Cuando las aguas cristalinas del Mar Caribe adquirieren un tono rojizo, los bañistas salen corriendo y mueven sus toallas y parasoles a otro lugar de la playa. Así sucede cada vez que el sargazo llega a San Andrés, pues todo contratiempo es obstáculo para el turismo. Para el bañista osado, al final la experiencia no es la más agradable. Nadar entre estas algas y luego pretender salir a la superficie es como sacar una cuchara de una sopa muy espesa. El sargazo es material vegetal, se enreda en el pelo y atrapa entre sus redes. Pero lo que antes era una experiencia que ocurría en determinados momentos del año, cada vez se hace más frecuente, no solo en la isla de San Andrés, sino otros destinos paradisiacos como Cancún, Jamaica y las Antillas. La razón que preocupa a muchos son sus efectos en la vida de las personas y en el medio ambiente.
El sargazo es un tipo de alga que puede tener varios metros de largo y que aunque siempre ha existido y también cumple funciones importantes en los ecosistemas, en abundancia, solo puede crear el efecto contrario. Así, aunque algunos científicos han señalado que éste actúa como la guardería de animales invertebrados y peces, su presencia ha vuelto a ser motivo de preocupación. Para algunas autoridades ambientales, el sargazo es un verdadero problema pues cada vez llega en mayor cantidad y al menos en Quintana Roo (México) es tan desafortunada su llegada que existe la Red de Monitoreo de Sargazo, que ya ha anunciado que dado el recale que se ha presentado en Honduras y la temporada de primavera que eleva la temperatura del mar y acelera su reproducción, la semana que viene el sargazo estará en las playa mexicanas.
Esta proliferación, en palabras de Jorge Sánchez, Socio fundador de Help 2 Oceans Foundation, no solo es alarmante por la cantidad de espacio que ocupan estas algas en la playa, sino porque su presencia en el agua “consume altos volúmenes del oxígeno y afecta a la vida marina”. Pero la causa tiene razón de ser.. Sánchez, en diálogo con Infobae, también señalo que esto se debe a los altos volúmenes de “sustancias contaminantes que desembocan al mar producto de la agricultura masiva en las cercanías de la costa Este de los Estados Unidos”.
La situación es tan alarmante que un estudio realizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), publicado en el marco de la XXV Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en su momento llegó a anunciar que el oxígeno ha descendido 2% entre 1960 y el 2010. Esto implica, que al flotar en las aguas turquesas donde se encuentran pastos marinos y arrecifes coralinos, la luz del sol deja de ingresar impidiendo la fotosíntesis y la vida de otras especies que además necesitan del oxígeno.
Efectos en las personas
Uno de los momentos más críticos que se ha vivido el sector del turismo en Quintana Roo (México), fue la llegada del sargazo en el 2018. Según The New York Times en español, durante el primer semestre de este año, el aeropuerto de Cancún, registró una caída en el crecimiento del flujo de pasajeros y solo en la limpieza de las playa, el gobierno mexicano llegó a gastar 312 millones de pesos. Y es que de 4.6 millones de toneladas que llegaban a la playa en la región del Caribe y el Golfo de México han comenzado a llegar más de 10 millones de toneladas, según datos de la Universidad del Sur de Florida y la NASA, lo que no solo afecta al medio ambiente sino también a la estética de las playas y la comodidad de quienes habitan cerca.
Esto en parte tiene que ver con los olores y la descomposición del sargazo en la playa, pues estas algas al descomponerse liberan gases como ácido sulfúrico o metales pesados, que pueden afectar a las personas que están allí. En tal sentido, expertos como Sánchez, hacen un llamado a la autoridades ambientales para que dejen la “tibieza” en estos asuntos y comiencen a presentar soluciones sostenibles en donde las algas puedan convertirse en materia prima para actividades comerciales.
Sin embargo, muchos expertos coinciden en que si bien las implementaciones locales enfocadas a dar un uso a estas algas deben ser puestas en consideración, como se hace por ejemplo en Jamaica en donde utilizan el sargazo como alimento para cabras, lo cierto es que las soluciones a un problema que no es menor y que llega con las mareas a las playas del Caribe sin distinguir fronteras, deben ser vistas como lo que en realidad son: un problema enteramente global.
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