En esta legislatura, solo el 6 % de los proyectos de ley radicados en el Congreso se convirtieron en leyes

La Comisión Primera fue la que más proyectos de ley presentó. La más “vaga” fue la cuarta

Guardar

Nuevo

Imagen de referencia. El Congreso aprobó  la conciliación de la reforma tributaria en Colombia. Foto: cortesía Cámara de Representantes
Imagen de referencia. El Congreso aprobó la conciliación de la reforma tributaria en Colombia. Foto: cortesía Cámara de Representantes

Un informe con datos del sistema Sonar, afiliado al portal digital La Silla Vacía, asegura que en lo que va de la legislatura 2018-2022, se han radicado 2.156 proyectos de ley en el Congreso de Colombia, pero solo 137 han llegado a ser sancionados como leyes de la República. Eso equivale al 6,35 % de las iniciativas presentadas.

Además de la diferencia actual entre proyectos y leyes, que no es ni un quinto de la producción total del legislativo, llama la atención que apenas un poco más de la mitad de proyectos de ley vigentes son viables para que sigan tramitándose en el periodo 2022-2026.

Puesto en cifras, de los 409 proyectos de ley que siguen vigentes, 60 pueden empezar sus discusiones desde este miércoles 16 de marzo, día en el cual inició el último y corto periodo de esta legislatura, que va hasta el 20 de junio.

Otras 233 son viables para ser discutidas por el nuevo Congreso, que fue elegido el pasado 13 de marzo y se posesionará el 20 de julio. Las 176 restantes, según el equipo de Sonar, son poco viables y posiblemente se archivarán.

Los congresistas de la Comisión Primera, a la cabeza de Germán Varón y encargada de discutir temas constitucionales, administrativos, de estructura del Estado y derechos humanos, fueron los que más proyectos de ley han presentado: 576, un 27,6 % del total. Uno de ellos es la famosa Ley Antichancleta —Ley 2089 de 2021—, presentada por la senadora Paloma Valencia.

La Comisión Sexta, presidida por el conservador Carlos Andrés Trujillo, presentó más de 420 proyectos, un 20,1% del total; principalmente iniciativas sobre cultura y honores. La Comisión Séptima, que se ocupa de seguridad social y cuya presidenta es la también conservadora Nadia Blel, ha radicado 393 proyectos (18,8 % del total).

Si solo de número de proyectos se tratara, la comisión más vaga sería la Cuarta, liderada por el senador Carlos Manuel Meisel, del Centro Democrático. La comisión que discute temas fiscales apenas ha radicado el 0,6 % de proyectos de todo el legislativo.

Por otro lado, hay que recordar que los congresistas discuten proyectos presentados por ellos mismos y por el Poder Ejecutivo, es decir, por Iván Duque. No obstante, el 94,4 % de proyectos discutidos eran de iniciativa legislativa, mientras Duque presentó solo el 5,6 % restante: un total de 112, de los cuales solo 35 se convirtieron en ley.

Este 31,25 % de aprobación de iniciativas del presidente, que es más bien baja, es señal de que el Gobierno no tenía una bancada mayoritaria en el Congreso. No obstante, han sancionado más proyectos de Duque que de ellos mismos. Esto, según Gonzalo Araújo, cofundador de Sonar, es un indicador de baja eficiencia.

“El número de proyectos que tramita exitosamente un Congreso no refleja su eficiencia, pues en la producción legislativa cantidad no es sinónimo de calidad. Sin embargo, tener una diferencia de más de 2.000 proyectos entre los que se radican y los que se convierten en ley, sí muestra un legislativo con baja productividad”.

La prueba de fuego

A excepción del Partido Conservador, los partidos de derecha fueron castigados en las urnas el pasado 13 de marzo y obtuvieron menos curules. Con ese panorama, a unas semanas de la primera vuelta presidencial, los cálculos políticos y los ojos del país están en el legislativo. El trámite de una ley impopular podría costarles la presidencia, algo que consideran peligroso. Además, algunos de ellos ya saben quiénes se quedarán sin empleo.

“El hecho de que los congresistas ya conozcan quienes continuarán, quienes heredan su curul y quienes definitivamente no estarán, promueve un panorama en el que el costo político de tramitar iniciativas es alto y el beneficio bajo, teniendo en cuenta el momento electoral, pues mientras el Congreso sesiona, la campaña presidencial continúa. También se hará más difícil contar con quórum decisorio en comisiones y en plenarias”, sentencia Araújo.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar

Nuevo