“¡Hágale, don Julio!”: a Correal le recordaron la anécdota de 1992 tras el anuncio del concierto de Guns N’ Roses en Bogotá

Es un hecho: Guns N’ Roses llegará a Bogotá. Esas mismas palabras se escucharon en 1992, cuando la ciudad -y el país entero- pasaba por una crisis de violencia que tenía como causante principal al narcotráfico; pero con todo y eso, varios empresarios, incluyendo Julio Correal -cocreador de eventos como el Festival Estéreo Picnic- lograron lo que, para ese entonces, era una proeza.

Pero a pesar de todas las vicisitudes generadas hace 30 años, vuelven los ‘gunners’ a la capital del país y al Estadio El Campín, un viejo conocido por Axl Rose y su conjunto. Tras el anuncio de esta presentación que será el 11 de octubre, no fueron pocos los fanáticos que reaccionaron recordando la anécdota de Correal sobre la tragicomedia que significó poner a cantar a la agrupación en Bogotá.

“Mi rol en el concierto de Guns N’ Roses era el de gerente”, indicó el empresario en el icónico relato entregado para el portal ‘Vice’. Pero en aquel 1992 él no estaba tras la banda de rock, sino que le andaba coqueteando (musicalmente, claro) a ‘El general’, pues su canción ‘El meneaito’ estaba en auge en Bogotá. Fue así como empezó el cuento que fue evocado hoy por cientos de usuarios en redes sociales, especialmente Twitter, donde tan pronto se dio a conocer la fecha del concierto, no dudaron en mencionar al gestor cultural.

Incluso, en la mañana de este jueves él mismo se mostró asombrado al despertarse y encontrar la noticia que emocionó a miles de fanáticos de los ‘Guns’ en Colombia.

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¿Será que Axl Rose se acordará de Correal? En caso de que sí, será una ‘guerra de titanes’ predicha por Los Simpson.

“Uy, estos hijueputas se van a ir”: el ‘desplante’ de Guns N’ Roses en pleno concierto en Bogotá

Justo cuando la banda empezó a tocar ‘November rain’ cayó un diluvio en buena parte de la capital, incluyendo el estadio El Campín. No se necesitaron efectos especiales para sentir la canción con la piel, los ojos y los oídos y más de 55 mil almas vieron cómo, tras el piano de Axl Rose, cayó un diluvio que preocupó a los estadounidenses.

En eso, el vocalista le dijo a Dale Skjerseth, jefe de producción de la banda: “Ey, Opie, estamos listos para electrocutarnos, ya volvemos”, y ‘Don Julio’, que se encontraba armando un cigarrillo de marihuana -bareto- al lado de un comandante de la Policía, tuvo un mal presentimiento e inmediatamente salió corriendo hacia los camerinos.

“Entonces yo salgo corriendo, marica, me voy hacia detrás de la tarima, y veo las camionetas de ellos ya parqueadas con las puertas abiertas, y yo -dije- ‘Uy, estos hijueputas se van a ir, marica; uy, estos hijueputas se van a ir, huevón, ni por el putas”, evocó Correal a Vice mientras se agarraba la cara con ambas manos.; y después de que ve los carros, se encuentra de frente con Skjerseth y no lo recibe de buena manera.

—Me le enfrento y le digo <Ey, Opie, motherfucker —Preguntó Correal—, where are you going>? A dónde se van, malparidos. Acto seguido, éste le contesta, en inglés, que iban a dejar el estadio, provocando la rabia del empresario colombiano.

Detrás suyo había varios obreros de luces y sonido, y ante el cruce de palabras entre ambos personajes, ellos respaldaron a su jefe: “Hágale, don Julio, hágale tranquilo, don Julio, hágale”.

“Ya había parado de llover, ¡Y no habían tocado Sweet child o’ mine’ ni ‘Knockin’ of heaven’s door’, motherfuckers”, relató el bogotano; pero los músicos y su equipo de trabajo dejaron al público esperando en la grama del Campín.

Ahora, 30 años después, la pregunta es, ¿Saldarán su deuda cantando aquellos éxitos que quedaron pendientes en ese 28 de noviembre?

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