Julia Miranda conoce como pocos el país. Durante los 17 años en los que se desempeñó como directora de Parques Nacionales Naturales de Colombia recorrió los rincones de una nación que se empezaba a reconocer en la diversidad. Entre humedales y páramos, comprendió las necesidades ambientales de uno de los pocos países en el mundo que encuentran su riqueza entre ecosistemas, fauna y flora.
Hace dos años no se hubiera imaginado como sería su salida de ese cargo, ni hubiera creído que recorrería a Bogotá con una pancarta en la espalda con su nombre y el número 101 del Nuevo Liberalismo. Tampoco hubiera pensado que encabezaría la lista a la Cámara de Representantes por Bogotá con la renacida colectividad fundada por el único político que fue capaz de inspirarla.
Julia Miranda, abogada especializada en derecho ambiental, y primera colombiana en ser premiada por el trabajo a toda una vida en los Frankfurt Conservation Awards, -uno de los reconocimientos ambientales más prestigiosos de Europa-, habló con Infobae Colombia sobre su mayor motivación para lanzarse a la política, los principales retos ambientales de la capital y del país, y los compromisos de una nación que sigue buscando una alternativa entre el conflicto.
Infobae: Usted ha dedicado buena parte de su vida a desempeñar cargos públicos, uno de los más destacados la dirección de Parques Nacionales Naturales durante 17 años. ¿Cuál fue su mayor motivación para lanzarse al Congreso?
Julia Miranda: Estaba en un proceso de vida más tranquila, sin pensar que quería ingresar a la política, porque nunca lo había hecho. Nunca había militado en un partido político. Pero desde el recientemente revivido Nuevo Liberalismo se acercaron, me invitaron y me dijeron que la experiencia que tenía en servicio púbico en tema ambiental serviría mucho para enriquecer y aportarle a las listas que estaban armando para el Congreso y me fui entusiasmando.
Acepté la propuesta porque creo que tengo la experiencia para aportar desde mi práctica y mi conocimiento con temas de respaldo técnico en lo ambiental, con cifras y datos. Hablar en serio en el Congreso sobre los temas fundamentales en esta materia como el cambio climático; la conservación; y los instrumentos financieros para la biodiversidad. Me entusiasmé y por eso di el paso a la política, pero nunca lo había contemplado.
IC: ¿Qué fue lo que más le llamó la atención del Nuevo Liberalismo para encabezar su lista a la Cámara de Representantes por Bogotá?
JM: Cuando yo estaba estudiando Derecho en la Universidad Javeriana, la persona que era nuestra inspiración, el líder que nos motivaba a votar y que esperábamos que llegara a la presidencia era Luis Carlos Galán. Sin duda, nos motivó a participar en política, nos inspiró al escucharlo, a querer que Colombia tuviera el cambio que él proponía.
Después de eso, yo no participé en nada que tuviera que ver con política. Votaba, eso sí, analizando las propuestas, pero nada más. Sin embargo, al conocer que se revivía el partido con la misma filosofía de Galán, con las misma ideas, considerando lo que él decía que “a las personas las pueden matar, pero a sus ideas no”, que es lo que esta colectividad está queriendo proponer al país, me decidí. Con una idea de renovación en la política, buenas costumbres y listas de personas comprometidas por los diferentes temas que cada una maneja desde el Senado y Cámara. Por esa razón decidí dar el paso adelante y participar en política en esta elección.
IC: ¿Cuáles serán sus principales banderas, las que impulsará durante su periodo en el Congreso?
JM: Tengo unas propuestas concretas para la capital, considerando que el principal problema de la ciudad es la calidad del aire, que está afectando realmente la salud de las personas. En Bogotá existen unas localidades y unas zonas más afectadas en donde las cifras anuales que nos dan las autoridades de la ciudad son de un poco más de 2.000 personas que mueren anualmente por enfermedad respiratoria aguda, asimismo, a los niños se les disminuye la posibilidad de ir al colegio con regularidad cuando se enferman por este problema, al igual que el impacto en los adultos mayores.
De igual manera, hay mucho que hacer y que mejorar con relación al cambio climático, como incrementar el estándar de los combustibles en Colombia; impulsar los vehículos eléctricos en el transporte público y privado; y trabajar por la disminución de las emisiones de los gases que generan los vehículos de carga pesada, que en este momento, absurdamente fue impulsada una Ley del Congreso que les extendió la vida por cuatro años a estos vehículos que son los que contaminan en un 30 % el aire de la ciudad.
