La militancia en la guerrilla del M-19 persigue al candidato presidencial Gustavo Petro, más que a otros exmiembros de ese grupo armado, y por el mismo camino el recuerdo de la acción armada más importante: la Toma del Palacio de Justicia en noviembre de 1985. En entrevista con la revista Bocas de la Casa Editorial El Tiempo, el líder del Pacto Histórico se refirió a ese momento y por qué no ha pedido perdón a las víctimas.
Para el 6 de noviembre de ese año, cuando inició la toma del Palacio de Justicia, Petro se encontraba preso en la cárcel La Modelo de Bogotá, luego de haber sido capturado en el barrio Bolívar 83 de Zipaquirá. Álvaro Fayad, entonces comandante del M-19, conformó un selecto grupo de 35 guerrilleros (según determinó el Informe Final de la Comisión de la Verdad conformada para ese hecho) para entrar al edificio, eran 41, pero seis de ellos no alcanzaron a ingresar.
“Yo no tomé el Palacio. La organización, colectivamente, aceptó que fue un enorme fracaso y una enorme equivocación. Yo no tomé ninguna decisión respecto al Palacio, porque no podía, estaba preso. Yo estaba subordinado militarmente”, le dijo Petro en entrevista a El Tiempo.
El candidato presidencial afirmó que estaba subordinado militarmente, y por esa razón en sus análisis posteriores se ha desligado de ese tipo de organización, porque lleva a que los ejércitos tengan un “espíritu de cuerpo”.
Durante la entrevista, Petro sostuvo que “el perdón tiene que ser seguido de la no repetición”, que se denominaría un acto de contrición y que debería partir de identificar lo que él considera una contradicción entre la versión oficial y la “versión interna” de los hechos, que es la que él posee.
Según Petro, “la historia oficial es falsa”. “La garantía de no repetición tiene que ver con descubrir por qué una organización llega a tomarse el Palacio y por qué un Estado llega a acabar con todo lo que había en el Palacio, incluida la Corte Suprema”, sostuvo el candidato del Pacto Histórico al editor de Bocas, Mauricio Silva.
La versión de Petro sobre el Palacio de Justicia
En el libro autobiográfico Una vida muchas vidas, el actual senador y candidato relata la versión que considera más apegada a la verdad de los hechos que sucedieron entre el 6 y el 7 de noviembre de 1985. Una polémica postura que no ha sido resuelta por la sombras que empañan aún la verdad de ese operativo guerrillero y militar.
El candidato escribió que el M-19 pretendía reiniciar el proceso de paz que se llevaba entonces con el gobierno, con la toma del Palacio de Justicia. Su intención era que se estudiase un proceso contra el presidente Belisario Betancur por haber, supuestamente, roto la tregua con el movimiento guerrillero.
“El M-19 nunca tuvo la intención de atentar contra los magistrados de la Corte Suprema”, escribió Petro. Para entonces el movimiento había logrado una victoria militar en Yarumales y consideraba que la vía armada podía permitirle un operativo de tal envergadura, pero no calculó la respuesta del Ejército.
“El Gobierno jamás tuvo la intención de salvar sus vidas. El Ejército tenía dos grandes motivaciones para entrar a la fuerza y retomar el Palacio. La primera era la relación entre varios miembros de la cúpula con Pablo Escobar y Rodríguez Gacha, una realidad que ha sido silenciada completamente por la prensa”, sostiene el candidato.
Esa versión no ha sido probada. Lo cierto es que la toma dejó 94 personas muertas y 11 desaparecidos, por obra militar. Además, el Plan Tricolor como se denominó la retoma, no contemplaba el rescate de rehenes, sino los resultados decisivos, según reconstruyó la Comisión de la Verdad conformada para realizar un informe posterior.
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