La cuenta regresiva para el inicio de las elecciones está cerca de llegar a cero; todas las fuerzas políticas están en pleno cierre de sus campañas a la espera de que el dinero gastado en la época electoral haya sido bien invertido en esa lucha por captar votos tanto a la Presidencia de la República como al Senado y Cámara.
De otro lado, se habla de la violencia en los territorios y las opciones que tienen los clanes políticos de ocupar cargos como las circunscripciones de paz y por ello el director de la Fundación Paz y Reconciliación, León Valencia, habló con Infobae Colombia sobre las recientes investigaciones que ha publicado la oenegé referentes a los riesgos que existen sobre estas curules especiales, así como de las opciones reales de un proceso de paz con el Eln después del 7 de agosto y la confianza que brinda el registrador, Alexander Vega, para mitigar el riesgo de fraude denunciado desde varias colectividades.
Infobae Colombia: Paz y Reconciliación señala en uno de sus informes recientes que actualmente hay más de 50 clanes políticos en el país, ¿Ustedes qué tienen en cuenta -además del involucramiento en política y captación de votos- a la hora de determinar qué familias pueden considerarse como clanes políticos?
León Valencia (L.V.): Pues nosotros hemos hecho un trabajo largo, de muchos años, donde lo que hicimos fue documentar el poder político regional y encontramos que la mejor manera de nombrar a los que controlan ese poder político es el de clanes.
Los clanes son una categoría muy ligada al poder familiar. Entonces, ese poder se mezcla con aliados y estructuras políticas con largos antecedentes de relaciones familiares.
Por otro lado, hay cosas, indebidas pero ‘legales’, a las que recurren estos grupos, como lo es el clientelismo, que es una práctica muy generalizada en la política, pero también muchos de esos clanes recurren a actividades ilegales, a financiación indebida, a captura ilegal de rentas y actos de corrupción manifiesta.
Fíjese por ejemplo en el clan Char: en estos momentos podríamos decir que como clan familiar es más poderoso del país. Sumado a eso, en un informe hecho por Estados Unidos aparece como un clan que hizo su primera riqueza importante por lavado de dinero del narcotráfico y siempre se ha dicho eso sobre ellos.
Pero además, tienen una forma indebida de mezclar los negocios con la política, porque ellos utilizan las gobernaciones y alcaldías para, al mismo tiempo, contratar con empresas cercanas o de su misma familia. Tienen una ventaja enorme sobre los demás contratantes y sumado a eso está la corrupción mediante la compra de votos y la mayor denuncia en su contra la hizo Aida Merlano.
Ahora, hablando en términos generales, hemos documentado 55 clanes que tienen su historia de en muchos sitios del país, en algunos momentos han sido protagónicos y en otras veces, derrotados, pero destacan por tener una influencia decisiva en la política local y a veces muchas oportunidades determinantes en la política nacional en cuanto a composición del Congreso y hasta en decisiones presidenciales.
IC: Se ha hablado mucho en esta época previa a la jornada electoral de un riesgo de supuesto fraude, no solamente en los comicios del 13 de marzo sino también en los presidenciales. ¿Usted considera que hay mayor riesgo de fraude con respecto a las elecciones de 2018?
L.V: Aquí se hablaba mucho de fraude y nunca se pudo comprobar. Hay dos grandes comprobaciones de fraude. La primera es una que ocurrió en las elecciones de 2002 y 2003; ya son 20 años de ese gran fraude, que consistió en la alianza de políticos con paramilitares: la llamada parapolítica. Esta gente puso más de 30 senadores y más de 50 representantes a la Cámara y sumado a eso, puso 1′800.000 votos a la presidencia mediante la coacción violenta y el fraude en registradurías.
Por otra parte, en todas las elecciones nosotros hacíamos denuncias de fraude, pero pues nunca digamos eso tuvo una repercusión.
Ahora, el otro hecho de fraude que quedó comprobado es el del partido Mira, que en las elecciones de 2014, pues tuvo una votación que se había sustentado en el control que tienen las iglesias evangélicas sobre sus votantes.
Nosotros detectamos el fraude en el registro electoral y también en la Registraduría, posteriormente, el Consejo de Estado por primera vez dijo, ‘aquí hay un fraude’ en el software de la Registraduría, al interior de la misma y por funcionarios de esta entidad.
