La cancelación del Jamming Festival, el mismo día de su inicio, dejó muy malas sensaciones en la industria de conciertos, solo a nivel nacional. Una semana después, las personas afectadas aún no han sido contactadas formalmente sobre cómo les reconocerán su tiempo y dinero. Los organizadores solo se han manifestado a través de comunicados que poco o nada le dicen a las personas que hicieron de todo para llegar hasta el sitio del evento. Algunos de sus asistentes viajaron desde fuera del país para vivir algunos días de música, en presencia de sus artistas preferidos. Nunca imaginaron que terminarían metidos en un completo caos.
Infobae ha informado al respecto desde que comenzaron los rumores de su cancelación, cuando varios artistas, semanas antes, confirmaron su no participación. Una vez el escándalo de la cancelación se hizo viral, la periodista Andrea Pérez Martínez llevó a cabo una investigación en la que se pretende dar con el detrás de escena del mal proceder de los organizadores y los malos manejos del dinero de los usuarios, los no pagos a sus trabajadores y artistas invitados, así como su silencio ante lo ocurrido.
Han pasado los días y cada vez surgen más escándalos alrededor, así como testimonios de las personas que se encontraban trabajando para los organizadores y de visitantes que llegaron a encontrarse con nada más que escenarios en proceso de desmonte. Recientemente, algunos casos han sido reseñados por la prensa, como el del sonidista Ruddy González, de origen venezolano. Cuenta que desde hacía mucho tiempo no se emocionaba tanto con el cartel de un festival de música. Damian Marley, Los Cafres, Los Prisioneros y Desorden Público eran los artistas que más le interesaban. Ahorró lo que más pudo con su hermano y programaron el viaje a Colombia. En 2021, con el presupuesto ya organizado y las ganas por los cielos, los hermanos compraron las entradas por la página oficial del evento. Ahí comenzó lo raro. No recibieron comprobante de boletos, por lo que escribieron a las redes sociales del Jamming. En los primeros mensajes les decían que no se preocuparan, que luego les harían llegar un código, que cuando llegaran a Bogotá podían pasar a Casa Babylon para recoger sus boletas. Pasaron los meses y la incertidumbre fue mayor. No había interacción de los organizadores del festival con las personas, hasta que anunciaron las fechas en las que finalmente se concretaría el evento. Llegó marzo de 2022, emocionados como nadie, Ruddy y su hermano pidieron permiso en sus respectivos trabajos y emprendieron camino rumbo a Colombia. González cuenta que el viaje desde Caracas es agotador. Son 14 horas en carro para llegar a Cúcuta y luego hacia el aeropuerto de esta ciudad para tomar el avión a la capital del país. Toda una odisea.
Los hermanos arribaron a Bogotá el jueves 17 de marzo y se hospedaron en un hotel en Chapinero, cerca de la Casa Babylon, con la intención de reclamar sus entradas y emprender camino hacia Ibagué, en donde estarían los tres días del evento. El viernes siguiente, 18 de marzo, alistaron sus maletas y pidieron un taxi que los llevara al bar de los organizadores. En el trayecto, que no fue tanto, un amigo de González le escribió a su WhatsApp desde Venezuela: “Vi que hay problemas con el Jamming, ¿sabes algo?”. Ruddy no entendió muy bien lo que le decía y junto a su hermano comenzaron a buscar en internet información al respecto. Se encontraron con un mar de publicaciones en redes sociales y algunas notas periodísticas que daban cuenta de la cancelación repentina del festival. Ruddy y su hermano invirtieron 700 dólares para asistir al Jamming. Aún no han recibido información sobre la logística para la devolución del dinero. Perdieron lo invertido en hospedaje y transporte. Volvieron a Caracas totalmente desilusionados, molestos, pero especialmente, tristes. No pudieron ver a ninguno de los artistas que querían.
El caso de Jovanna Miranda es otro de los que se ha conocido. Ella es mexicana. Venía con cinco amigos. Todos han terminado viviendo la misma mala experiencia. Compraron las entradas en noviembre de 2021 para asistir a los tres días, pero todo cambió de súbito. “El viernes 18 de marzo llegamos al aeropuerto en la mañana e íbamos a Casa Babylon para recoger las boletas cuando escuchamos la noticia en la radio. Ahí entramos a las redes y nos enteramos que ya se había cancelado”. Entendieron de inmediato que sería todo un dilema el reembolso de sus boletas. Perdieron dinero en tiquetes aéreos y se quedaron viendo un montón de noticias de gente que, como ellos, había hecho de todo para asistir al evento.
Cada vez surgen más casos y en todos la historia es similar: un fanático que invierte toda su energía, tiempo y dinero para llegar a un festival que terminó dándoles nada más que problemas. ¿Y qué dicen los organizadores? ¿En dónde están?
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