
“Yo quiero hablarle a alguien que tenga la curiosidad de entender qué está pasando detrás de las ejecuciones extrajudiciales, pero también detrás de esta historia que está en segunda persona. Y no solo la curiosidad sino la sensibilidad para entender cuánta urgencia hay detrás de estos casos y cuánto se repite en nuestra historia. Hace dos semana tuvimos el escándalo en Puerto Leguízamo. Hay una urgencia y un punto en el que uno solo puede entenderlo en escala sensible”, dijo el autor de Celebraciones (Himpar editores), Leonardo Gil, durante el conversatorio.
Los tres autores concuerdan que sus libros son ensayos en los que buscan “poner la imaginación al servicio de lo incomprensible” y los medios para contar sucesos complejos y profundos de pobladores que habitan, en su mayoría, la ruralidad, con sus silencios, su espiritualidad y entre recuerdos que guardan con recelo y que hacen parte de los retazo de la historia del conflicto armado en Colombia.
A su vez, los escritores coincidieron en publicar sus obras en editoriales independientes, sellos como Laguna Libros e Himpar editores, que le han apostado a nuevos talentos y a nuevas formas como: Sofoco, que recopila nueve relatos de personajes que habitan localidades del país que han sido escenario del conflicto armado; La paramera, que cuenta las historias de mujeres campesinas en el páramo de Sumapaz; y Celebraciones, que narra la historia de dos hermanos que buscan reivindicar la memoria en medio de un caso de los mal llamados ‘falsos positivos’.
“Como promotora de lectura creo que mi labor está más cercana a la del terapeuta que a la que está enseñando un arte. Se trata, sobre todo, de permitirnos que la palabra nos empiece a curar y a sanar, también como sociedad. Después que uno provoca la palabra, y llega el llanto y la historia ¿Cómo hacer para que eso sea reparador y sanador?, y no algo antiterapéutico y termines provocando un desastre peor como resentimientos”, dijo Laura Acero.
Al finalizar el conversatorio, los organizadores recomendaron visitar la exposición “Huellas de desaparición. Los casos de Urabá, Palacio de Justicia y territorio Nukak”, que exhibe los hallazgos investigativos de un proyecto entre la Comisión de la Verdad y Forensic Architecture, agencia de investigación con sede en Goldsmiths, Universidad de Londres.
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