Un amigo mío publicó un cuento con ellos, en una de las antologías de fútbol que sacaron. Antes no los conocía. Cuando fui librero sí alcancé a ver algunos de sus libros, especialmente el de Boyacá en bicicleta, pero no le presté mucha atención. Me dijeron que era una editorial que publicaba cosas de deportes. Chévere, pensé. Ese tipo de editoriales no abundan por aquí. Cuando me enteré de que Andrés escribía en ese libro publicado por ellos, empecé a interesarme. Soy gallina, soy león fue el primer libro de Caballito de Acero que sostuve entre mis manos. El otro fue el de El arte de la máscara, una vaina muy bien hecha sobre la historia de la lucha libre en Bogotá. Y ahí sí arrancó otra cosa, como un amor por momentos, de esos que uno tiene y deja ahí, pausado, para volver después, en tiempos difíciles y sentirse acogido.
Caballito de Acero es una editorial bogotana que mezcla dos pasiones que los lectores solemos tener: el deporte y la literatura. En mi caso, el asunto va más por los lados del fútbol, pero igual leo sobre otros deportes que también me interesan. Bueno, es que una cosa son los intereses y otra las pasiones. El proyecto tiene detrás a Luis Alejandro Díaz, un tipo que estudió literatura y también es filólogo, que jugó fútbol en las inferiores de Millonarios y pintaba para ser profesional, pero una complicación de salud lo fue alejando poco a poco, que tiene en su casa un montón de libros sobre deportes, que le gusta leer, pero también andar en bicicleta, que madruga a ver el Giro de Italia y no se pierde una pelea de boxeo, que estudió en España y allá escribió para el diario deportivo Nuevo Estadio y le hizo entrevistas a un montón de gente y cubrió desde la Liga Española hasta la Champions League, pasando por el Mundial de Brasil 2014. El hombre andaba buscando cómo fusionar esas dos pasiones suyas y se le ocurrió la idea de la editorial. La concretó en 2017. A Dios gracias, porque más de uno estábamos esperando por algo así.
La primera publicación fue este libro de Boyacá. Un recorrido fotográfico por el departamento con la bicicleta como protagonista. Allí figuran nombres como los de Nairo Quintana, Winner Anacona o Fabio Parra, pero el libro se centra más en el día a día de la gente, en la forma en que este vehículo de dos ruedas termina formando parte de su cotidianidad. Juan Camilo Urrego, quien tomó las fotografías del libro, se encargó de retratar estos episodios cotidianos en los que tanto la ruana como la bicicleta son parte esencial de la vida en Boyacá. Es una apología al deporte, a lo heroico y complejo que es el ciclismo.
Luego han venido otros libros: A seis rounds, una antología de cuentos de boxeo; el ya nombrado Soy gallina, soy león, un libro cara y cruz, con cuentos escritos por hinchas de Millonarios y Santa Fe. Entre los nombres que colaboraron se encuentran Nicolás Samper, Ricardo Silva Romero, Federico Díaz Granados y Santiago Rivas, entre otros, incluyendo el de mi amigo, Andrés Osorio Guillot. Bonner Mosquera y Alfonso Cañón escribieron los prólogos; La instrumentalina, una novela corta sobre el mundo de la bicicleta; también ya mencionado, El arte de la Máscara, que de verdad, es un acierto editorial muy bueno; Veinticuatro miniaturas rusas, una antología de 24 cuentos sobre ajedrez; Una mujer corre, novela de la escritora Bibiana Ricciardi en la que aborda el tema del running; Los tenistas, de Lars Gustafsson, en la que el tenis es el evidente protagonista; El pequeño bretón, de David Guénel, que es una novela como para ponerse a aplaudir, qué cosa más bien hecha. Una biografía novelada de Lucien Georges Mazan, que ganó la Milán-San Remo entre 1907 y 1908, cuando estaba recién creada, y que también fue escritor y fotógrafo, que estuvo como soldado en la Primera Guerra Mundial y vivió en Buenos Aires durante su infancia. Un librito potente este; Colombia 86, una novela gráfica que imagina lo que pudo haber sido el mundial de ese año si Colombia lo hubiera organizado; Round 15, de Juan Carlos Méndez Guédez, novela en la que se cuenta la historia de un hombre solitario que pasa sus días a merced del boxeo; y la segunda antología de cuentos de fútbol, esta vez con texto de hinchas de Atlético Nacional e Independiente Medellín, Soy verdolaga, soy poderoso.
Recientemente, el editor anunció la llegada de dos nuevos libros. Se presentarán en el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá. El primero, ¿Quo vadis, Sánchez?, es una novela de un escritor catalán que apenas se publica al español. Fue publicada originalmente hace 90 años y en ella, Francesc Trabal, su autor, narra la historia de Sànchez, un pobre sujeto que termina siendo una especie de Wilhelm Meister, pero en tono de parodia. Es una apoteosis de la visión grotesca que llega a tener la idea de que el deporte puede educar. “La obra de Francesc Trabal es una de las más notables visiones humorísticas de los aspectos característicos de la vida moderna que jamás se hayan escrito en la literatura catalana”, señala M. de Montoliu, La Veu de Catalunya, el 5 de abril de 1932.
El otro es un libro que promete demasiado para los futboleros. Una novela sobre la primera selección Colombia de fútbol que fue a una Copa América, la de Chile, en 1945. Escrita por Carlos Castillo Sánchez, Cuando perder era ganar un poco se propone narrar no solo la experiencia del equipo nacional en el torneo, sino la situación que el país, y el mundo en sí, estaba viviendo en esa época.
Ambos libros serán presentados el primer fin de semana de la FilBo y prometen deleitar a los lectores. La editorial promete, como señala Andrés J. López en un artículo publicado en 2018 por Cartel Urbano, darle un plus a sus publicaciones, mostrar el deporte desde otra perspectiva. Su página web dice: nuestro Caballito de Acero ya está listo y ensillado para que sea al artista quien nos relate la cadencia del ciclista al escalar la montaña, o la destreza del futbolista al inventar el compás de un gol imposible. Empieza la carrera. Caballos en posición. Hagan sus apuestas.
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