Un total de 8625 estudiantes de grados tercero y sexto en escuelas colombianas participaron en la prueba de Escritura del Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE), un diagnóstico que hizo la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 16 países de América Latina y el Caribe para medir las habilidades comunicativas de los niños.
La prueba pedía que los estudiantes pusieran en práctica su capacidad de crear un texto pertinente a partir de una situación comunicativa determinada y adecuada para su nivel de escolaridad. Los estudiantes de tercero debían escribirle una carta a un amigo sobre un viaje y una reseña sobre el baile nacional. En sexto grado debían describir un animal inexistente y pedirle al alcalde con una carta que cierre una calle para un evento.
Por ser de producción escrita, no era un examen estandarizado ni tenía una única respuesta, así que analizar los resultados tiene una complejidad adicional. Eso explica por qué los resultados de la prueba, hecha en 2019, se revelaron apenas este martes 22 de marzo.
Claudia Uribe, directora de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe, aseguró que la escritura es una de las competencias más exigidas en el entorno laboral y es indispensable para desempeñarse en múltiples oficios y profesiones.
“La escritura ayuda a pensar, a ordenar y transmitir las ideas, a interactuar con otros de manera indirecta y asincrónica, a comunicar y plasmar de manera duradera los pensamientos,reflexiones y aprendizajes, entre muchas otras funciones. El desarrollo de altos niveles de competencia en escritura es un imperativo para todos los sistemas educativos.
En la medición también participaron Argentina, Brasil, Cuba, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay. Fueron incluidos niños y niñas de todas las condiciones socioeconómicas.
Los resultados
Aunque el 87 % de niños y niñas de tercero entendieron la instrucción de describir un viaje, el 68 % de ellos no pudo escribir un texto que se pudiera encasillar en el género carta, es decir, que tuviera una fórmula de saludo, cuerpo y despedida o firma.
Con respecto a presentar el baile, apenas un 33,4 % hizo la introducción que se le pidió. El 62,6 % hizo cuentos o invitaciones que tenían que ver con el tema pero no cumplían el propósito comunicativo solicitado.
Aunque el 50 % de los estudiantes mostraron que podían escribir textos coherentes y cohesionados, el 81 % cometió al menos una falta de ortografía en sus composiciones; el 21,1 % cometió más de siete.
En el caso del grado sexto, el 95,4 % entendió que debía escribir una carta con los elementos correspondientes a esa categoría textual, de los cuales el 51,6 % añadió argumentos sobre por qué se debería cerrar la calle.
Sobre la presentación del animal, el 83,5 % de estudiantes pudo hablar de la criatura inexistente y le atribuyó al menos una cualidad. Algunos (el 10 %) olvidaron darle nombre. El 53,4 % sí hizo un texto que se ajustó a la categoría: una entrada de enciclopedia con un título y varios atributos.
El 76,4 % de estudiantes de sexto pudieron escribir sin repetir palabras y el 82,1% mostró cohesión y coherencia. No obstante, el 34,9 % tuvo más de un error ortográfico en su composición. Además, el 46,3 % de ellos presentó varios errores de puntuación.
¿Qué hacer?
Para mejorar los rubros específicos y elevar el nivel de escritura entre los estudiantes peor calificados, la UNESCO recomienda ser explícito con los estudiantes sobre lo que se espera de ellos cuando componen un texto.
Describir las características esperadas de calidad —puntuación, vocabulario, coherencia, tipología textual— será de ayuda para que ellos presten atención y corrijan lo que haga falta por sí mismos.
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