Santiago Valencia González nació en Bogotá, pero su familia, sus afectos y su potencial político están en Antioquia, de donde ha sido representante a la Cámara —igual que Fabio Valencia Cossio, su padre— e impulsor de la revocatoria al alcalde de Medellín, Daniel Quintero.
Valencia creció en un entorno conservador. De hecho, su padre fue presidente del Partido Conservador entre los años 80 y 90. Santiago tenía 16 años cuando su padre le dijo a Jaime Garzón, al aire en televisión nacional, “he oído rumores de que lo van a sacar a usted, porque usted jode mucho y eso no le gusta a la gente”.
Santiago hizo parte de las juventudes conservadoras durante su paso por la Universidad Sergio Arboleda, de donde egresó como abogado, igual que el presidente Iván Duque.
No obstante, empezó a decepcionarse de la falta de vocación de poder de la dirigencia, una queja común entre algunos exconservadores. Entonces, tomó una decisión.
Para mí, con mucho respeto y mucho cariño por el partido, en algún momento perdió su vocación de poder y al final terminó casi que acomodándose en los gobiernos. Eso lo digo, particularmente, por el gobierno de Juan Manuel Santos, donde realmente no había esa defensa por esas banderas que, se supone, en ese momento representaba el Partido Conservador. Entonces, surgió la posibilidad del Centro Democrático.
Entonces, se atrevió a romper la tradición de su padre y su tío —uno investigado y otro condenado por presuntos nexos con el paramilitarismo— y fue a dar al partido liderado por Álvaro Uribe Vélez.
En mi opinión, recogió las banderas del Partido Conservador desde el punto de vista filosófico y se volvió a lo que, en algún momento, Álvaro Gómez llamaba un acuerdo sobre lo fundamental; un acuerdo, incluso con sectores liberales o de izquierda, sobre qué era lo que debía hacerse en Colombia para lograr la paz, la tranquilidad y el desarrollo económico.
Quería poder y lo tuvo: en 2014 consiguió la curul en la Cámara y en 2018 comenzó su paso por el Senado, en donde espera permanecer con los votos de la gente en las próximas elecciones legislativas. Allí, buscará construir lo que él considera su ideal de país:
Uno donde quepamos todos, donde todos podamos coexistir en paz, tranquilidad, donde podamos cumplir nuestros sueños, tener nuestra familia, ser felices y saber administrar nuestras diferencias en democracia, con tranquilidad, con argumentos, con altura y con la capacidad de llegar a acuerdos para construir juntos.
Él considera que los proyectos de ley en los que ha participado han tenido efecto directo en la vida de las personas, aunque la ciudadanía no lo conozca. Entre ellos, cita la reforma al control fiscal en Colombia.
El último reporte de la Contraloría me dice que con eso hemos evitado que se pierdan más de 12 billones de pesos, que hubiesen podido quedar en los bolsillos de los corruptos pero que quedaron bien invertidos en las necesidades de los colombianos.
También habla de la Ley de documentos tipo, el estatuto de lucha contra la corrupción, la ley estatutaria de justicia, la reforma al CPACA y la ley de delitos ambientales.
Entre las ideas que llevaría a un segundo periodo como senador, propone varias orientadas al desarrollo y la innovación. Llama la atención una de reforestación sostenible y productiva: sembrar árboles nativos de la región y que den fruto comercializable, como chontaduros y azaí. También propone la instalación de urnas bebé, en las que jóvenes de 14 a 17 años depositen votos simbólicos durante las elecciones.
Duque y Petro
A Santiago Valencia le parece que el presidente Duque ha hecho una buena gestión en el manejo de la pandemia, en golpes de seguridad y defensa y en obras de infraestructura.
Sin embargo, siente que Duque pudo haberle hecho caso a su bancada cuando le advirtieron sobre las consecuencias sociales de presentar la reforma tributaria. Además, como otros compañeros de partido, siente que no ha comunicado sus avances lo suficiente.
Sobre las elecciones presidenciales que se avecinan, considera que cualquier candidato que pueda frenar a Gustavo Petro será una buena elección.
Yo creo que estamos en un momento dramático, que está en riesgo la democracia. El senador Gustavo Petro es un hombre profundamente lleno de odio, un hombre lleno de contradicciones, de demagogia y de populismo. Yo creo que él llevaría al país, eventualmente, por un camino muy complicado. Nuestro candidato es Zuluaga, pero lo pongo en un nivel de pragmatismo y casi que de supervivencia: si no es Zuluaga, será cualquiera que nos garantice democracia y libertad, es decir, cualquiera que le pueda ganar a Petro.
SEGUIR LEYENDO: