‘Deconstrucción’ se ha convertido en una de las palabras favoritas de Cami, una cantautora chilena que, con los días, se va abriendo un poderoso camino en la competida industria musical. Ser mujer la ha confrontado con ella misma en varias ocasiones y la ha puesto ante un inmenso espejo de cuestionamientos y dudas, que a sus 17 años no se hacía. Cami ahora tiene 25, una carrera en constante crecimiento y la misma sed de debate que la lleva a tener un objetivo especial: aprender. No le gustan las comparaciones, le parecen odiosas, eso de ser la ‘artista femenina más importante de Chile en la actualidad’ no le resuena mucho.
“No me gusta la categorización en competencia a otras mujeres, por el contrario, siento que ahora hay un montón de artistas chilenas construyendo espacios hermosos. Son mis compañeras y las amo porque también han construido un espacio para mí. Lo que estoy intentando hacer es rescatar sonidos folclóricos y darles una vuelta, me gusta mucho la composición, escribo mucho. Mi proyecto está muy concentrado en mi voz y en esa experiencia de búsqueda”, comenzó diciendo la joven artista en medio de la entrevista que le otorgó a Infobae en días pasados.
Su tercer trabajo discográfico está en camino a ser publicado y su más reciente sencillo ‘El peor’ está disponible en todas las plataformas digitales desde el pasado 17 de marzo. Estuvo en Colombia para hablar con la prensa y con sus seguidores acerca de ello y aprovechó su paso en el país para acompañar en el escenario a sus colegas y amigos de Morat. La banda colombiana hizo sold out en el Movistar Arena de Bogotá en cinco ocasiones consecutivas, y la chilena festejó el logro cantando con ellos ‘Simplemente Pasan’, tema que hace parte del álbum ‘¿A Dónde Vamos?’ de la agrupación.
“Abrí portales muy heavys, todo eso que yo pensé que ya había sanado, NOT. Mucho que trabajar, escribí mucho de mí, de mi historia, de mis miedos, hay temas súper vulnerables. Mucho debate interno y mucha compasión conmigo misma, qué importante es tener compasión con nosotros mismos y nosotras mismas. Yo encontré esa compasión y me perdoné. No me gusta catalogarme dentro de un género musical o dentro de una sola cosa porque no sé si en el futuro voy a seguir siendo eso. Hay una alta probabilidad de que cambie, hace parte de mi viaje como ser humano. Quiero tener la libertad de no ser juzgada por esas decisiones”, argumentó sobre la creación de su nueva entrega.
Nacida en Viña del Mar, Valparaíso, en noviembre de 1996, hizo su primera gran aparición en la televisión de su país a los 18 años de edad. La entonces adolescente participó en el programa de talentos musicales La Voz: Chile. Interpretó la canción ‘The Story’ de Brandi Carlile y provocó que los cuatro jurados giraran sus sillas y la aplaudieran de pie. En su momento, la cantante escogió como mentor a Luis Fonsi. No ganó el premio mayor, pero se convirtió en una de las finalistas más recordadas.
De familia conservadora y religiosa, y proveniente de un colegio femenino, Cami siempre se cuestionó todo. No entendía la mayoría de las cosas que le ordenaban y ponía en duda todas aquellas instrucciones que se suponía que debía seguir. A los 17 años de edad, cuenta ella, tuvo sus primeros acercamientos con el feminismo y su vida dejó de ser la misma. Se dio cuenta de que varias de sus inseguridades eran consecuencia de su crianza y de su entorno, desde su relación con su propio cuerpo hasta su percepción sobre el amor romántico.
“Mi intuición me decía que la forma en la que había vivido no estaba bien. La concepción del amor la tenía muy tergiversada, los lazos familiares, mi sexualidad, no la tenía descubierta, me daba vergüenza mi cuerpo, sentía que cualquier forma de acoso o falta de respeto, era culpa mía. No sabía de dónde venía eso, pero claro, era porque se había construido dentro de mí una imagen de mi persona reprimida, y tan vacía, sin una opinión clara (...) está bien admitirlo, así podemos guiar a las niñas”, le dijo a Infobae.
