Anjah, la bailarina viral por sus presentaciones en TransMilenio, busca sorprender en el Festival de Cannes

Junto con el artista plástico y director de cine Leo Carreño no solo filma en buses y estaciones de Bogotá, también da clases. Infobae Colombia habló con ella

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Ángela Córdoba, a sus 15 años, participó en el American Ballet Competition 2008, y obtuvo el primer lugar. Luego en el Youth America Grand Prix ganó dos becas de estudio en The Washintong Ballet y en The Rock School for Dance Education en Philadelphia

Diariamente, más de cuatro millones de ciudadanos se movilizan en TransMilenio —según el Distrito—, cada uno de ellos con su afán, sus problemas, su mundo. Sin embargo, hay ocasiones en las que los caminos y las miradas de los pasajeros se cruzan. En el sistema de transporte masivo de Bogotá normalmente sucede cuando una jornada de protesta obliga a los ciudadanos a bajarse de los articulados y caminar hasta sus destinos: aunque cada uno es un mundo, en ese momento comparten frustraciones, cansancio y una historia.

La más reciente jornada de protesta que se vivió en la capital fue a causa de la restricción al parrillero en moto ordenada por la Alcaldía, en ese contexto, con los buses detenidos y pasajeros abriendo las puertas para bajarse a caminar, algunos se cruzaron con Ángela Córdoba, también conocida como Anjah, una joven que se subió a uno de los articulados y, de un momento a otro, empezó a bailar. Se colgó del tubo, subió la pierna, la apoyó en la puerta abierta, dio unas cuantas vueltas y se bajó. Un usuario decidió quitarse de su lado, otros la vieron apenas segundos y corrieron la vista, no fuera a ser que les pidiera unas monedas. Pocos entendieron lo que pasaba, mucho menos se dieron cuenta de que, desde la estación, alguien la grababa.

El video se subió en TikTok y se hizo viral, en menos de 24 horas ya había alcanzado más de 300.000 vistas y miles de comentarios. Paradójico: aunque en las grabaciones las personas que se situaban al lado de la bailarina profesional no la miraban, al verla en redes ni parpadeaban, aunque aún sin entender lo que ocurría. El perfil en la plataforma de videos cortos estaba recién creado donde fue compartido le pertenece a Leo Carreño, un director de cine, quien además había publicado otros dos videos en los que se veía a Anjah bailando dentro de un articulado y en una estación de TransMilenio.

¿Qué animaba a esa mujer a subirse a los buses, abrir las piernas, dar vueltas, si no era pedir dinero?, ¿una nueva forma de protesta?, ¿una campaña publicitaria? No, un premio en el Festival de Cine de Cannes. Infobae Colombia conversó con Córdoba y Carreño sobre lo que sucedió ese día y los acompañó en una de sus particulares ‘tomas’ al sistema masivo de transporte.

Anjah, la bailarina que se toma TransMilenio con ballet. Ilustración hecha con fotos tomadas de @danzakihai - Infobae
Anjah, la bailarina que se toma TransMilenio con ballet. Ilustración hecha con fotos tomadas de @danzakihai - Infobae

‘Delirium’: Un corto para Cannes

Este año, la plataforma de TikTok, con su formato corto y vertical, se convirtió en patrocinador de uno de los festivales de cine más importantes del mundo, el de Cannes, abriendo una nueva categoría, llamada #TikTokShortFilm, en la que los creadores de contenido pueden participar publicando un corto de hasta 3 minutos grabado de manera vertical y en la famosa red social.

Carreño es artista plástico y director de cine y no quiso dejar pasar esta oportunidad. Se unió con Anjah, bailarina profesional de ballet y maestra de corporalidad, para realizar el corto que ya está participando en el festival de cine. Para el director la idea es ‘transgresora’, pues el solo hecho de que un festival de cine abra un espacio para grabaciones cortas y en formato vertical da cuenta de que el futuro está cada vez más cerca y, de la misma forma, él quiso irrumpir con su idea en la cotidianidad de la fría Bogotá y sus habitantes.

Bailarina de ballet sorprende en TransMilenio

“La convocatoria de Cannes me motivó a realizar esta pequeña producción en los espacios urbanos, me uní con Anjah para eso y surgió todo el fenómeno mediático desde la misma plataforma que, igualmente, es un impacto que busca el mismo festival. Es una sorpresa grata”, contó el director.

Por su parte, la mujer que empezó a bailar “desde la panza” —según contó— se unió a su idea y nos explicó cuál es su papel en el corto:

“Mi personaje es Carla, ella está dentro de una sociedad anestesiada y mecánica donde todo parece morir por medio de la cotidianeidad alienante. Dentro de su rutina hay rupturas, crea un viaje, pequeños espacios donde recuerda, sueña y delira con gestos y movimientos de ballet que se van trasformando en un frenesí de libertad cada vez más orgánicos”.

Antes de publicar la versión final de ‘Delirium’, compartieron tres pequeños pedazos de los bailes que Anjah había hecho en TransMilenio que fueron una bomba en internet. Cuando a Córdoba se le preguntó ¿qué sintió al estar en la estación y el bus bailando frente a decenas de pasajeros?, su respuesta fue “indiferencia”, no obstante, estaba sorprendida con lo que había causado en redes. No solo había cientos de personas manifestándole su admiración por su talento y valentía, también unos cuantos violentos que aseguraban que si la hubieran visto “mostrando todo y abriendo las piernas”, la “bajaban a patadas”; ambas caras de la moneda son “una clara muestra del caos y la crisis que hay en la sociedad”, según la bailarina.

