“Ella ponía el revolver sobre la mesa”: así intimidaba Sor Teresa, la mano derecha de los Castaño

Una de las víctimas de estos lamentables hechos expuso su caso en donde detalló la cruel escena de Las Tulapas

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Sor Teresa Gómez, la pieza
Sor Teresa Gómez, la pieza clave del despojamiento de tierras Colprensa

La presidenta de la Asociación de reclamantes de tierras Tierra y Paz, Ayineth Pérez Galán, narró en los micrófonos de W Radio su historia como víctima del desplazamiento forzado en la región de Urabá, Cabe resaltar que se dio en el marco de la relación entre el Fondo de Ganaderos de Córdoba y los paramilitares comandados por los Castaño. Estos lamentables hechos tomaron relevancia ante los recientes testimonios del exgobernador de Córdoba y exgerente de dicho fondo, Benito Osorio, quien vinculó a varios funcionarios del país con grupos paramilitares y este accionar.

Pérez explicó que el inicio de este flagelo se dio en los años noventa, pues fue el momento en que los hombres armados arribaron a su región, y amenazaron a su familia tras un día de tortura: “El desplazamiento de mi familia fue en 1995, fue un grupo armado el que amenazó a mi padre y luego amenazarlo lo torturaron al igual que con mi hermano, luego de un día lo obligaron a irse y le dijeron que en caso de regresar no respondían.”.

En Las Tulapas predominaba en nombre de Sor Teresa Gómez Álvarez, una de las mujeres con más cercanía a la Casa Castaño y que fue fundamental para la expansión paramilitar en el Chocó, Córdoba y Antioquia. Sor Teresa se convirtió en la mujer que llegaba a las fincas para negociar con los campesinos, a pesar de pedir perdón por su captura, en su momento manejaba una actitud hostil y amenazante que intimidaba a los dueños de los predios que esta y los paramilitares pretendían.

Respecto a la mencionada mujer, Ayineth Pérez explicó el actuar delincuencial de la misma y la manera en como abordaba a las víctimas: “Sor Teresa y otros como Guido Vargas que trabajaban con ella, fueron las personas que se encargaban de ir a las fincas a negociar con los campesinos, el desplazamiento de la familia se dio cuando ellos llegaron. Sor Teresa fue una de las que cuando iba a hacer el negocio con el campesino, llegaba la casa de este y ponía en la mesa un revólver encima de la mesa en son de amenaza, quién se iba a oponer ante esta situación”.

En su declaración ante la JEP, Benito Osorio habló sobre un instinto “pirómano”, pues afirmó que disfrutaba ver cómo ardían las casas de los campesinos en medio de las llamas. Esta era una de las dinámicas que usaban los grupos armados para evitar que las victimas regresaran con el fin de recuperar sus enseres.

Entretanto, Pérez Galán confirmó lo expuesto por Osorio en su momento, pues señaló que muchas de las viviendas y fincas fueron incineradas: “La quema de las casas era uno de los métodos que ellos utilizaban para que los campesinos, cuando salieran de sus casas, no volvieran a retornar a ellas, por eso, ellos inmediatamente lo primero que hacían era prenderle fuego a todas las viviendas, también así, amenazaban a las personas se encontraron. Muchas personas que les decían ahí vienen los “mocha cabezas”, con el fin de que a los campesinos les diera miedo y se fueran dejando los terrenos solos”.

Aunque estos lotes quedaban expuestos en medio de la nada, en muchas ocasiones los victimarios se comunicaban con las víctimas con el fin de negociar la escritura de los mismos. A pesar de la negativa, estas eran obligadas a firmar, tal como sucedió con la madre de la presidenta de la Asociación, quien detalló su caso, señalando: “Para el proceso de escrituración, mandaron a un señor a negociar con mi mamá, cuando este fue a negociar le dijo a mi madre: “vengo a negociar con usted, vengo que me venda las tierras”, ella se opuso y él le dijo que él no iba a preguntarle si iba a vender, sino, directamente a negociar las tierras”.

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