Aunque algunas personas insisten en negar que en Colombia todavía hay comportamientos racistas, un joven de 23 años denunció que cuando fue a solicitar hacer sus prácticas profesionales en un hotel de Cartagena, lo rechazaron por tener el cabello afro. Los hechos sucedieron recientemente en el hotel Cartagena Plaza hasta donde se dirió Víctor Padilla para solicitar un empleo.
Padilla es un joven cartagenero que estudió en el Sena y ahora es técnico en instalación de redes de computadores; sin embargo, para terminar su proceso de preparación tiene que realizar un semestre de prácticas aplicando lo que aprendió en un empleo formal. En diálogo con Caracol Radio, el joven expresó que aplicó de manera virtual a una convocatoria abierta por el hotel para trabajar como apoyo en el área de sistemas.
Después de que fue aceptada su solicitud a Víctor le pidieron que realizara unas pruebas de manera virtual, para comprobar su conocimiento en el área y, al siguiente día, lo citaron de manera presencia al hotel para realizarle una entrevista. “Primero me entrevista el jefe del área de sistemas y todo sale bien, entonces me mandan a una segunda entrevista con la gerente de recursos humanos del hotel y ahí es cuando empieza el bololó”.
Según detalló el joven a la emisora, cuando la encargada de recursos humanos del hotel Cartagena Plaza lo ve, le manifiesta que hay un problema con su apariencia física. “Tuvimos una conversación amena, yo hasta le hablé de que también estudié Promoción Social en la Universidad de Cartagena, cuando le digo eso ella me pregunta ‘¿qué tan comunista eres?’' ... Me corta cuando le estoy explicando que soy líder juvenil de mi comunidad y me dice ‘espero que en el Sena te hayan enseñado a cumplir normas ... ¿a qué se debe tu aspecto?’”.
Un poco confundido, Padilla le expresa a la mujer que, además de su profesión es artista y actor, pero que sabe que todas las empresas tienen algunas reglas para cumplir; sin embargo, le sorprende que la gerente de recursos humanos se refería a su cabello. “Me dijo ‘te tienes que quitar eso’ y me señala el cabello, pero se refiere como si mi cabello fuera una cosa”, manifestó el joven indicando que su cabello es afro y con ‘gajos’ o ‘rulitos’.
Padilla asegura que la mujer le dice que no puede estar “con eso así” atendiendo a las personas del hotel y que si no se lo corta no le darán el empleo. Por su parte, el joven estudiante le manifiesta que no entiende la razón por la que su cabello sea un problema para el hotel, “siempre estoy peinado y mi cabello siempre está aseado ... mi cabello es mi expresión de resistencia hacia el racismo que sufrí siempre”, recalcó a la emisora.
“Yo le dije que mi pelo era yo, lo que me representaba, mi identidad, y que era difícil que me lo cortara (...) le dije que buscáramos una alternativa como hacerme trenzas, por si querían bajar el volumen, pero ella me dijo que si cambiaba de opinión y si quería seguir el proceso con ellos ya sabía lo que tenía que hacer”, expresó el joven a la emisora Blu Radio.
Según contó el joven a El Universal la mujer le mostró en el computador los protocolos de la empresa, en los cuales se establecia que las mujeres debían estar con el cabello liso y los hombres con cabello corto. Aunque él sugirió hacerse unas trenzas, la mujer se negó rotundamente y lo mandó a hablar con la psicóloga, y le insistió en que sus aptitudes para el trabajo eran las apropiadas, pero no lo aceptarían con ese cabello.
Ahora Víctor Padilla radicó una tutela contra el hotel por tener “protocolos racistas”, señaló que “es necesario que en los hoteles de Cartagena cambien esa visión de blanquear la ciudad y de rechazar a las personas negras por el simple hecho de cómo se ve su cabello, porque les molesta que nuestros cabellos estén en las oficinas o que ocupen algún lugar en donde ellos están porque se sienten incómodo”, señaló al medio regional.
Por su parte, la emisora Blu Radio consultó a Javier Ortiz Cassiani, un historiador que les señaló que este es un “evidente caso de racismo”. Para Ortiz que Víctor denuncie el caso es necesario para que estas prácticas dejen de normalizarse y demuestran que el mismo joven se reconoce a sí mismo e identifica comportamientos racistas.
“Lo que demuestra son varias cosas, por un lado un continuo de prácticas racistas en una ciudad mayoritariamente negra como Cartagena; y además una falta de protocolos alrededor del tema étnico y racial, el tratamiento a los sujetos racializados en una ciudad como Cartagena, que todavía se sigue moviendo bajos los prejuicios históricos que han actuado sobre esta población”, señaló el historiador.
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