¿Quién no se ha llevado a su casa al menos uno de los ejemplares de la colección Libro al Viento? ¿Cuántas veces hemos encontrado los libros a la venta, sabiendo que son de libre circulación, en los callejones del Centro? Seguro a más de uno, al entrar en una librería, el librero nos ha dicho que podemos tomar uno de estos libros. “Son gratis”. ¿Quién no se alegra cuando le dicen que algo es gratis? Y hablando de libros, pues aún más. Esa ha sido la esencia de esta colección desde su inicio, en 2004, poner la literatura al alcance de todos.
En ese entonces, la editora Ana Roda, hoy directora de la Red de Bibliotecas del Banco de la República, se hacía cargo de la Gerencia de Literatura de la Secretaría Distrital de Cultura, Recreación y Deporte. En una conversación con la escritora Laura Restrepo, tuvo la idea de iniciar una biblioteca itinerante que pudiera darle acceso a todos los ciudadanos al consumo de la literatura. Después de haber concretado el proyecto y superar todas las etapas burocráticas, inició Libro al Viento. A ella también le debemos como lectores, entre muchas otras cosas, las Bibloestaciones de Transmilenio y la Política de Lectura para la ciudad, dicho sea de paso.
A la fecha, Libro al Viento ya registra más de 160 títulos editados y alrededor de 5.436.813 ejemplares distribuidos en distintas bibliotecas, librerías y comunidades de toda la ciudad. Nombres como los de Gabriel García Márquez, Esteban Echeverría, Manuel Zapata Olivella, Rafael Pombo, Anton Chéjov, William Shakespeare, Guillaume Apollinaire y Sófocles, entre otros, han hecho parte de la colección, así como Piedad Bonnett, Álvaro Mutis, José Asunción Silva, Ramón Cote, Orlando Echeverri Benedetti, Margo Glantz y Betina González, más otros muchos nombres, integran las distintas antologías de cuento, crónica y poesía, que también abordan autores extranjeros y literaturas foráneas.
Este es un programa que se ha pensado con el ánimo de fomentar la lectura en las personas y así incrementar el capital cultural de la ciudad, transformando los canales y lugares habituales de circulación del libro. Se trata de, según comunicaciones oficiales, salir al encuentro de posibles lectores en espacios no convencionales como parques, transporte público, salas de espera, plazas de mercado, centros penitenciarios, hospitales, entre otros. Esta colección es un bien público, por ello se espera que una vez leídos, los libros pasen de una mano a la otra. En últimas, lo que se quiere es aumentar los índices lectores de los bogotanos, abrir el círculo de distribución de las obras literarias y, con ello, facilitar el acceso y propiciar que sean resignificadas y apropiadas de maneras novedosas y por grupos sociales habitualmente alejados de los epicentros culturales, y fortalecer la participación ciudadana, así como el pleno disfrute y aprovechamiento de lo público.
Son cuatro las colecciones de Libro al Viento: La colección universal, cuyos ejemplares se identifican por el color naranja en sus lomos, que agrupa todos los textos de amplio valor universal en la tradición literaria de distintas épocas y latitudes; la colección capital, de color morado, que comprende textos cuya temática sea Bogotá y sus alrededores, y aquí caben desde cuentos hasta crónicas y ensayos cortos; la colección inicial, de color verde, enfocada al público infantil; y la colección lateral, de color azul, que reúne géneros no tradicionales como la novela gráfica, la caricatura, los ilustrados y epistolarios, entre otros.
Recientemente, el programa, en cabeza de Adriana Martínez Villalba, quien en su momento fuera editora en la filial colombiana de Penguin Random House, ha puesto en marcha una nueva fase del mismo en la que se apuesta por una nueva imagen, mucho más actual y fresca. Con diseños de Camila Cardeñosa y el equipo de Bastarda Type, los nuevos títulos de Libro al Viento empezarán a circular próximamente. Las páginas interiores también han visto un cambio, se rediseñó la caja tipográfica para mejorar la experiencia de lectura. El programa cumplirá 20 años en 2024 y se ha pensado que es el momento preciso para reubicarlo en el radar de los lectores. Originalmente diseñada por Camilo Umaña, uno de los grandes diseñadores editoriales de Colombia, Libro al Viento se reinventa con estas nuevas tapas de Cardeñosa y su equipo para llegar a más público.
Los tres títulos iniciales de la nueva versión de Libro al Viento son Historias de Eusebio, de Ivar Da Coll,
Caminar y Una Vida sin principios, de Henry David Thoreau,
y Un corazón sencillo, de Gustave Flaubert.
Los libros, además de estar disponibles de manera física, también podrán descargarse a través de Google y Apple libros. Se espera que puedan tener una gran recepción de parte de los lectores. Adriana Martínez señala, en exclusiva para Infobae, que Libro al Viento publica cada año entre siete y ocho títulos nuevos que circulan libremente por Bogotá. Para esta edición de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, en alianza con la Embajada de Corea en Colombia y el Instituto Coreano de las Letras, se publicará una antología de cuentos y poemas coreanos titulada Por fin ha comenzado el fin. Un conjunto de textos maravillosos de autores contemporáneos que, en su mayoría, estarán en Bogotá durante la FILBo.
Otra de las novedades emocionantes de este año es una antología de textos de Andrés Caicedo, que gracias a la generosidad de sus herederas, llega a Libro al Viento en una selección de Sandro Romero Rey, pensada para que los lectores más jóvenes, que no conocen la obra de Caicedo, tengan la oportunidad de leerlo y acercarse a la obra maravillosa de este autor caleño. Cada persona que pasa por la gerencia le da su visión al proyecto. En su momento se vio así con Antonio García Ángel y ahora con Adriana Martínez, que cuenta con Fredy Ordóñez como editor.
Ante mi pregunta sobre qué tanto se renueva el concepto del proyecto, pues es evidente el cambio a nivel gráfico, responde: “El concepto del programa es el mismo que la escritora Laura Restrepo propuso desde su creación: Es un programa de promoción de lectura, pero es también un programa de cultura ciudadana en el que promovemos la confianza entre los lectores. Entregamos los libros sin más, entendidos como bienes públicos de los bogotanos, y motivamos el intercambio, la libre circulación y sobre todo el encuentro ciudadano alrededor de la lectura”.
Qué buen cambio este para la colección, en definitiva. Ojalá que así lo reciban sus lectores. Yo, por mi parte, ya cuento con estos primeros títulos, que en verdad quedaron muy bien, y aguardo, con ansia, lo que se viene.
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