Sin embargo, esos funcionarios siguen ejerciendo; los que hicieron el fraude nunca tuvieron una investigación judicial; simplemente demostraron que sí hubo fraude y que por eso tenían que devolver las curules. Todo eso quiere decir que hay una impunidad grande, pues la Registraduría nunca ha sido castigada ante un caso registrado de fraude
IC: ¿Y qué hay de Alexander Vega? ¿Hay confianza en él para llevar a cabo estas elecciones sin riesgo de fraude?
L.V: Alexander Vega es una persona que genera mucha desconfianza porque ha sido acusado de muchas irregularidades cuando estuvo en el Consejo Nacional Electoral, y sumado a eso, hay una vinculación suya a clanes políticos como el de los Char, y tampoco está clara la manera en que se está llevando a cabo la contratación de empresas de software electoral. Pero para resumir, lo que hay es una historia de fraude en los últimos 20 años ya con sentencias judiciales muy claras pero pese a eso, no hay ninguna que toque a funcionarios de la Registraduría, por lo tanto, esa gente sigue ahí y esas prácticas siguen ahí.
Ahora, hay otro ruido para proteger al registrador y se habla, incluso, de factores externos, y de una cosa en concreto que parece muy loca, y es que Rusia va a influir en las elecciones colombianas y esto lo han replicado los conservadores, sobre todo -Andrés- Pastrana y la señora Marta Lucía Ramírez, quienes han hecho eco sobre esto y de paso orientan las sospechas hacia los sectores de izquierda que no tienen ningún poder en ningún lado ni en la Registraduría ni el Consejo Nacional Electoral, ni en ninguna de las instancias de control electoral.
Nosotros hicimos una veeduría para hacerle seguimiento a los procesos de contratación, pero hay que tener en cuenta que investigar los software requiere una técnica grande que cuesta mucho, y pues las oenegés no tienen dinero y no tienen esa capacidad, pero vamos a hacer el intento.
IC: Justamente hablando sobre las supuestas amenazas de intervención por parte de Rusia y Venezuela, ¿Esto puede ser posible? ‘¿Qué información tienen ustedes al respecto?
L.V: Nosotros como investigadores nunca descartamos ninguna hipótesis, por loca que sea, entonces estamos pendientes de eso, pero nunca hemos tenido un rastro de interferencia externa en las elecciones y sobre todo en esta nueva modalidad de ataques cibernéticos. Hasta ahora eso no ha ocurrido y tampoco tenemos información sobre eso. Sin embargo, revisamos si eso es posible, porque si ocurrió en Estados Unidos e Inglaterra, hay que tener los ojos abiertos frente a eso, no podemos descartarlo; pero hasta ahora no ha habido ningún hecho similar en Colombia y no vemos un interés específico de influir en las elecciones en el caso colombiano.
IC: Ahora, con relación a la presencia de grupos armados en las 16 zonas CITREP, ¿considera que estos tengan, al igual que los clanes políticos, sus candidatos para que ocupen la mayoría de estas circunscripciones?
L.V: Bueno, sobre eso hay cuatreo cosas, y me voy a extender un poquito en esto porque la pregunta va ligada también a la situación de violencia en los territorios.
Lo primero es que el presidente Duque, la coalición de gobierno y el uribismo se opusieron a esas curules, pero al fin fueron aprobadas por sentencia de la Corte Constitucional. Ellos han sido enemigos de esas circunscripciones.
Lo segundo es que, siendo enemigos de dichas curules, ellos hicieron una reglamentación sobre los que tenían derecho a participar en esos espacios, teniendo la intención de controlar los perfiles de quienes podían hacer parte. Ahí sufrieron las verdaderas víctimas del conflicto y la gente de los territorios.
Tercero: una vez aprobadas las 16 CITREP, los clanes políticos se abalanzaron sobre estas curules y pusieron un alto número de candidatos; en total son 403 postulados y buena parte de ese número son de clanes o gente que desvergonzadamente se ha presentado, por ejemplo el hijo de alias Jorge 40. Es una desvergüenza que el señor se haya presentado como víctima; es decir, él tiene derecho a participar en las elecciones y a ocupar puestos públicos, pero su condición de víctima es muy difícil de sustentar porque pues es hijo de un victimario bastante comprometido a nivel nacional. Pero bueno, eso lo permitieron y está pues en ese camino.
