“Vengo a reconocer que siendo jefe del Estado Mayor de la Brigada 15 móvil, existía una banda criminal de la cual tuve conocimiento, la cual no denuncié, ni investigué y que fue creada con el único fin de incrementar los resultados operacionales”. Así empezó su discurso de reconocimiento a la verdad el teniente coronel (r) Rubén Darío Castro Gómez, en la audiencia pública realizada por la JEP en el auditorio de la Universidad Francisco de Paula Santander, en Ocaña (Norte de Santander).
El militar retirado y compareciente en la justicia transicional aceptó su responsabilidad en los asesinatos de varias personas inocentes en el marco del conflicto armado en Colombia. Uno de los casos en los que aceptó su participación el comandante de la Brigada 15 fue el de los ‘falsos positivos’ de Soacha.
“Asumo mi responsabilidad en la ejecución extrajudicial de los jóvenes de Soacha en 2008. Y fue mi responsabilidad porque seguí impulsando las políticas impartidas por el comandante del Ejército Nacional, Mario Montoya Uribe, quien nos exigía y presionaba para incrementar los resultados en combate”.
Durante su intervención, el oficial que fungió como comandante de la brigada móvil, explicó cómo funcionaban las presiones dentro de la institución militar para lograr el aumento en el número de muertos. “El comandante (Mario Montoya) exigía resultados a través de todos los medios de comunicación. En reuniones privadas comparaba los resultados operacionales. Soy consciente que llevé a mis subalternos a cometer este tipo de delitos que eran totalmente falsos”.
Además aseguró que durante 2007 y 2009 firmó documentos en los cuales legalizó la muerte de inocentes sin verificar como se realizaban las operaciones militares. Y encima, realizaba pagos con dineros de fondos reservados para retribuir la información falsa que llevara al asesinato de civiles. “Nunca ejercí ningún tipo de verificación, por eso contribuí a que se aumentaran los números de muertos en combate como diera lugar, sin medir las consecuencias”.
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Castro Gómez también sostuvo que aunque conocía las denuncias sobre las anomalías que se presentaban en su batallón, nunca tomó una acción para detener las ejecuciones extraoficiales. “Yo era el máximo responsable en dar cumplimiento a la doctrina militar. Para esto no fuimos formados. Creamos una banda criminal y no defendimos a la población”.
El compareciente de la JEP también le mandó un mensaje a la madres de los jóvenes reclutados en Soacha, y asesinados en 2008 en el Catatumbo, los cuales fueron presentados como bajas en combate. “Agradezco su proceso para conocer la verdad y hacerme dar cuenta de las cosas que hicimos. La verdad tiene muchos huecos para llenar y esperamos seguir aportando a la realidad que quieren escuchar”, finalizó.
Es de anotar que el 7 de octubre de 2008, el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez dijo en alocución presidencial y en horario prime de la televisión colombiana: “Los muchachos de Soacha no se fueron precisamente a coger café, lo hicieron con propósitos delincuenciales”.
Por su lado, una de las víctimas que intervino en esta diligencia de reconocimiento fue Eduvina Becerra, quien le pidió a los comparecientes limpiar el nombre de sus familiares, que eran campesinos y trabajadores y no guerrilleros como los tildaron en su momento. “Queremos que hoy digan que no eran ningunos combatientes”.
Finalizó su discurso afirmando que todavía falta mucho para que se sepa la verdad de los ‘falsos positivos’. “No más crímenes, no más sangre, no más dolor, no más llantos, no más dolor, no más tristeza, no más robo de cariño a nuestros hijos, madres y padres, queremos que esta audiencia sea para no más repetición, queremos la paz”, concluyó.
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