Una de las principales vías que tiene Bogotá es la Autopista Norte. El corredor vial es la vía de entrada no solo para los habitantes de las localidades de Usaquén, Suba y los municipios del norte de la Sabana: los vehículos provenientes de Boyacá, los Santanderes y otras zonas del norte del país deben transitar por esta importante vía. Sin embargo, la constante congestión la convierte en un suplicio para aquellos que quieren circular por esta.
Aunque el tramo principal inicia en el límite con Chía, en la calle 245, su forma definitiva va desde la calle 193 y el Terminal del Norte hasta el puente de la 92. Allí se divide en dos: la mayoría del flujo vehicular desvía para tomar la calle 100 o la avenida NQS. El trazado continúa sobre el puente para dirigirse a la calle 82 y el sector de El Retiro, y la paralela continúa como Avenida Caracas pasando el antiguo Monumento de los Héroes. Estos 18 kilómetros quedan en deuda para poder denominarse autopista, pues el flujo sobre sus carriles colapsa constantemente.
Los factores de la problemática priman en una falta de ejecución por parte del Gobierno Distrital a través de la historia, pues el llamado Paseo de los Libertadores, pasó a convertirse en un tramo congestionado por carros particulares, taxis, bici taxis, camiones, motocicletas, etcétera, sin la existencia de una división que permite un flujo continuo, acorde a las necesidades de los usuarios de esta calle.
La falta de inversión estatal en una vía que podría considerarse departamental, también es un punto a tener en cuenta por las malas condiciones en que se encuentran algunos tramos de esta, que afectan directamente el tránsito normal de los vehículos, produciendo un impacto negativo directamente en su sistema mecánico y además de esto, reduciendo la velocidad en que se pueden transportar que en muchas ocasiones no supera los 25 kilómetros por hora.
La única vía que puede descongestionar en algunas ocasiones a la Autopista Norte, es la avenida carrera 19 qué finaliza en la calle 161, desembocando todo el tráfico sobre la autopista que empieza su tramo único desde la calle 170 hacia las afueras de Bogotá y depende únicamente de la Carrera Séptima cómo línea paralela hasta la Universidad de la Sabana, sin embargo, la opción para muchos conductores, es optar por vías secundarias dentro de los barrios, que también terminan afectados por el alto tráfico en horas pico.
Los tiempos aproximados para un corredor de este tipo en condiciones normales, puede ser de 45 minutos de extremo a extremo, no obstante, la autopista duplica las cifras y convierte un pequeño desplazamiento en un viaje de casi 2 horas, que realizando la comparativa es el tiempo que puede tardarse alguien desde la salida de Bogotá hasta Tunja, un tramo de más de 120 kilómetros.
Según el diario El Tiempo, varios expertos han tratado estudiar la problemática con posibles soluciones a mediano plazo, pues la idea inicial tiene que ver con la ampliación de esta arteria hasta en 5 carriles desde la calle 192 hasta la calle 245, añadido a esto, debería existir una segmentación para el tráfico pesado, las ciclo rutas y el transporte público. Cabe resaltar que tanto la autopista como la Séptima tienen el proyecto de ampliación, que se ha visto frenado por la disponibilidad de recursos y las polémicas ambientales con la conexión a la reserva Thomas van der Hammen y el humedal Torca.
Desde la administración local han existido distintas polémicas, referente al colapso de la autopista, pues la alcaldesa Claudia López ha señalado que uno de los puntos de inflexión, en la gran cantidad de colegios que se encuentran en esta zona y la llegada de los estudiantes en hora pico, factores que duplicarían la congestión.
No obstante, desde la alcaldía han vaticinado la posibilidad de ampliar este corredor vial, además de la implementación del famoso RegioTram, añadiendo en diversos puntos, la mejora en la malla vial de varios corredores viales hacia el norte de Bogotá, haciendo una conexión entre la calle 80, la Avenida Boyacá y por supuesto la Autopista Norte.
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