Hay que diseñar incentivos para que la gente que tiene que renovar sus vehículos de carga pesada lo hagan, porque ahora no solo le cuesta mucho a la gente, sino que tienen que hacer un trámite muy engorroso. Eso hay que propiciarlo porque estamos dando señales contradictorias: queremos mejorar la calidad del aire, pero no incentivamos a que se enfrenten los problemas concretos.
Adicionalmente, trabajaremos en el tema de los residuos sólidos. En este momento está empezando a cursar en el Congreso, en primer debate, un proyecto de ley que contempla regular el esquema de residuos sólidos, sin embargo, es una iniciativa que se queda corta. Yo quiero impulsar la obligatoriedad de la separación en la fuente: en las casas, restaurantes, centros comerciales. Si se logran separar de manera eficiente los residuos vamos a tener un mejor aprovechamiento de los que son orgánicos que se pueden usar para energía o compostaje, y los reciclables para que se reutilicen. En ese momento se está valorando por peso la basura de tal manera que esos residuos que llegan al relleno sanitario están llegando con todo lo que se podría aprovechar, es muy poco lo que se saca para reutilizarse o aprovecharse.
De igual manera, quiero redignificar el trabajo de los recicladores, de los recuperadores de oficio, que es como se denomina este empleo, que están realizando una tarea importantísima para la ciudad y el medio ambiente, como es la recolección de los desechos reciclables, pero que desempeñan su labor en condiciones muy duras, al sol y al agua, cargando unos carros muy pesados. Es un empleo que está muy mal remunerado, les pagan muy mal lo que ellos recogen. Por esa razón busco que estas condiciones cambien en Bogotá y en el resto del país.
IC: Dentro de sus banderas también ha manifestado la necesidad de reformar las Corporaciones Autónomas Regionales (CAR). ¿Qué contempla esta medida?
JM: Esta es una propuesta que está moviendo el Nuevo Liberalismo y otros partidos, y que a mí me parece que hay que hacer un esfuerzo para fortalecer las CAR. Cambiando el esquema que hoy tienen y volviéndolas autoridades ambientales mucho más técnicas, objetivas y eficientes. Esta una transformación que hay que trabajarla con entidades como el Ministerio de Ambiente, pero también con la ciudadanía y el empresariado, que tienen tantas quejas de las corporaciones. De esta manera hacer la mejor reforma, porque Colombia necesita autoridades ambientales regionales, pero mucho más eficientes.
IC: De quedar elegida el próximo 13 de marzo como representante a la Cámara. ¿Cuál es la primera iniciativa que presentará en el Congreso?
JM: He preparado durante mucho tiempo un proyecto que busca aumentar las categorías del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, porque hay dos que no existen actualmente: las áreas protegidas locales, en donde Bogotá se podría beneficiar para declarar como área protegida Cerro Seco o los humedales. Estas áreas son de especial importancia ecológica para la ciudad que hoy solamente pueden ser protegidas a través del plan de ordenamiento territorial y realmente quedan a discrecionalidad del alcalde que esté realizando el Plan de Ordenamiento Territorial (POT). Asimismo, me gustaría impulsar las áreas protegidas comunitarias que es una categoría que tampoco existe actualmente.
Por ejemplo, Cerro Seco en el POT del exalcalde Peñalosa era una zona de expansión urbana. Ahora, en la actual alcaldía es un área protegida, entonces si estas áreas se encuentran bajo las categorías del Sistema Nacional de Áreas Protegidas quedan declaradas y no quedan a merced de cualquier administración.
Y sin duda, el otro proyecto que impulsaría sería el de los instrumentos financieros para la conservación. Hoy en día tenemos el impuesto al carbono, pero no ha sido utilizado para lo que fue creado, se desvirtuó totalmente. En muchos países es un impuesto más alto, el nuestro tampoco incluye el carbón, sino los otros combustibles fósiles. Los instrumentos financieros son fundamentales para procurar la conservación de los ecosistemas en el país, y nosotros lo propusimos desde PNN, así que tenemos varias ideas para presentar ante el Congreso.
