Era mayo del 2011 cuando Miley Cyrus se presentó por primera vez en Colombia. Por aquellos días, con tan solo 18 años de edad, se encontraba adelantando su gira mundial ‘Gipsy Heart’, la misma con la que la prensa internacional aseguraba que la exestrella de Disney pretendía alejarse del reconocido vínculo que había creado con su personaje protagónico en la serie de Hanna Montana, una cantante adolescente con doble identidad que se ganó el corazón de toda una generación. Ese público infantil y adolescente que la seguía para ese entonces se reencontró en el 2022, con un par de añitos de más, pero con la misma emoción de verla.
En la noche del pasado lunes 21 de marzo, cientos de personas se reunieron en el Movistar Arena. Luego de más de diez años de espera, a los fanáticos de Cyrus solo les quedaban horas para volverla a ver. Mientras que los asistentes con sillas numeradas llegaron al lugar hacia las horas de la noche, muchos otros, los que tenían la posibilidad de verla de cerca, llegaron sobre las tres de la madrugada para conseguir el mejor lugar. La larga fila concluyó al estar dentro del coliseo, en donde, con la rapidez que alcanzaron, corrieron para esta frente a la barra metálica que separaba la tarima del público. De allí no se movieron, no importaba la circunstancia: iban a ver a Miley Cyrus.
La Ramona, artista escogida para abrir el encuentro, se subió al escenario y llenó la tarima de color. Acompañada de Drag Queens, hizo un homenaje especial a la comunidad LGBTTIQ+, y puso al público a corear y a bailar, a pesar del apretado espacio que separaba a un asistente de otro.
La Ramona, entre aplausos y ovaciones, terminó su presentación, y la espera para ver a Cyrus cada vez se hacía más corta. Ya no eran años u horas, eran minutos, minutos que, aunque cortos, se hacían eternos. La ansiedad crecía en el ambiente mientras los últimos asistentes buscaban rápidamente su silla para presenciar el espectáculo. ‘Miley, Miley, Miley’, gritaba la multitud mientras, a la par, se hacía la típica ‘ola’ para animar el ambiente. El escenario, todavía sin Miley, estaba lleno de personas del equipo de la estadounidense y del Movistar Arena que verificaban que todo estuviera bien. Un golpe a la batería sonaba de vez en cuando al igual que música y comerciales de fondo.
La tarima fue quedando vacía con el pasar de los minutos y la euforia estalló en el coliseo cuando los músicos de Cyrus empezaron a salir uno a uno para acomodarse en sus lugares. Los gritos se hicieron más fuertes cuando las luces se apagaron y empezó a correr el video introductorio del show. Los asistentes se pusieron de pie y con ellos se alzaron las pequeñas lucecitas de los celulares con los que pretendían registrar el emotivo momento. Miley, en su idioma materno, gritaba ‘Yo necesito atención’, en repetidas ocasiones.
De la nada, mientras el público continuaba gritando, Miley salió de la parte derecha del escenario, desde la vista de los espectadores. Portaba un traje negro, pegado, de esos que tanto le gustan a ella, de esos que usó en sus presentaciones en Argentina y Chile. No solo era ‘pegadito’, si no que tenía agujeros que dejaban ver parte de su piel. Tenía unos lentes negros que le ocupaban casi la mitad de su cara, lo que la hacía todavía más reconocible. Su cabello, mitad rubio y mitad negro, no fue muy difícil de identificar, tampoco lo fue su arrolladora energía y presencia escénica.
Sí, casi diez años después, los ahora adultos y adultos jóvenes fanáticos de Miley lloraban de la emoción con solo verla. De fondo, mientras caminaba imponente hacia el centro, se escuchaban los primeros acordes de ‘We Can’t Stop’, la canción que todos se sabían de memoria pero que no habían podido cantar en vivo. Miley vino al país en 2011; la canción fue lanzada en el 2013.
El show continuó. Una tras otras sonaban las canciones de la lista que tenía programada la cantautora para Colombia. Luego del remix entre ‘We Can’t Stop’ y ‘Where is my mind’ de The Pixies, Miley siguió con ‘WTF Do I Know’, Plastic Hearts, Heart Of Glass y Mothers Daugther.
