Versos como “Un grande nubarrón se alza en el cielo; ya se aproxima una fuerte tormenta. Ahí viene la mujer que yo más quiero; por la que me desespero y hasta pierdo la cabeza” han pasado por varias generaciones con la misma vigencia de aquel 1976, fecha en que fue lanzada ‘La creciente’, una de las canciones más recordadas de Rafael Orozco Maestre, quien nació un 24 de marzo, pero de 1954.
Los versos de acordeón se apoderaron de Orozco desde muy joven, cuando apenas era estudiante, y fue tal la pasión hacia la música que decidió, junto con el acordeonero Israel Romero, fundar la que actualmente es ‘La universidad del vallenato’, el Binomio de Oro de América. Aquel grupo que empezó con solo dos personas, terminó siendo un referente en la vena del género, pues fue pionero en incursionar instrumentos como bajo a sus canciones, algo que para aquel entonces, era un tabú en el hoy ‘vallenato yuca’.
Aquellas letras, que eran poemas con caja y acorde, eran el principal elemento que diferenciaba a Rafael Orozco de los otros cantantes colombianos, y ese crecimiento exponencial que tuvo el Binomio de Oro fue un arma de doble filo, pues en aquellos años 70 (época de bonanza para el vallenato) estaba ‘pidiendo pista’un joven que provenía de La Junta y de nombre Diomedes. No era el más simpático, pero sí uno de los más carismáticos, y fue por eso que varios seguidores de ambos artistas y desde algunos bandos de la prensa regional crearon una ‘rivalidad’entre ambos.
Aquella competencia no era del nivel de Emiliano Zuleta Baquero y Lorenzo Morales; de hecho, según relatos como la crónica ‘El testamento del viejo Mile’ de Salcedo Ramos, se creó justamente por corrillos creados alrededor de amigos y seguidores de los acordeoneros. Ni Díaz ni Orozco confirmaron la supuesta rivalidad, pero no fueron pocos los periodistas musicales que se inclinaba más por el nacido en el municipio cesarense de Becerril.
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Su vestimenta, única para muchos y extravagante para otros, marcó un hito en el grupo que se caracterizó, entre otras cosas, por sus pantalones brillantes y las chaquetas con lentejuelas, imponiendo un estilo desde la puesta el escenario. Pero con todo y ese éxito creciente, diversos problemas agobiaban la vida del poeta vallenatero.
Aquella noche del jueves 11 de junio de 1992, el país lamentó la muerte de Orozco Maestre, y sobre este hecho se generaron varias teorías; incluso, algunos relacionaron al cantante con Pablo Escobar, pero esto no pasó de ser un rumor. De acuerdo con la versión oficial, entregada por la Policía, el asesinato ocurrido en Barranquilla se produjo por un ‘lío de faldas’
De acuerdo con varias pesquisas realizadas, las autoridades determinaron que el crimen ocurrió por un posible ‘triángulo amoroso’ en el cual estaba involucrado el cantante y María Angélica Navarro, quien por aquel entonces era amiga muy cercana de José Reynaldo Fiallo Jácome, narcotraficante que, tiempo después, habría sido asesinado por órdenes de Pablo Escobar.
Con respecto a la persona que le disparó a Rafael Orozco esa noche, se presume que habría sido el guardaespaldas de ‘El Nano Fiallo’; lo que sí es cierto, es que luego de ejecutadas las tareas forenses, se halló que al menos dos de los proyectiles extraídos del cuerpo del cantautor eran de una pistola Heckler & Koch, la cual portaba el escolta del narco con un salvoconducto de la Segunda Brigada del Ejército.
Casi 30 años después de la muerte de Orozco, sigue siendo una incógnita la causa real de aquel hecho que partió en dos la historia del Binomio de Oro y generó, entre los seguidores del género, preguntas como “¿Qué sería de esta música si Rafael Orozco no hubiera muerto?” Lo cierto es que, 68 años después de su nacimiento, siguen retumbando versos de canciones como ‘Relicario de besos’, ‘De rodillas’, ‘Muere una flor’, ‘Confesión’ y ‘El llanto de un rey’, cuya letra está cargada de nostalgia y lirismo.
“Si tú cantaras a la brisa mis canciones; y enriquecieras este reino con una sonrisa; ya no podrías olvidar aquel octubre feliz; cuando llegaste, yo estaba esperando mil años por ti”, se escucha en aquella creación de José Alfonso ‘Chiche’ Maestre lanzada en 1991.
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