La Dian llama al orden a los influencers para que paguen impuestos y aclaren sus finanzas

Deben declarar impuestos por sus dos tipos de ingresos: el que reciben por su posicionamiento en redes y el que proviene de la publicidad

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La Liendra, influencer colombiano. Foto:
La Liendra, influencer colombiano. Foto: Instagram @la_liendraa

La Fiscalía General de la Nación tiene bajo sospecha a dos casos de influenciadores colombianos por el presunto uso de su actividad para el lavado de dinero. Con esto la Dirección de Aduana e Impuestos Nacionales (DIAN) abrió un capítulo de fiscalización e inició a revisar el historial de ingresos de los primeros 50 nombres más influyentes en redes sociales.

Se encontró por sorpresa que solo cuatro de ellos tenían sus cuentas tributarias completamente en orden. Laboralmente, unos hacen videos de entretenimiento o llegan a ser famosos por su opiniones e historias polémicas, que además incluye publicidad de productos y hasta comercio exterior, con ello atraen seguidores por los que les pagan grandes sumas.

Sin embargo, hay otros como Julio Profe que usa las redes para enseñar matemáticas. Otros se han dedicado a importar para después vender mercancías, aprovechando la audiencia cautiva que tienen en las redes. Cuando ya adquieren relevancia en la industria digital, reciben dinero -y mucho- de varias fuentes.

Uno de los influencer colombianos más conocidos es Yeferson Cossio, quien en uno de sus videos reveló que su promedio mensual de ingresos es de 750.000 dólares, pero en ocasiones logra ganar más de un millón de dólares de en un mes.

En este momento, mucho de los influencers están siendo llamados por la DIAN, en un ejercicio pedagógico para decirles lo que está o no está bien hecho en materia tributaria.

Lo ilícito

Luego de tener suficientes indicios de que no solo se trata de una evasión de impuestos a la DIAN, la Unidad de Investigación de Lavado de Activos (UIAF) es lo siguiente. Esta unidad de inteligencia financiera cruza las bases de datos a las que tiene acceso para hallar la verdad. Allí, los influenciadores están en revisión desde 2014, sin embargo, es en los últimos tiempos que se ha masificado aún más esta actividad de marketing y publicidad.

El lavado de activos se incrementó con el auge de los influenciadores en la pandemia, a tal punto que, en una red como Instagram, en Colombia hay alrededor de 407.810. En 2019, la firma de marketing Izea investigó sobre el pago que hacen las marcas por contenido patrocinado en internet y estableció que, en Instagram, el precio de una foto promocionada pasó de 134 dólares en 2014 a 1.642 dólares en tan solo cinco años.

Redes como YouTube, TikTok o Facebook, pagan por contenido. Por esta razón, no hay claridad absoluta sobre la cantidad de dinero que se mueve en nuestro país con esta actividad.

Perfiles

El perfilamiento que ha hecho la UIAF de los influenciadores les pone un rango -en 86 por ciento- entre 18 y 33 años, con un promedio de edad de 28 años. La mayoría provienen de niveles socioeconómicos de menores ingresos, con dificultad para acceder al mercado laboral por una reducida formación profesional.

Cuando entran al mundo digital como negocio, de pronto suben sus ingresos, sin la debida preparación para saber qué hacer con el dinero. La compra de objetos, servicios lujosos y las excentricidades de las que ufanan son la primera elección.

Un caso reciente es el caso de Jenny Ambuila, quien aparecía en redes sociales mostrando autos de 1.000 millones de pesos y prendas de costosas casas de moda, a lo que no lograba justificar antes las autoridades la fuente de tantos ingresos.

La UIAF ha logrado establecer la manera en que los influenciadores manejan estrategias de negocios con importaciones. Las operaciones comienzan a ser sospechosas cuando traen productos de lejanas tierras, a pesar de estar disponibles en sitios más accesibles.

Empezamos a ver una gran cantidad de giros sospechosos a colombianos desde el exterior. La dirección de fiscalización inicia la tarea de ‘desencriptar’ la información para identificar quiénes son esos sujetos que usan seudónimos y que se conocen como influencers”, explicó Lisandro Junco, director de la DIAN.

La entidad llamó a los famosos para invitarlos a la legalidad, muchos de ellos al no conocer a fondo las normas tributarias, pecaban por desorden financiero, contable y administrativo. “A muchos les asesoramos, les dijimos que debían declarar por sus dos tipos de ingresos, el que reciben por su posicionamiento en redes y el que proviene de la publicidad. Necesitaban organizar sus estados financieros y busca un contador”, agregó Junco.

Por otra parte, la DIAN detectó que había influenciadores que venían haciendo las cosas muy bien. Con la apertura de fiscalización de influenciadores, la entidad tributaria ha logrado la corrección de 5.000 millones de pesos entre impuestos dejados de pagar, sanciones e intereses por mora. Junco menciona el tema de los criptoactivos, que están entrando a ser parte del mundo de los más visibles en redes, “es algo que prende aún más las alarmas, es otra de las fases de la fiscalización a los influencers”.

Aunque la moneda virtual no es reconocida en Colombia como valor de circulación, por lo tanto, no está regulada, hay influenciadores que están recibiendo dinero por pago de publicidad en criptoactivos. “No se trata de algo ilegal, sino que piensan que no tienen que declarar por esos ingresos”, advierte Junco y recuerda que en el Estatuto Tributario está la valoración de activos digitales financieros.

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