Un crimen múltiple de una familia que estremeció al municipio de Itagüí en diciembre de 2019 encontró justicia este 8 de marzo, cuando el señalado responsable fue condenado a 47 años de cárcel acusado de asesinar a su madre, su hermana y su sobrino en el barrio Artex de esa población antioqueña.
Después de múltiples alegatos, entre los que intentó evadir a la justicia alegando una supuesta discapacidad mental, un Juez Penal del Circuito de Itagüí sentenció a 47 años de prisión a un hombre que fue encontrado responsable del delito de homicidio agravado de su familia.
Los hechos ocurrieron entre 16 de diciembre de 2019, pero no se conocieron sino hasta tres días después cuando los vecinos de una vivienda ubicada en la esquina de la calle 53 con carrera 53 no soportaron más los olores fétidos y llamaron a las autoridades.
La Policía llegó al lugar y desde la parte de atrás de la vivienda vieron el cuerpo tendido en las escaleras de una mujer, explicó el general Eliécer Camacho que para entonces era comandante de la Policía Metropolitana. Notificaron el hallazgo al Cuerpo Técnico de Investigaciones que llegaron al lugar y verificaron que estaba desmembrada.
Según informó la Fiscalía este 8 de marzo, se trataba de la hermana del homicida, quien vivía junto a su madre y su hijo en la vivienda. Los familiares señalaron que la madre para entonces llevaba tres días desaparecida y no tenían información de ninguno de ellos desde entonces.
Los vecinos contaron a las autoridades que habían sido testigos de hechos de violencia intrafamiliar en varias ocasiones, pero nunca se presentó una denuncia formal. Sin embargo, en los días anteriores, no habían escuchado ruidos que alertaran del homicidio que se cometió.
Así mismo, contaron que el único movimiento que habían visto era que el joven había salido el día anterior del hallazgo, con una maleta. El cuerpo de la mujer se encontraba, informó el diario El Colombiano, con las extremidades amputadas que estaban repartidas en la vivienda.
Hasta ese momento el terror ya abordaba a los vecinos del barrio Artex, pero la pesadilla no había terminado. En medio de las investigaciones, dos días después, las autoridades encontraron el cuerpo de la dueña de casa, Myriam Muñoz, de 55 años, enterrada bajo un muro de cemento adherido a un lavadero ubicado en el segundo piso del inmueble junto al niño de 14 años muerto.
“Se encontraban debajo de la poceta, con adobe”, contó un hermano de la mujer a Telemedellín en ese entonces. Un crimen escabroso que para entonces hacía parte de los 40 homicidios ocurridos ese año en Itagüí, del que apenas se empezaban a conocer detalles.
El alcalde León Mario Bedoya narró al noticiero que el principal sospechoso era un familiar de las tres víctimas. Sostuvo que, presuntamente, les había suministrado una sustancia para adormecerlos y proceder a asesinarlos, a la madre la desmembró en sus extremidades y a su hermana y su sobrino los había ahogado.
Fue un crimen premeditado, según logró establecer la investigación de la Fiscalía, debido a que se conoció que un día antes de la masacre, el condenado alquiló una motosierra eléctrica, a través de una tercera persona, en reconocido almacén ferretero. Con ella desmembró a su hermana.
Sebastián Ocampo Montes como fue identificado el condenado, según la emisora Caracol Radio, se entregó el 22 de diciembre, una semana después del homicidio, en la estación Prado Centro de manera voluntaria. Se procedió a la audiencia de imputación en Medellín, pero no aceptó los cargos.
“Antes de iniciarse la etapa del juicio oral el procesado pretendió ser declarado inimputable, situación que fue desvirtuada luego de un examen siquiátrico realizado por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses”, sostuvo la Fiscalía tras lograr la condena.
Ahora, el proceso deberá continuar debido a que la decisión de primera instancia fue apelada por la defensa ante la Sala Penal del Tribunal Superior de Medellín.
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