No iba ni por la mitad del show cuando decidió tener la primera interacción hablada, de esa noche, con sus seguidores. Las noticias no eran buenas, pues se encontraba enferma. La altura de Bogotá, detalló, le hizo mucho daño.
“Gracias. Muchas gracias. Solamente quiero tomarme un segundo. Yo sé que esto será difícil por la barrera que tenemos en el lenguaje, pero haré lo mejor por explicarme. No habíamos realizado shows en los últimos dos años por la pandemia de coronavirus, estábamos desconectados. Ahora estamos en un nuevo lugar. Ustedes están mucho más arriba que yo, chicos. Yo siempre hablo de la fuerza y de la perseverancia, de no rendirse, de seguir. Así que en lugar de correr, debo enfrentarlo (...) en este momento, es mejor para mi tomarme un momento para respirar. Estoy siendo honesta con ustedes”, dijo Cyrus.
El concierto siguió con las canciones programadas; 4X4, SMS (Bangerz), Dooo It; 23; Never Be Me; 7 Things; Bang Bang y See You Again, sin embargo, los espacios entre canción y canción se hacían un poco más largos. La cantante, que constantemente tomaba agua, tuvo que sentarse para cantar varios de los temas de su repertorio. Incluso, detalló que en cualquier momento podría salir del escenario para poder vomitar. Miley, aunque se mostró frustrada por no poderle dar a sus seguidores el show que quería, trató de tomarse la situación con humor. “Aunque sé que debe haber un cartel que diga ‘Miley, vomítame’, no lo haré. Yo escupo a la gente, pero no la vomito”, destacó, mientras sus músicos y el público reían.
Entre el humor y el sarcasmo Miley agradeció a sus seguidores por haber madrugado para verla y por haberse quedado a las afueras de su hotel cantando toda la noche. “Cantaron toda la puta noche, no pude dormir mucho, pero gracias. Ya me estoy sintiendo mejor, pero si vuelvo a sentirme extraña se los diré nuevamente. Estoy en el lugar más seguro de la tierra, no me canso de decirlo. Estoy en cuarto lleno de gente que me ama y que quiere lo mejor para mí. ¿Saben lo raro que es para nosotros encontrar un lugar en el que nos rodeen de tanto amor? Realmente lo agradezco”, destacó.
Cyrus continuó cantando, sin embargo, bajo las mismas advertencias sobre su salud. En un momento de su show, confesó, que ‘se sentía de la mierda’. La multitud, para animarla, gritaba en coro ‘It’s okay’ y ‘We love you’. “Voy a ser muy honesta con ustedes, no me siento para nada bien, me siento jodida. Pero me voy a quedar aquí todo lo que yo pueda. Yo sé lo que ustedes han estado esperando para este show, y esto significa esto mucho para mí (...) Probablemente voy a vomitar, no ya, pero en algún momento voy a vomitar”.
Según comentó, su más grande pesadilla era esa, la que estaba viviendo en Bogotá, el hecho de no poder darle a sus seguidores el 100% de su energía. “Salir corriendo de aquí es mi peor miedo”, enfatizó. Miley mantuvo su show e interpretó Fly On The Wall y High.
Entre canción y canción, Miley aseguró que su presentación en Bogotá le había enseñado mucho y que era su favorita. Conmovida y al borde de las lágrimas, le agradeció a su banda por haberla respaldado durante toda la noche. Así mismo, dijo que en medio del show había pensado, preocupada, que tendría que renunciar e irse para el hotel llorando bajo el consuelo de Tish, su mamá. “Mi mayor miedo en la vida es rendirme. Ahora, este show, en Bogotá, es mi favorito. Cada vez que me detenía o me sentaba ustedes solamente decían ‘te amamos’, y no saben cuanto lo agradezco. Gracias, muchas gracias”, argumentó.
Conmovida, y ya superando la mitad del show, Miley dejó ver una notable mejora en su estado de ánimo. Se levantó de su silla y dejó ver varios de sus movimientos de baile. Cantó Nothing Breaks Like a Heart; Jolene; Midnight Sky; The Climb; Wrecking Ball y cerró con Party in The USA. “No dejen que nadie les quite el amor. Manténganlo con ustedes. Buena noche a todos”, dijo la cantante al despedirse.
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