El descubrimiento que hizo del movimiento feminista no solo la enfrentó a Camila Anastasia Gallardo Montalva, su nombre de pila, sino que también la puso en contraposición con Cami, su alter ego artista. Ser mujer en la industria tiene otros valores agregados dentro de la lucha. La desigualdad en los salarios o la normalización de la violencia de género dentro de las letras son una constante en la industria, desde hace varios años.
“Me pasa que todos quieren que agradezcamos que hay más mujeres en la música, como si tuviésemos que agradecer o pedir permiso. Yo siento que el hecho de que haya más mujeres en la música no significa que los varones no tengan responsabilidad lírica, que estén normalizando el acoso, el abuso y la violación en muchas ocasiones, y que haya impunidad absoluta, que no haya ganas de aprender. No hay una conversación profunda, a las mujeres siempre se nos ha exigido cuatro veces más que al varón, siempre. Hay una diferencia muy grande en los premios, en los festivales. La brecha salarial que hay (...) el día que se destape esa olla, quiero ver que pasa”, argumentó.
“Algo que me choca mucho es que nosotras siempre seamos las vocales en la industria, pero que ellos no tengan esa responsabilidad. Cuando Arcángel le dijo lo que le dijo a Anitta, no vi a ningún hombre hablando al respecto. Él sigue haciendo lo suyo, sigue siendo de los artistas más escuchados, nunca lo escuché a él haciendo un llamado a la consciencia. No se les exige nada, y eso me preocupa”, añadió. Es de recordar que el cantante de reguetón aseguró, en otras palabras, que algunas mujeres, como Anitta, exigían respeto mientras que, al tiempo, mostraban su cuerpo en redes sociales. Según él, algunas mujeres usaban su redes para ‘prostituirse’ por ‘likes’.
Para Cami es importante abrir espacios de debate y de conversación. No está mal equivocarse, piensa ella, pero sí está mal no tomar acción ante el error. “No tengo miedo de hablar de ciertos temas, no me da miedo decirle a la cámara que estoy aprendiendo, y que me encanta que las mujeres constantemente me estén enseñando cosas. Estoy abierta a seguir aprendiendo. Qué importante es el diálogo, qué importante es la conversación, qué importante es la educación sexual integral, qué importante es la deconstrucción desde pequeños, qué importante es la música con contenido, que importante es la responsabilidad lírica”, resaltó.
“Qué importante es decir, ¿sabes qué? esto que escribí hace unos años ya no me representa, no sé si estuvo bien. Yo no sé si yo hoy diría, ‘más de la mitad del corazón se muere de amor’, no es una canción que yo escribí, pero agradezco que se haya hecho. No está mal enamorarse, no está mal sufrir de amor, es normal, pero desde dónde lo hacemos, cómo lo hacemos (...) no hay que romantizar los vínculos sexoafectivos, primero tenemos que conocernos a nosotras mismas para vivir libremente esa área”, le dijo a Infobae.
Los cuestionamientos no solo le han generado una nueva visión ante la vida, por el contrario, le han dado nuevas herramientas creativas, desde lo más amplio hasta lo más íntimo.
“Mi concepción sobre mi útero era que se trataba de un lugar con el que solamente podría convertirme en mamá, hoy ni siquiera sé si quiero ser mamá, y es la primera vez que me lo cuestiono. Encontré en mi aparato reproductor y en mis orgasmos un lugar creativo súper particular y súper especial. Nunca antes lo había descubierto porque mi sexualidad siempre se la dejé a alguien más, a un hombre, todo lo que tenía que ver con mi cuerpo estaba relacionado con una figura masculina. El hecho de cuestionarme todo eso me llevó a entrar a un proceso creativo que me ayudó a crear mi disco. Desarrollé un carácter mucho más libre, sin miedo a equivocarme, sin miedo a aprender. Hoy todos parecen tener miedo a aprender porque aprender significa dejar atrás comportamientos que tuviste y decir ‘estuve mal’. Me gusta que se note que estoy creciendo en mis canciones”, concluyó.
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