Los frailejones en Colombia requieren de un cuidado especial, no solamente porque su existencia es clave para el sostenimiento de los ecosistemas de páramo, sino porque actualmente existen más de 139 especies, de acuerdo con el Instituto Humboldt.
Pero además de especial, dichos cuidados deben ser constantes: si bien estas plantas se han vuelto muy mencionadas gracias a Frailejón Ernesto Pérez y sus consejos para el cuidado y ahorro del agua (que justamente se produce en los páramos), también se vuelve necesario hacer un llamado de emergencia por el riesgo en el que están los páramos teniendo en cuenta dos factores fundamentales: el cambio climático y las licencias ambientales.
Cabe mencionar que Colombia es uno de los países con mayor variedad de frailejones en el mundo, los cuales están ubicados, principalmente, en la cordillera oriental, con un 80% sobre el total de las especies registradas, y en ese orden, se vuelve apremiante el cuidado celoso por parte de organizaciones sociales y entidades gubernamentales a fin de que ninguna de las dos problemáticas ya mencionadas afecten las especies existentes.
Cambio climático:
Entre 2018 y 2022, varios investigadores de Colombia y el Reino Unidol, adscritos al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y el Consejo de Investigación del Medio Ambiente Natural del Reino Unido, recorrieron departamentos como Santander, Boyacá y Cundinamarca con el fin de hacer un balance sobre varios especímenes que benefician a los ecosistemas de páramo. La conclusión no fue alentadora.
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Este martes se conocieron los hallazgos de aquellas indagaciones, arrojando que los frailejones, al igual que los cardos y las suculentas, están en riesgo de desaparecer, especialmente por dos razones asociadas a las alteraciones climatológicas: la primera tiene que ver con alteraciones entre las relaciones de especies que habitan un mismo entorno. Sumado a eso, la añadidura del hombre de especies para el desarrollo agropecuario en zonas protegidas donde están los frailejones, ponen en riesgo la biodiversidad.
El otro motivo es que se han perdido los nichos donde antes habitaban especies, afectando el espacio de aquellas que captan el agua. Ahora, hay un tercer factor que se asocia a especies que están creciendo en estos ecosistemas, pero que, aun así, podrían presentar afectaciones a la biodiversidad a mediano plazo.
La puja por las licencias ambientales en páramos
precisamente, este 22 de marzo se conoció que la Sociedad Minera de Santander (Minesa), le vendió el 20% del proyecto Soto Norte a la multinacional canadiense Aris Gold.
Cabe mencionar que dicho proyecto se ubica en cercanías al páramo de Santurbán (Santander). De acuerdo con un comunicado emitido por Aris Gold, la cual es propietaria de la mina de Marmato, en el departamento de Caldas, “el proyecto de oro de Soto Norte es uno de los proyectos en etapa de factibilidad más grandes del mundo con reservas minerales importantes y bajos costos operativos”.
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Ante este hecho, buena parte de las comunidades cercanas a Santurbán y defensores medioambientales emitieron una señal de alerta, pues según ellos, el proyecto Soto Norte genera un riesgo no solamente en el páramo sino en ecosistemas aledaños.
Sobre esto, el líder comunal Oscar Estupiñán expresó que “sin agua, Bucaramanga no tiene futuro y no se puede desarrollar. Por eso, como usuarios del acueducto, los llamamos a que estemos atentos porque Santurbán sigue en riesgo. Minesa y su megaproyecto sigue firme” a través de su cuenta de Twitter.
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