El viernes 22 de abril fue un día complicado para la seguridad de la ciudad. Bogotá reportó tres desaparecidos en circunstancias extrañas, que lograron que las autoridades actuarán de forma inmediata y se pudieran encontrar a los tres ciudadanos. Las victimas habrían sido tres hombres jóvenes: Hernán Felipe Mejía, Juan Andrés López y Jaime Andrés Vega;
Sin embargo, cabe resaltar que la historia no fue la misma para los tres ciudadanos, pues en el caso de Mejía murió luego de una convulsión, por aparente sobredosis. En el caso de los otros dos jóvenes también fueron drogados pero sus organismos reaccionaron de forma diferente a la sustancia suministrada por los delincuentes que, además, les robaron sus pertenencias.
Estos no serían los únicos casos en el que el modus operandi es el uso de estupefacientes, pues el 25 de abril se conoció el caso de una menor de 17 años que fue violentada sexualmente mientras se trasportaba en un taxi; y para lograr el cometido el agresor hizo uso de la escopolamina.
Otro dato que preocupa en los registros de Medicina Legal, es donde se revela que en Bogotá, en los tres primeros meses del años 2022, se han reportado 23 desapariciones involuntarias, 148 ausencias voluntarias, 9 desapariciones por fallecimiento, seis involuntarias relacionadas con algún trastorno mental y 352 casos en los que las autoridades no han obtenido información.
Además, de acuerdo con expertos citados por Caracol Noticias, hay un subregistro grande de víctimas que no denuncian luego de ser objetivo de bandas delincuenciales que les aplicaron algún tipo de sustancia para despojarlos de sus pertenencias y cometer otro tipo de crímenes.
“El uso de la escopolamina ha aumentado sustancialmente en los últimos tiempos. Los criminales, especialmente bandas criminales, porque esto no se hace en solitario, son bandas de criminales que utilizan esta sustancia peligrosa y se ubican en zonas de esparcimiento, en restaurantes, en sitios donde puedan ser de fácil captación las víctimas”, anotó el psicólogo forense Belisario Valbuena al medio colombiano.
En esta misma línea César Augusto Hernández, investigador y perfilador criminal de la Universidad Manuela Beltrán, explicó a El Tiempo que en el caso de la escopolamina es popularmente usada por criminales debido a que es de fácil suministro y es difícil que la víctima la detecte con facilidad.
“El modus operandi más común es poner la sustancia en las bebidas. Cuando la víctima descuida su trago, el delincuente aprovecha para hacerlo; no obstante, también lo hacen en chocolates y dulces”, anotó el investigador.
Otra de las razones es que la escopolamina tiene efectos inmediatos como: un estado de somnolencia o sueño profundo, que va precedido frecuentemente de un estado de pasividad completa de las víctimas, quienes se convierten en seres muy sugestionables y fáciles de convencer; lo que hacen que la persona afectada por la sustancia no tenga claridad de los ocurrido ni de quién le habría dado la sustancia.
Y a futuro puede ocasionar un deterioro significativo en el sistema nervioso centras que crea: confusión, desorientación, agitación motora, delirio, alucinaciones visuales y auditivas; de acuerdo con un articulo de los psicólogos Sandra Milena Camelo Roa y Alfredo Ardila, desde el punto de vista de las pruebas de memoria y de inteligencia, el cuadro es muy similar al deterioro natural que se observa en individuos de edad avanzada.
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