Las elecciones legislativas que se realizarán este domingo en Colombia no solo servirán para renovar ambas cámaras del Congreso y tomar la temperatura de un electorado que tendrá que elegir presidente en apenas dos meses, sino también para saber cuánto se podrá seguir avanzando en el camino de inclusión que el país ha venido recorriendo en los últimos años.
Y es que en menos de una década, Colombia ha visto concretarse reclamos históricos como la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, el cambio del componente sexo de la cédula y la adopción homoparental, así como también la elección como alcaldesa de Bogota de Claudia López, primera mujer en ser votada para dicho puesto y la primera alcaldesa abiertamente LGBT de una capital latinoamericana.
Además, el pasado 21 de febrero la Corte Constitucional despenalizó el aborto hasta la semana 24 de gestación, el plazo más amplio de todo el continente. Y a pocas semanas de las elecciones, tanto organizaciones feministas como LGBT celebraron la sentencia de la Corte que obliga a la Registraduría a incorporar la categoría no binario (NB) en los marcadores de sexo del documento de identidad.
Este domingo Colombia también pondrá en marcha el protocolo de voto trans, un instrumento del Consejo Nacional Electoral (CNE) para garantizar el sufragio de los votantes y evitar abusos como requisas identificatorias en las mesas de votación, el segundo país en América Latina en adoptar esta práctica.
“Esperamos que muchas personas trans puedan salir a ejercer su derecho al voto y cuenten con las garantías necesarias. También esperamos tener al final un Congreso más paritario, juvenil, regional, comprometido con la paz y los derechos humanos”, dijo a Infobae Wilson Castañeda, director de Caribe Afirmativo, una de las organizaciones que hizo posible el protocolo.
Según un informe elaborado por dicha ONG y Victory Institute, de los 2,385 candidatos inscritos para ocupar una bancada en el Senado o la Cámara en este ciclo electoral, 26 son personas abiertamente LGBT. Se trata de un número bajo, pero que duplica el de los 14 aspirantes en las elecciones del 2018.
Las candidaturas LGBT son lideradas por Alianza Verde (7), el partido de centroizquierda del que surgieron las dos victorias diversas de las pasadas elecciones: Mauricio Toro, primer congresista abiertamente gay de Colombia, y Angélica Lozano, que aspira una reelección como senadora en 2022. Lozano también es pareja de la actual alcaldesa de Bogotá, Claudia López.
Las otras agrupaciones políticas con mayor número de opciones LGBT son opositoras del actual gobierno: Colombia Humana (5), liderada por el candidato presidencial y favorito en las encuestas presidenciales Gustavo Petro, y el movimiento feminista Estamos Listas (4). Las tres formaciones tradicionales, el Partido Conservador, Partido Liberal y Centro Democrático, cuentan apenas con un candidato abiertamente LGBT en sus listas.
Entre la nueva camada de representantes diversos de este ciclo electoral, se incluyen dos mujeres trans, Edith Salas y Hilary Agreda.
Sus probabilidades de acceder a una bancada son bajas, pero para Agreda —candidata a la Cámara de Representantes por el Partido Liberal— la inclusión de candidatas trans demuestra que el colectivo, históricamente apartado de la vida política y social en Colombia, cuenta ahora con el apoyo de la ciudadanía.
Desde el departamento de Nariño, en el suroeste del país, Agreda dijo a Infobae que celebraba la sentencia de la Corte a favor de las personas que se enuncian como no binarias, pero considera que urge una “ley de identidad de género”:
“Necesitamos estar incluidas en el documento de identidad, reconocidas como personas trans, y desde ahí fortalecer distintos escenarios, como el sector salud. Entonces podremos decir que hay ciudadanías plenas”, afirmó.
Wilson Castañeda coincide en que son varios los pendientes para el próximo Congreso en materia de legislación LGBT.
“Hay tres asuntos o agendas. Primero, llevar adelante la implementación efectiva de los Acuerdos de Paz [llevados a cabo durante el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos], cuyo enfoque de género ofrece garantías para que se respeten los derechos de las personas LGBT”, dijo.
El segundo tiene que ver con “blindar los derechos adquiridos”, ya que el Congreso saliente “tuvo varios intentos de echar atrás derechos sexuales y reproductivos de mujeres y personas LGBT”.
En tercer lugar, argumentó que era indispensable que los nuevos legisladores contribuyan a desmontar el “discurso prejuicioso” hacia la población LGBT que persiste en Colombia. “No queremos seguir teniendo espectáculos de congresistas que generan presiones violentas, misóginas, transfóbicas o desobligantes contra personas LGBT, y eso también incluye prácticas lingüísticas”.
Otras de las aspirantes al Senado es Lorena Bautista Riquett, candidata afro que se identifica como pansexual. Esta abogada de 33 años milita en Estamos Listas, que se ha presentado en público como “el único movimiento político de mujeres y el único feminista”.
Originaria de Barranquilla, una de las ciudades principales de la región Caribe colombiana, al norte del país, le dijo a Infobae que en estos comicios se jugaba “incluir y fortalecer en el debate público temas como el parto humanizado, la violencia obstétrica, la salud sexual y reproductiva y el derecho a la salud mental, así como la atención sin discriminación para la población sexual y de identidad de género diversa”.
Desde su movimiento planean “enmarcar una mirada feminista desde, para y con las personas lesbianas, gais, bisexuales, trans, intersexuales, personas no binarias o de género fluido, y en general disidencias sexuales”.
Pese a la amplitud de su plataforma, su mensaje no parece todavía haber calado en el electorado. En la encuesta de Percepción País, su movimiento arrojó 0.1% en la intención de voto, uno de los más bajos entre todas las agrupaciones. Pero desde el espacio político han asegurado que seguirán en la lucha política más allá de los resultados electorales en estos comicios.
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