Se le acabó la paciencia al equipo de trabajadores del hospital San Francisco de Asís, de Quibdó. Eso era lo único que no se había agotado, luego de que se agotaran los insumos para atender a los enfermos de la capital del Chocó y el dinero para cubrir sus propias necesidades básicas, puesto que les adeudan seis meses de honorarios.
La situación era grave desde hace meses: el dinero que la Gobernación de Chocó destina a salud —extrañamente, según el propio gobernador— no van dirigidos hacia los insumos o los salarios del hospital.
Además, la liquidación de la EPS Coomeva causó que se perdieran 2 mil millones de pesos más, que se suman a los más de 24 mil millones de déficit que tiene el hospital. De esa cantidad, al menos 14 mil millones corresponden a otras entidades prestadoras de servicio de salud que fueron liquidadas y ya no pagarán lo que deben.
Como si fuera poco, los trabajadores han recibido amenazas desde enero y hasta el interventor del hospital, Camilo Ramírez, las había denunciado.
En este momento yo creo que hay más de 30 personas que están siendo amenazadas. No son cuestiones directamente del hospital sino de la región, porque están cobrando extorsiones al personal del centro médico. Tengo varias amenazas no solo contra mi vida sino también la de mi familia. Me tocó sacar a mi esposa de Quibdó.
Luego, cuando estas se hicieron más intensas, Ramírez renunció en febrero pasado para proteger su vida y la de su familia.
La principal razón son las constantes amenazas en contra de mi familia, especialmente, contra la vida de mi esposa y la mía. Era una situación insostenible en el hospital debido a la falta de recursos con que trabajar. Realmente, es una situación que se le sale de las manos al interventor y que tiene que venir con recursos del Gobierno Nacional.
Quienes estarían detrás de las amenazas se han identificado como miembros de las Autodefensas Revolucionarias Mexicanas, un grupo paramilitar del que no se tiene mucha información.
Como si fuera poco, la emisora RCN Radio supo que el Ministerio del Interior hizo una inyección monetaria de 8 mil millones de pesos al Ministerio de Salud para manejar este problema en particular, pero el dinero no ha llegado todavía al hospital.
Por ese motivo, el personal del San Francisco de Asís hizo un plantón en el edificio de la Gobernación de Chocó, en el cual no permitieron la entrada ni la salida de personas, para visibilizar el grave problema del centro asistencial. Además, bloquearon una calle en la que quemaron neumáticos.
Pero la protesta más dura empezará el próximo lunes 7 de marzo: a partir de la media noche, el centro asistencial entrará en protesta de manos caídas.
Se dejará de recibir pacientes en hospitalización, consulta externa y urgencias. De hecho, ya están haciendo trámites para el Centro Regulador de Urgencias (Crue) traslade a los pacientes actuales a otras instituciones en un plazo de cinco días.
Esto le dijo una enfermera a la emisora nacional:
Vamos a cerrar el hospital. ¿En qué consiste? Los pacientes que están hospitalizado van a seguir siendo atendidos por nosotros con lo que tenemos porque nos faltan insumos, pero no vamos a recibir a ningún paciente más porque no tenemos con qué trabajar.
El personal confiesa que ya perdió todas las fuerzas porque están viviendo de la caridad de amigos y familiares, además de que “no tenemos ni con qué lavar el uniforme para ir al hospital”.
Me ayudaron para pagar la energía, pero no tengo Internet para que mis hijos estudien. Estamos mendigando hasta para comer. Una persona te regala una papa y otra la cebolla.
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