Algunos sacerdotes del país señalaron recientemente que hubo un aumento en los precios de la producción de hostias para el sacramento de la comunión. No obstante, desde la Conferencia Episcopal de Colombia y en parroquias de puntos periféricos del país desmintieron que se esté acabando el cuerpo de Cristo en esta Semana Santa.
La polémica comenzó después de unas declaraciones del teólogo antioqueño Luis Fernando Cuartas, quien es activista de Prohostias. Esta es una iniciativa nacida en 1993 cuyo objetivo es donar bolsas con hostias a los municipios más pobres y apartados de la Arquidiócesis de Medellín.
En entrevista con Blu Radio, Cuartas señaló que la bolsa de mil hostias ahora ronda los 12.000 pesos, tres mil más que en otras épocas. “La inflación ha incidido en los envíos, porque el precio de las casas comerciales que las llevan se elevó muchísimo. Necesitamos unas 60.000 hostias de mucha urgencia que lleguen lo más pronto”, dijo.
Cuartas dijo también que, en vista de la supuesta escasez, desde Prohostias se han mandado unidades a “Caldas, Jericó y el nordeste antioqueño, hasta los límites con Norte de Santander. Hemos enviado también a Monte Líbano y cubrimos todo el Chocó a través de las Diócesis de Quibdó e Istmina Tadó”.
No obstante, el líder de Prohostias dijo que le preocupaba la posible situación en departamentos periféricos como La Guajira y el Amazonas, cuyas parroquias tendrían que asumir el costo del alza y del envío.
No obstante, la Conferencia Episcopal de Colombia salió rápidamente a desmentir a Cuartas. El secretario general del apostolado, monseñor Elkin Álvarez, aseguró ante la emisora RCN Radio que la información sobre la escasez de hostias es falsa y que “nosotros en el Pacífico no tenemos desabastecimiento, hemos tenido buen abastecimiento tanto para esta época de semana santa como para otras ocasiones”.
El sacerdote confirma que el alza del precio de la harina de trigo, que durante este año ha sido del 5,57% según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), sí ha traído un encarecimiento en el precio de las bolsas de hostias. A pesar de eso, no hay escasez.
“Realmente de un kilo de harina de trigo salen muchas hostias, rinde bastante y no tenemos problemas por el momento”, sostuvo.
La emisora también hizo contacto con Yilmer Alonso Pérez, un sacerdote que oficia en Leticia, capital del Amazonas, sitio cuyo abastecimiento de hostias le preocupaba a Cuartas. La respuesta del cura fue contundente: “Tenemos buen abastecimiento, tenemos hostias de sobra antes para enviar a otros lados, no sabemos de dónde salió esta información”.
Sobre la eucaristía
La eucaristía, también conocida como sagrada comunión, forma parte de la misa católica. Se trata de un sacramento, un ritual que la Iglesia considera que canaliza la gracia divina, inspirado en la última cena, un evento que ocurrió el jueves santo según la creencia de los católicos.
A excepción del viernes y el sábado santos, días en los cuales no se sirve la comunión como señal de respeto, los participantes de la misa consumen pan y vino. Los católicos creen que estos alimentos literalmente se transforman en el cuerpo y la sangre de Jesucristo, quien se había ofrecido a sí mismo en sacrificio durante la cena con sus apóstoles.
El sacramento está en el corazón de la vida católica y no todos pueden recibirlo. Por ejemplo, las personas que asisten a la misa en una iglesia católica, pero que no son católicos, no tienen permitido recibir la comunión.
Existen otras restricciones, incluso para los católicos. Por ejemplo, un feligrés que haya cometido lo que la iglesia considera “pecado grave”, también está excluido si no se ha confesado.
Se espera que los nuevos lineamientos que el comité de doctrina de los obispos preparará discutan la teología detrás del sacramento y la disciplina de la Iglesia para impartir la eucaristía y las personas a las que puede otorgarse.
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