Anjah, Julián y Ana practicando ballet en TransMilenio. Foto: Infobae
Anjah, Julián y Ana practicando ballet en TransMilenio. Foto: Infobae
“Fue muy espontáneo todo, era una cosa que debía salir ya. No tenía tiempo de preparar una coreografía o de que Leo preparara todo un equipo… Nos reíamos después al ver las tomas y bromeábamos, ‘qué gran director, hacer un trancón y tener tantos actores’. Pero fue aprovechar lo que realmente está pasando en la sociedad”, declaró Anjah.

La intención de ‘Delirium’ es reflejar lo ‘anestesiada’ que está la humanidad, viviendo cada uno bajo su afán, sin percatarse de lo realmente importante. Lo mejor es que no necesitaron extras, actores o un equipo muy grande para hacerlo, porque los pasajeros que tuvieron la oportunidad de cruzarse con Anjah ese día, no apartaron la vista de sus celulares o la ventana, evitando por completo cualquier interacción con esa mujer extraña. Nadie le hizo un comentario, ni se le acercó a preguntarle qué hacía.

Para Carreño las reacciones de quienes estuvieron en el momento en que se grabaron los videos corresponden a que “sintieron una ruptura dentro de un montón estructuras convencionales y arraigadas a una rutina y a unos ritmos. El impacto realmente es romper con esas estructuras del día a día que lleva la gente dentro de estos espacios masivos, es la inusualidad y lo inesperado”.

Las más de 300.000 reproducciones en redes y el video que se sigue compartiendo en TikTok, Twitter, Facebook e Instagram le mostraron a Anjah que más allá de una idea transgresora para un corto, lo que habían hecho era quitarle la anestesia a un montón de personas. Ahora ella quería ver si serían capaces de ‘tomarse’ junto a ella el TransMilenio, con baile e improvisación, por eso convocó a una clase de ballet en una estación del norte de Bogotá.

Una clase fuera de los estereotipos

Eran las 3 de la tarde del miércoles 13 de abril cuando, ante la mirada curiosa de los usuarios del transporte público en la estación de Los Héroes, tres personajes realizaban estiramientos y buscaban un bafle para colocar música clásica. Esa era Ángela Córdoba Anjah— junto a dos personas, Ana y Julián, quienes, al ver un video suyo que se hizo viral, acudieron a su llamado para una clase de ballet en TransMilenio. Casualmente, ambos son estudiantes de baile, y decidieron dejar el salón tradicional para ‘desarticularse en un articulado’ junto a la bailarina profesional.

Hasta ese lugar llegó Infobae Colombia y captó la indiferencia de quienes, en su afán, pasaban frente a los bailarines corriendo para que no los fuera a dejar su bus; también la indiferencia de las miradas inquietas, incluso personas que parecían querer animarse a bailar, pero se dejaron vencer por la pena. Anjah inició con estiramientos básicos y luego usó las barras de las estaciones para hacer las posiciones básicas del ballet clásico.

Para Julián, tener una clase de ballet en TransMilenio fue sin duda algo que lo sacó de su zona de confort: “La academia se ha encargado de encuadricularnos a los estudiantes y bailarines con cánones estéticos, físicos y espaciales. Te recibe diciéndote ‘bienvenido a este salón de clases’ y te pone en un estado de alerta, no sabes qué viene después”.

‘Plie’, ‘Jeté’, ‘Tendú’ y ‘Relevé’ fueron algunas de las palabras clave que Anjah repetía y los jóvenes seguían a cabalidad en medio la clase. No obstante, para llevarse la más alta calificación, Anjah no quería que sus pupilos siguieran una coreografía y cumplieran con una técnica. El gran final de la clase era la improvisación en la estación y ser capaces de abordar un articulado cualquiera para bailar.

Anjah, Julián y Ana improvisaron con sus pasos de ballet ante los pasajeros de TransMilenio

Hicieron del pasillo de un bus su escenario y bailaron, danzaron, improvisaron, frente a un público que, una vez más, decepcionó con su indiferencia. Mientras se tomaban el espacio, detrás de ellos con su celular iba Leo Carreño, director de cine, grabando todo para TikTok.

Ana, por su parte, destacó que el video de Anjah y su propuesta de ocupar este espacio público con arte era especial: “Es algo que políticamente trasciende y que rompe todo lo cotidiano, además que también supone un riesgo pararse frente a un público tan hostil como lo es Transmilenio … es bajar de ese pedestal artístico y elitista, sobre todo al ballet, para llevarlo a todos”.

Aunque desde muy niña Ángela Córdoba se preparó para ser bailarina profesional de ballet y lo logró, algunos estereotipos y reglas de ese mundo la hicieron buscar otras artes que le permitieran expresarse a través de su cuerpo, sin límites.

A lo largo de su vida ha vivido en Estados Unidos, México, Cuba y Colombia, descubriendo sonidos y expresiones artísticas que le permitieran ser ella, en cuerpo y alma; todo ese recorrido la ha convertido en una mujer que no solo enseña ballet clásico, a su manera, sino que también da clases sobre conciencia corporal, yoga y somática a través de un proyecto propio llamado Danza Ki Hai.

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