Después de 16 meses del paso del huracán Iota, el cual produjo importantes pérdidas humanas y materiales y la paquidérmica reconstrucción del del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, desde la Universidad Nacional de Colombia han reflexionado por las causas de los desaciertos.
La profesora Ana Isabel Márquez, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Caribe explica que “el Archipiélago está sobrecargado en este momento, y con su base ecológica todavía muy afectada por el huracán Iota. Infortunadamente, muchas cosas no se han tenido en cuenta o hasta ahora se están revisando, porque el Gobierno se ha dado cuenta de que no conoce las dinámicas locales”.
Según la docente, “hasta el momento no se ha entregado ninguna obra completa y todavía hay personas que siguen viviendo en carpas, pero lo más grave es que la voz de la comunidad no ha sido escuchada, a pesar de que es la que conoce su territorio, sus formas de vida y la que afrontó el desastre”.
Esto ayudaría a explicar, en parte, los desaciertos del Gobierno, que ha estado al frente de todo, según la profesora Márquez “con una visión centralista que desconoce el territorio y la cultura local, y eso tiene profundas consecuencias, pues aunque la población raizal es mayoritaria en Providencia, su conocimiento sobre las dinámicas del territorio no se ha tenido en cuenta”.
Con respecto a cómo va el proceso de reconstrucción, el profesor Santiago Moreno, también de la UNAL Sede Caribe, señaló que la propuesta inicial del Gobierno, para la reconstrucción de las viviendas, partió del desconocimiento de las condiciones tanto ambientales como culturales de las islas, localizadas a 700 km de Cartagena.
Según el docente la cifra con la que salió el presidente Duque a los medios prometiendo que en 100 días estarían las casas para la comunidad, la dio porque estas casas prefabricadas procedían de catálogos producidos en el continente, ante lo que la comunidad rechazó y procedió a convocar mesas de concertación con constructores locales y funcionarios del Ministerio de Vivienda.
En las mesas se acordó que la casa isleña debía tener como mínimo un espacio seguro y conservar la identidad cultural isleña, según sus usos y costumbres.
En ese mismo sentido la profesora Márquez recalca que los esfuerzos del Gobierno se han concentrado en la infraestructura, descuidando otras facetas de lo que significa la reconstrucción, la reactivación económica, la protección de la identidad cultural. “Aunque algunos crean que estas no son importantes, sí son fundamentales porque son las que garantizan la supervivencia del pueblo raizal en su territorio y maritorio (como imagen del ‘territorio’ pero desde y en el mar)” expuso la profesora Márquez.
Sobre los diseños la Findeter asumió el control del diseño y la ejecución, para lo cual contrató a Contexto Urbano, una firma de diseño de Bogotá, para elaborar los planos técnicos y de detalle. Además, para la ejecución seleccionó un consorcio con tres de las principales constructoras del país: Amarilo, Bolívar y Marval.
El resultado es un proyecto que depende de mano de obra especializada, con materiales de producción industrial con una alta huella de carbono, difícil de ampliar y modificar y que implicó la llegada a la Isla de más de 1.000 operarios.
No contempló la opción de las construcciones en madera, sistema tradicional de las islas y que en Estados Unidos ha probado resistir a huracanes, ya que allí el 98 % de las viviendas que se construyen así.
La UNAL propone un modelo de casa isleña
La profesora Clara Eugenia Sánchez, de la UNAL Sede Caribe, señala que “la Autoridad Raizal, a través del secretario Walt Hayes, le solicitó a la Universidad el apoyo en las mesas de trabajo”.
La propuesta de la Unal propone un entramado liviano de madera (ballon frame/plattform), sistema que permite aprovechar las brisas, además de ventanas con batientes que al cerrarse protegen la vivienda contra el huracán, y cisterna que almacena agua lluvia”.
Amplía que “en el entramado de madera ya se resolvieron problemas como la deficiente conexión entre los elementos del sistema o el anclaje inadecuado, gracias al desarrollo de conectores estructurales, anclajes y sistemas de sujeción que hacen que las estructuras sean más seguras y resistentes”.
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