Después del anuncio de la medida de restricción de parrillero hombre en la ciudad de Bogotá, la polémica ha estallado, sin embargo, en otras ciudades también se ha aplicado la restricción y el balance hasta el momento tiene distintas interpretaciones, tal como sucede en la ciudad de Santiago de Cali, en donde tanto la administración como algunos analistas consideran el éxito de esta prohibición.
Respecto al tema, surgen distintas dudas acerca de la afectividad de este condicionante, pues claramente, esto generado reacciones de oposición teniendo en cuenta que son muchos los motociclistas que se ven afectados debido a que, a pesar de la informalidad, recurren a usar este vehículo como servicio de transporte, pues este, se ha convertido en pieza fundamental de su sistema de trabajo.
Respecto al tema, el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, señaló: “en Cali existe la restricción del parrillero hombre, lo importante es crear la cultura, en ese orden los propios motociclistas la demandan, y aunque con estallido social y pandemia se ha relajado, insistimos y debemos seguir visibilizando sus beneficios”.
Según el mandatario local, la inclusión del parrillero hombre nuevamente, cambiaría la percepción de seguridad y aumentaría considerablemente los hechos delincuenciales, Ospina mencionó: “nosotros tenemos la prohibición y hay una cultura de no tener parrillero hombre en la ciudad. Mi planteamiento es que es un acuerdo entre ciudadanos, el parrillero hombre no lo podemos tener en este instante porque es una circunstancia que agravaría nuestras percepciones y objetividad de inseguridad”.
El diario El País consultó a distintas autoridades de la capital del Valle del Cauca y especialistas sobre el tema, en relación al efecto que arroja esta medida pues, algunos señalan que el delito no tiene ninguna reducción al momento de ser aplicada, además de esto, consideran que se genera una estigmatización directa en contra de los motociclistas, pues la delincuencia hace presencia independiente del vehículo y si el parrillero es hombre o mujer.
Por su parte, Paola Sánchez presidenta de la asociación de clubes de moteros de Cali, le explicó al diario: “esta restricción no se cumple por completo, pues en algunos puestos de control se ha visto pasar dos hombres en una moto y no los detienen, entonces la conclusión es que, si incluso con la medida hay alta accidentalidad, imprudencias y delitos, el panorama sería complejo si esta no se aplicara”.
Es importante tener en cuenta que en la ciudad de Santiago de Cali no solamente existe la Policía de Tránsito, pues la Secretaría de Tránsito de la capital del Valle, opera día y noche en distintos controles de regulación, en torno a la normativa aplicable, sin embargo, en muchas ocasiones los agentes de esta entidad no son respetados por los motociclistas, a pesar de que tienen potestad para imponer comparendos respecto a diversas infracciones.
Frente a la operatividad de la Secretaría, el exsecretario de Movilidad, Alberto Hadad, le indicó a El País: “no sacan a la calle a los agentes de tránsito. Ellos y los comandantes tienen que estar en la calle y no pueden estar sentados en los escritorios. Solo es cuestión de que la gente se eduque y que exista un principio de autoridad, algo que aquí no hay”.
A pesar que esta medida rige en Cali hace varios años, la delincuencia ha abordado otras aristas, en dónde incluso los malhechores usan el vehículo de manera individual para cometer el delito, no obstante, varios de los especialistas cuestionados por El País, indican que, ante la ausencia de cultura y cooperación, en muchas zonas de la ciudad la medida no se cumple, pues la capacidad operativa del Tránsito y la Policía no abarca en todo el territorio.
La ciudad de Santiago de Cali no es la única que restringe la presencia del parrillero hombre, pues ciudades como Cartagena, Neiva, Barranquilla, Santa Marta y Soledad, cuentan con la misma, sin embargo, no hay una percepción especifica respecto a la disminución del delito, pues en muchas ocasiones, los criminales delinquen en zonas en donde la medida no impera o simplemente lo hacen fuera de las horas de aplicación.
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