En Colombia, el comercio de especies de fauna silvestre está centrado principalmente en la extracción de ejemplares de forma ilegal, lo cual ha generado desequilibrios en las poblaciones naturales y ha repercutido en el deterioro de las dinámicas de los ecosistemas.
El Ministerio de Ambiente informó que entre enero y febrero de 2022, se han liberado 2.362 individuos pertenecientes a 185 especies de fauna silvestre en el país, 525 de los cuales habían sido rescatados en incautaciones por tráfico y tenencia ilegal.
Esta cartera indicó que el grupo con mayor número de liberaciones en los dos primeros meses del año, ha sido el de las aves con 92 especies (el 50 % del total de especies); el segundo es el de los reptiles, con 49 especies (20 %); les siguen los mamíferos, con 37; los arácnidos, cuatro, y los anfibios, con tres, las cuales fueron retornadas por las Corporaciones Autónomas Regionales (CAR) en todo el país.
En el marco de la campaña institucional para proteger la vida silvestre, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Carlos Eduardo Correa, invitó a la ciudadanía a sumarse a la lucha contra el tráfico de fauna y flora.
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Las declaraciones del funcionario fueron hechas en la II Conferencia de Alto Nivel de las Américas sobre Comercio Ilegal de Vida Silvestre, espacio donde se debatieron las acciones y medidas para frenar la pérdida de biodiversidad, que es junto al cambio climático y la polución, una de las tres crisis medioambientales globales que enfrenta la humanidad.
En el encuentro el ministro Carlos Eduardo Correa agregó: “El llamado a los ciudadanos es a que también hagan parte de la solución. El Estado hace la política pública, hace los controles y el monitoreo con la Policía, la Fuerza Pública, los entes de control, estamos trabajando todos. Pero también en el ciudadano está la responsabilidad y la obligación de no comprar ese tipo de fauna; un loro, un guacamayo no son mascotas, son fauna silvestre y al tener este tipo de animales en casa, estamos afectando a la biodiversidad e incentivando también ese tráfico.”
Desde que fue sancionada en agosto de 2021 la ley de Delitos Ambientales, el tráfico de fauna y flora se convirtió en un delito. Las personas que caigan en este tipo de delincuencia podrán pagar hasta 12 años de cárcel.
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Entre las regiones donde se coordinan la distribución y la comercialización de especímenes de fauna silvestre, que luego son enviados a diferentes departamentos del país, se encuentran: Córdoba, Cesar, Amazonas, Putumayo, Vaupés, Guaviare, Meta, Valle del Cauca, Nariño y Chocó.
Especies como las guacamayas, loros, micos, flamencos, toches, mirlas, canarios, tortugas, chigüiros, ardillas, entre otras, están entre las más traficadas.
A pocos días del inicio de la Semana Santa el funcionario del Gobierno recordó que esta es un época en donde se registran muchos casos de tráfico ilegal de especies: “Vemos también que algunos ciudadanos y turistas que circulan por las carreteras compran loros, comen huevos de iguana o compran hicoteas para comer en esta época de Semana Santa, y eso está prohibido”.
En Colombia, el tráfico ilegal de vida silvestre mueve una economía ilegal cercana a los 23.000 millones de dólares al año, según la Policía Nacional. En el mundo, esta economía ilegal mueve entre 20.000 y 40.000 millones de euros.
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