El candidato presidencial por la coalición de izquierda Pacto Histórico, Gustavo Petro, despertó polémica durante esta Semana Santa pese a no haber tenido más de una actividad de campaña en estos días festivos. El escándalo surgió luego de que se supiera que Juan Fernando Petro, hermano del político, había visitado a Iván Moreno y a otros condenados por corrupción en la cárcel La Picota, de Bogotá.
Luego de que Petro respondiera a la emisora La W que Juan Fernando —trabajador de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz— estaba trabajando en un proyecto de perdón social con estos condenados, políticos de todos los sectores —incluidos sus contrincantes— respondieron y hasta pidieron que renunciara a su aspiración presidencial.
El candidato tuvo que salir a explicar qué hace su hermano en la Comisión Intereclesial, mostró la carta en la que invitaban a la ONG a la prisión para discutir temas de derechos de los presos y admitió que Juan Fernando Petro no fue enviado a La Picota nombre de la campaña.
En pleno viernes santo, Gustavo Petro respondió una entrevista para la revista Cambio para hablar de este y otros temas. Añadió un elemento adicional a la polémica: según el candidato de izquierda, la Fiscalía General de la Nación estaría llevando a cabo una estrategia de entrampamiento contra él y su campaña, de modo que varios de sus colaboradores cercanos actúan con mucha cautela ante determinadas situaciones.
El candidato anotó que le han puesto trampas desde varios frentes, como tratar de seducir a personas cercanas a él con sumas de dinero para la campaña, que luego serían señaladas como dinero caliente ante la opinión pública.
Por ejemplo, Gustavo Petro dijo que en una actividad que hubo en el Hotel Tequendama, en el que estuvo presente la senadora electa Piedad Córdoba, “se dice que ahí estaban los mexicanos que terminan siendo de la DEA, que tenían dineros en efectivo, bastante, y que me estaban buscando bajo la idea de que iban a hacer un aporte a la campaña. Ellos creyeron que iba a recibir el dinero en efectivo, como si yo no supiera qué pasa con eso”, aseguró en la entrevista.
“Nunca hubo ese contacto, nunca pasó, pero sí pasó con el hermano de Piedad. [...] Ya la justicia determinará si recibió o qué era lo que estaba haciendo, pero eso iba con destino a mí, o sea, lo que buscaban no era al hermano de Piedad: lo que buscaban era a Petro”, dijo.
Además, insinuó que hizo investigación sobre las formas en las que la Fiscalía General de la Nación ejecuta estos entrampamientos, que el escándalo de Juan Fernando constituiría la cuarta vez que enfrentan una emboscada y que “no soy tan bobo como para dejarme meter en ese tipo de cosas”.
Finalmente, Gustavo Petro aseguró que pusieron el veneno en el imaginario popular de que él estaba ofreciendo rebajas de penas a los presos a cambio de sus votos. Insistió en que es falso y que interpondrá recursos legales contra quienes sigan insistiendo en ello, a costillas suyas y del trabajo de su hermano.
“Yo quisiera saber unas verdades”
Cuando le preguntaron sobre si cambiaría la normativa sobre la extradición, el candidato anotó que el presidente saliente, Iván Duque Márquez, tiene afán de enviar al exterior a personas que tienen respuestas que algunas víctimas quieren saber.
Con respecto a alias Otoniel, cuyo envío a Estados Unidos tendrá lugar en los próximos días, Gustavo Petro aseguró que quisiera escuchar quiénes estaban presionándolo para asesinarlo. Sugirió que el exlíder del Clan del Golfo habría recibido presión de algunos congresistas para deshacerse del candidato de izquierda.
Petro cerró el tema diciendo que, de ser ganador de la contienda electoral, sus decisiones sobre la extradición estarían supeditadas al cumplimiento del Acuerdo Final y la política actual de drogas.
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