IC: ¿Cuáles cree que son los mayores aciertos y las medidas que le merecieron mayores críticas de la administración de Claudia López en materia ambiental?
JM: Yo considero que en el POT que decretó la alcaldesa se aprecia un gran avance en el tema ambiental: se ampliaron las áreas protegidas, se dio un refuerzo a los sitios de vital importancia ecológica, se declararon nuevos humedales. Este es un Plan de Ordenamiento Territorial excelente.
IC: ¿Y cuales son las medidas que contempla el actual POT con las que está en desacuerdo? Entendiendo que usted impulsó la inclusión de la variable medioambiental en el Plan de Ordenamiento Territorial
JM: A mí el POT me parece muy positivo, me parece que avanza en este tema. Uno no puede endilgarle a un POT toda la problemática de una ciudad, pero este esquema, en donde lo crucial y ambiental es tan prioritario, a mí me gusta. Me parece rescatable el tema que desarrolla sobre las localidades y lograr una mejor descentralización. No le he encontrado lo negativo hasta ahora.
IC: Y respecto a los demás temas prioritarios. ¿Qué rescata de la administración actual y que cree que se debe mejorar?
JM: Rescato lo que ha hecho la Secretaría de la Mujer, toda esa política de sistema de cuidado que le ayuda a las mujeres en sus tareas domésticas, a poder salir a trabajar. Les da una apoyo sustancial para cuidar a los hijos y los adultos mayores. Todo el apoyo que se le dé a la mujer hace de Bogotá una ciudad más justa, de manera que este trabajo me parece fantástico.
Sin duda, el gran reto es la seguridad en la ciudad. Sé que se han intentado muchas cosas, pero todavía los resultados no son los que la gente quiere. El trabajo coordinado con la Policía, el fortalecimiento a esta institución que se debe acercar al ciudadano, para que convierta en un símbolo de la protección. Que se le quite ese rol de actor en el conflicto, que está dedicado actualmente a la erradicación de cultivos ilícitos. Necesitamos a esos uniformados que en vez de estar erradicando coca puedan estar en la ciudad colaborando en la protección del ciudadano.
IC: Según el último informe de Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, el cambio climático está dañando el planeta a una velocidad mayor a la capacidad de seres humanos y animales de adaptarse a estos cambios. ¿Qué medidas considera que se necesitan adoptar con urgencia en la capital y el país para mitigar los efectos de este grave problema?
JM: Colombia tiene la gran deuda con el mundo de parar la deforestación. El país no le aporta tanto al cambio climático desde el punto de vista industrial o de su explotación de petróleo, pero la deforestación es nuestro preocupante aporte al cambio climático. Esa es la prioridad en Colombia.
Por supuesto hay que implementar todas las políticas de la economía circular. Tenemos que crear y fortalecer el sistema eficiente de recolección y disposición correcta de residuos sólidos, porque el gas metano nos tiene generando emisiones alarmantes, que son algunas de las que más afectan el clima y de las cuales se hizo un compromiso para reducirlas en un 30 %. Hay que poner en práctica políticas que nos lleven a reducir los Gases de Efecto Invernadero (GEI) y de esta manera apostar a mitigar los efectos del calentamiento global.
Este informe es fundamental porque hace énfasis en la capacidad de adaptación, y hace un análisis por regiones, razón por la cual vale la pena enfocarse en la región de América Latina. Cabe resaltar que la vulnerabilidad y la adaptación son los temas más importantes a corto plazo en nosotros como país, así como la mitigación, con la reducción de emisiones frenado la deforestación.
IC: ¿Qué otras medidas considera pertinentes?
JM: Es muy importante que cada una de las obras que hoy en día se hagan en el país tenga en cuenta la variable de cambio climático y de la adaptación. Porque realmente Colombia es un país altamente vulnerable al cambio climático, de manera que este énfasis hay que tenerlo en cuenta para aplicarlo en las acciones y políticas que se deben desarrollar en el país.
Tenemos que tomar medidas urgentes con relación a los temas vinculados a la comida y del agua porque lo que está en riesgo es la seguridad alimentaria. Entonces debemos buscar estrategias para que en esta ciudad región, y en este país, que podría ser la gran despensa de muchas otras naciones, se vele para que el cambio climático no afecten nuestra producción agrícola y agropecuaria.