IC: Se habla de que varios sectores políticos piden aplazar las elecciones, pero ¿Qué sentido tendría hacer eso cuando es poco probable que la violencia en los territorios cese?
L.V: No hay ninguna posibilidad de que sean aplazadas las elecciones en Colombia. Acá ha habido jornadas electorales ‘normales’ cuando en el país había una guerra y nunca se han suspendido desde los años 50; de manera que eso no tendía ningún sentido. Ahora, podríamos decir que hay menos razones para un aplazamiento porque hay más competencia política y hay una oportunidad de cambio en el escenario político porque la izquierda había estado marginada hasta las elecciones de 2010, y en 2014 entró en el escenario presidencial apoyando a Santos y por eso ganó él, y en el 2018 ya esa fuerza se metió en segunda vuelta. Sumado a eso, las izquierdas ganaron las elecciones locales a través de gente distinta a la que gobernaba tradicionalmente.
Ahora, el ambiente de hoy es paradójico porque antes ni siquiera se hablaba de esas cosas: había una completa coincidencia entre los que iban a ganar las elecciones y los que estaban en el poder. Ahora hay una posibilidad de que entren nuevas fuerzas políticas al poder nacional y a la presidencia, y que de paso obtengan unas bancadas parlamentarias muy potentes. Eso es nuevo, es un cambio del mapa político y ante eso, los que antes no se preocupaban por lo que ocurriera en las elecciones, ahora sí lo están haciendo y por eso empiezan a hablar de fraude y de aplazar la jornada electoral.
Aquí las fuerzas nuevas están ansiosas de que se den las elecciones porque tienen la posibilidad de ganar; las viejas élites ahora son las que inducen en exageraciones como el castrochavismo, así que yo creo que estas son unas elecciones distintas y el factor más importante de distinción de estas elecciones sobre otras es que, por un lado, el uribismo está en declive y no va a ser el principal protagonista de las elecciones; y segundo, hay una probabilidad de que las izquierdas ganen la presidencia; esa es la novedad actual.
IC: Se dice que el registrador nacional estará presente en Tumaco durante la jornada del domingo, ¿Esa es una garantía de que no se cometan delitos electorales?
L.V: Te digo una cosa exagerada y me da hasta pena decirlo, pero la presencia del registrador en cualquier parte del país aumenta el riesgo de fraude; incluso en eso puedo estar sesgado, pero por toda la historia que nosotros le hemos construido, yo le tengo mucha desconfianza.
Su presencia en cualquier parte aumenta el riesgo, no lo disminuye porque lo que reduce el fraude electoral es una observación internacional que permita denunciar irregularidades.
IC: Y en ese orden, ¿qué tan preparadas están las oenegés para hacer ese trabajo de veeduría?
L.V: Bueno, hemos mejorado mucho la capacidad de hacer monitoreo y vigilancia. Hay mucho interés de la ciudadanía en colaborar en este campo, pero nuestras herramientas son limitadas porque todo el escenario electoral es mucho más complejo actualmente, por ejemplo con todo este tema del voto electrónico. Esa es una novedad y en el caso colombiano, no había preparación para eso y ahí está nuestra primera preocupación.
Poco o nada se ha hablado en los debates sobre una posibilidad de efectuar un proceso de paz con el Eln. ¿Usted cree que en el gobierno entrante se realicen unos diálogos dada la necesidad de paz en los territorios?
Es casi obligatorio completar la negociación de la paz en Colombia y sacar de la violencia a los grupos que tengan alguna bandera política; es una necesidad y yo creo que el próximo gobierno lo va a hacer, sea cual sea el candidato que llegue. Sin embargo, la negociación depende principalmente del Eln, porque cuando una fuerza guerrillera decide sentarse en la mesa y firmar la paz, el 80 % de la negociación está garantizada y eso ocurrió con las Farc.
Ahora, los temas de paz no se hablan en estas elecciones porque anteriormente este elemento estuvo marcado estuvo marcado por Uribe y Santos durante estos 20 años; de hecho la propaganda del Centro Democrático ya no está enfocada en la seguridad, sino en la libertad, y nadie de los partidarios de paz hablan sobre esto porque lo ubican con Santos. Nadie habla de eso para que no los califiquen como santistas, pero los partidarios de la seguridad tampoco lo mencionan para que no los ubiquen como uribistas.
Sin embargo, una vez gane el candidato que sea a la presidencia, se va a mover en la dirección del diálogo.
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