“Mi recorrido por la vida académica me demostró que las voces de los llamados ‘grupos minoritarios’ han sido invisibilizadas en el mundo occidental”, mencionó Diomedes Izquierdo, un personaje que marcó un hecho inédito en la historia de su comunidad Arhuaca: ser el primero en Colombia en graduarse como arqueólogo.
El joven indígena se graduó de ese programa en la Universidad Externado de Colombia y la ceremonia se llevó a cabo el pasado 24 de marzo con un emotivo discurso con el que, en medio de una voz quebrada por momentos, hizo un llamado sobre la invisibilización histórica que ha tenido la comunidad de la Sierra Nevada en el país,
“Entiendo y asumo un propósito y un compromiso que es proteger el territorio ancestral de la Sierra Nevada de Santa Marta”, expresó el ahora arqueólogo ante la Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural, dedicándole aquel logro académico a su comunidad y a los jóvenes arhuacos.
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Este sueño de Diomedes comenzó en 2015, cuando decidió inscribirse al programa de Interacciones Multiculturales gracias a los consejos brindados por sus mamos de la comunidad y, también, dejándose llevar por su deseo de convertirse en profesional y llenar de orgullo a su tierra. Finalmente, decidió integrarse a la carrera que aportaba el 50% del valor de la matrícula, en tanto que el Icetex aporta el otro 50 %.
En el trasegar de la carrera, Izquierdo se dio cuenta de la importancia de reconocer el trabajo arqueológico que ha hecho no solo la comunidad Arhuaca, sino gran parte de los pueblos indígenas en Colombia, resaltando, además, que este trabajo ha dejado como resultado el reconocimiento de diversos fenómenos sociales y sus propias formas de conocer los territorios manteniendo sus tradiciones ancestrales.
En diálogo con la Radio Nacional de Colombia, Izquierdo reconoció que su metodología estuvo basada en la comprensión contextual que permitiera el desarrollo de valores y perspectivas no convencionales, es decir, aquello que estuviera al margen de la occidentalidad, de manera que se pudieran acoplar a las perspectivas de los pueblos originarios y, así, realizar un proceso arqueológico que no implique la invasión a territorios sagrados y que permita una resignificación de pueblos originarios.
Ahora, con su título de arqueólogo, Diomedes se encargará de fomentar un oficio que sea provechoso para su comunidad, a partir de la participación de adultos mayores y jóvenes que permitan la preservación de rituales perdidos con las nuevas generaciones en ese afán por buscar y mostrar avances arqueológicos sin el consentimiento de las tribus.
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A Diomedes le queda un trabajo importante además de preservar las tradiciones sagradas del pueblo arhuaco: trabajar de la mano de sus ancestros, las generaciones siguientes y la institucionalidad para el desarrollo de proyectos que beneficien a sus allegados. De hecho, uno de sus objetivos es concursar en el Mundial de prácticas ancestrales de pueblos originarios, el cual se efectuará en Brasil.
En ese sentido, no dejará de realizar advertencias en todas las instancias posibles sobre las dificultades que tienen la mayoría de habitantes de su pueblo, como acceso a la educación primaria y superior, así como al sistema de salud, pero no solo eso, sino que los llamados también estarán centrados en la permanencia de los valores propios de las comunidades indígenas, de dejar un legado y comprender la importancia de la preservación de estos territorios que, más allá de la globalización, serán sagrados.
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