Los buses de TransMilenio impulsados por gas impactaron positivamente en el ambiente de Bogotá, asegura estudio

Una investigación adelantada por la Universidad de los Andes, concluye que el cambio de la flota de buses afectó de forma positiva la calidad del aire en la ciudad, pero afirma que no es suficiente para llegar a niveles óptimos.

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Aunque la situación ha mejorado, no es suficiente para que la ciudad tenga el aire adecuado para la ciudadanía. Foto Colprensa
Aunque la situación ha mejorado, no es suficiente para que la ciudad tenga el aire adecuado para la ciudadanía. Foto Colprensa

El estudio comenzó en el año 2015, con un grupo de investigadores de la Universidad de los Andes; estos se cuestionaron sobre la exposición a la que se sometían las personas, por la contaminación del aire en Bogotá. Para ello analizaron a los ciudadanos y su movilidad en cada medio de transporte (buses públicos, bicicletas, TransMilenio, entre otros).

Esto terminó con una publicación en la revista académica, Environmental Science & Technology. El estudio encontró el impacto que tuvo el cambio de buses de TransMilenio para el ambiente de la capital; esto en función de los vehículos cuyo combustible es el gas. A partir de 2019 comenzó la ‘renovación’ de la flota de buses del sistema articulado que finalizó hacia septiembre del año 2020.

Ricardo Morales Betancourt, profesor del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de los Andes explicó: “con el estudio, en el que comparamos la exposición a los contaminantes del aire según los modos de transporte, obtuvimos una bandera roja: la contaminación en Transmilenio era más alta que en cualquier otro medio, por lo que decidimos enfocarnos más en ese sistema”.

Dicho artículo muestra como el cambio de más de 1.100 buses que funcionaban con diésel, que operaban desde el año 2000, a buses cuyo combustible era el gas natural, redujeron en un 80 % la exposición de los usuarios al hollín y también, se vio una disminución del 78 % en material particulado fino, cifras tomadas entre el 2015 y 2017 comparadas con las presentadas en 2020.

Según el Consejo para la Defensa de Recursos Naturales, NRDC, por sus siglas en inglés, el carbono negro es una amenaza tanto para la salud pública como para el clima.

“Un carcinógeno conocido y contaminante potente, el carbono negro se emite por los vehículos diésel a través de la región, exponiendo a millones de personas a aire nocivo y agravando aún más el cambio climático. (...) Los expertos de la salud han vinculado la exposición al carbono negro con la disminución de la función vascular y problemas respiratorios, incluyendo el asma agravado, la disminución de la función pulmonar y la inflamación pulmonar. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha determinado que el escape de diésel, la contaminación del aire exterior, y el material particulado (que incluye al carbono negro) causan cáncer”.

Según el estudio de la Universidad de los Andes, los viajes en TransMilenio excedían la dosis máxima de carbón negro y material particulado que puede soportar un ser humano. Se tuvieron en cuenta, tanto a los pasajeros de los buses, como a los transeúntes que iban cerca a la vía de los articulados.

Esto se logró gracias a la medición que hicieron los investigadores de 3 tipos de contaminantes del aire, a través de monitores portátiles que los ingenieros lograron llevar dentro de los buses. Estos datos se recopilaron principalmente en las horas pico siendo estas entre las 7 y las 10 de la mañana. De hecho, se logró no solamente determinar cuánto disminuyó la contaminación generada por los articulados con estos combustibles, sino que, además, se logró ‘desmitificar’ la idea que “TransMilenio” no contaminaba tanto”; el estudio demostró todo lo contrario, al punto de demostrar que estos vehículos afectaban la calidad de vida de sus usuarios.

Según El Espectador, la investigación continuará por parte de la universidad, ya que comenzarán a valorar el impacto que tendrán los buses azules del SITP, los cuales serán eléctricos, por lo que lo niveles contaminantes variarán, lo que demostraría un que el sector público si está implementando medidas para mejorar las condiciones ambientales de la ciudad. No obstante, la calidad del aire en Bogotá aún no es óptima, principalmente por el transporte por carreteras y de vehículos particulares.

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