Un gran ejemplo son los cafeteros, que a pesar de que el café se encontraba en su mejor precio, salieron a decir que por razones de la variabilidad del clima y del régimen de lluvias y sequía, había disminuido su producción en un 20 %. Cuando llevaban soñando con estos precios desde hace años y, en ese preciso momento, falla la producción y no se pueden beneficiar como les hubiera gustado.
IC: Hablando de esa gran deuda de Colombia con relación a la deforestación. Durante enero de 2022 se registró la cifra más alta de hectáreas afectadas por este flagelo la Amazonía colombiana en diez años. ¿Cómo enfrentar este grave problema que parece conducir a un punto de no retorno?
JM: Lo que yo considero es que no faltan las medidas de autoridad. Lo que se tiene que hacer es un trabajo con la comunidad muy importante: conocer quiénes son las personas que están allá desarrollando estas actividades, además, en pésimas condiciones de vida; y quién las están financiando, debido a que muchas veces son personas sin alternativa, con pocas posibilidades de tener condiciones más dignas de vida.
Sin duda, el punto uno del Acuerdo de Paz que contempla el desarrollo rural integral es indispensable para lograr mejores condiciones en estos territorios, logrando el cese del conflicto, y frenando la amenaza contra los ecosistemas, como la deforestación, la ganadería ilegal y el acaparamiento de tierras. Pero para esto tenemos que regularizar y fortalecer la presencia institucional para los campesinos en las zonas rurales de Colombia, brindarles calidad de vida, acceso a la salud, educación.
El campo olvidado engendra este tipo de problemas. Además que se suma la falta de la presencia del Estado y del control territorial, que hay que afrontarlo con medidas del control al delito. Pero el trabajo por el desarrollo de la ruralidad colombiana es fundamental.
IC: Usted ha mencionado que se tienen que vincular a las comunidades para hacerle frente a los graves problemas ambientales en el país. ¿Cómo convencer a las comunidades que desconfían del Estado y de las autoridades, que la mejor inversión está en materia ambiental?
JM: Hay que hacer un acercamiento a estas comunidades mediante medidas en las que el Estado le brinde mejores condiciones al campesinado. Hay que crear estrategias para ver de qué manera se les pueden dar tierras a los campesinos, pero no solamente tierras, sino apoyo para que esta sea productiva. Estrategias como generar una demanda de los productos que los campesinos estén cultivando; o como formalizar las zonas de reserva campesina, que durante tanto años se han estado tratando de gestionar mediante la Agencia Nacional de Tierras.
Lo primero que se debe hacer es darle la alternativa productiva de tierra, bien sea de titulación individual o colectiva a los campesinos. Y de esta manera generar ese desarrollo del campo sobre la base que se compren los productos a un precio justo y que se les den alternativas a estas personas para que cambien estas actividades ilegales por otras legales enmarcadas en el desarrollo económico del país.
IC: Muchas organizaciones y ambientalistas le han hecho fuerte críticas al gobierno por su manejo en temas como la deforestación, la exploración minera en áreas protegidas, y las garantías en seguridad de los líderes ambientales. ¿Cómo ha visto el compromiso del gobierno de Iván Duque en materia ambiental?
JM: Yo he visto que se han hecho importantísimos anuncios en el exterior y que tenemos una Ley de Cambio Climático, sin embargo, siento que tenemos mucho aún en la teoría. Los anuncios que se hicieron de ampliar las áreas protegidas no tienen todavía los estudios. Este país se ha caracterizado por hacer investigaciones serias para la declaratoria de varias áreas y sería muy importante si logran hacerlo. Colombia es un país megadiverso y no solamente se requiere cumplir con los compromisos en el exterior, sino que se requieren proteger sus ecosistemas terrestres y marinos.
Ojala que esas leyes y esas propuestas vayan acompañadas de los planes de acción reales y concretos, con presupuesto que se puedan aplicar a esos planes de acción.
IC: El Gobierno nacional ha propuesto el retorno de las aspersiones con glifosato, a pesar de las críticas de expertos por su impacto ambiental y social, y su cuestionada efectividad. ¿Qué piensa de la reanudación de esta forma de erradicación de los cultivos ilícitos?
JM: Yo no estoy de acuerdo con la utilización del glifosato debido a que causa muchos más daños que beneficios. No se ha logrado reducir el área cultivada de coca con este esquema. A mí me parece muy interesante la propuesta que tiene Juan Manuel Galán, que es la de hacer una gestión internacional para ver cómo se puede regular el cultivo y uso de las drogas ilícitas. Con el propósito que los campesinos puedan beneficiarse de manera legal de un cultivo de una planta que tiene grandes beneficios, lo mismo que la marihuana.
Creo que el enfoque de política tiene que ser otro. Tiene que centrarse en que sí se requiere erradicar pero, ojalá vinculando a la comunidad en una erradicación voluntaria. Que contenga todos los planes alternativos para que haya esa transición. Parques Nacionales Naturales lo hizo hace varios años con muy buenos resultados. Es fundamental que se vinculen a las comunidades porque se quedan sin el sustento, así que van a sembrar en otro lado y continuarán en la misma labor. Nos hemos dado cuenta que la prohibición y la interdicción no produce los resultados que necesitamos. Hay que crear una política diferente.
IC: Colombia es uno de los países en los que se registra un mayor número de asesinatos de líderes ambientales y de amenazas contra su labor. ¿Cuál es la mejor forma de enfrentar esta violencia que amenaza una de las labores más importantes para la conservación de la biodiversidad en el país?
JM: Es absolutamente dramático el número de asesinatos que ocurren en el país. Es el primero en el mundo en el asesinato contra sus líderes. Y en esa medida uno no entiende como el Congreso no ha aprobado todavía el Acuerdo de Escazú que busca brindar herramientas para la protección de los líderes. Pero en general se debe avanzar hacia un control territorial, un manejo de la seguridad y de la paz en el país que frene estos asesinatos.
IC: Usted ha reiterado a lo largo de sus respuestas que muchas de las soluciones se encuentran en el Acuerdo Final de Paz. ¿Considera que la implementación está estrechamente vinculada a lograr las metas ambientales del país?
JM: Yo creo que es fundamental implementar el Acuerdo de Paz. Cuando estábamos trabajando en PNN después de la firma se sintieron unos tiempos muy tranquilos. Se pudo acceder a sitios en los que antes no se podía entrar a hacer investigación científica y ecoturismo. Se generaron misiones de investigación. Se sintió un alivio en los territorios en donde los guarda parques hacían su labor y su tarea. Ahora está muy enrarecido el ambiente, con mucha inseguridad, muchas amenazas y esos son temas que hay que superarlos nuevamente. Soy una convencida que hay que implementar el Acuerdo de Paz.
IC: El precandidato presidencial del Pacto Histórico Gustavo Petro ha sugerido que en su eventual gobierno frenaría la explotación petrolera en el país. ¿Cómo le parece esta propuesta?
JM: Es una propuesta que me encantaría saber cómo la va a implementar. Empezando por los ingresos que se derivan de esta explotación. Porque lo que se ha contemplado técnicamente es adoptar esta medida, pero gradualmente. En donde no debe haber gradualidad, sino que debe existir una acción contundente es en la que más impacta al cambio climático que es la deforestación. Esta sí tenemos que frenarla al día siguiente que se posesione cualquiera de los candidatos que gane.
IC: A parte de la deforestación. ¿Qué otros problemas ambientales requieren una atención urgente con la posesión del próximo gobierno y del siguiente Congreso?
JM: Hay que abordar la minería ilegal, darle un control a este tipo de explotación porque está contaminando los ríos, acabando con la riqueza que tenemos en zonas muy importantes con relación al medio ambiente en el país. Pero además, debemos contribuir con la formalización de una minería bien hecha por parte de quienes son susceptibles de formalizar.
Asimismo, debemos trabajar por completar el esquema de residuos sólidos que también es un tema ambiental y de salud pública muy grave. Incluso este problema llega a afectar el ecoturismo. A la gente no le gusta encontrar las playas de Colombia, tanto en el Pacífico como en el Caribe, llenas de basura. Muchos de los sistemas de recolección de basura municipales voltean los contenidos de los comuniones en las playas y en los ríos. Los botaderos a cielo abierto. No existe un manejo adecuado. Y son temas fundamentales.
SEGUIR LEYENDO: