Gran indignación entre los animalistas ha causado el cruel ataque con machete a una zarigüeya hembra en el barrio Loreto de Medellín esta semana.
El animal y sus tres crías fueron recogidos por la Unidad Móvil de Fauna Silvestre del Área Metropolitana del Valle de Aburrá para revisar su estado. Se encontraron con que la madre zarigüeya tenía fracturas en su cráneo, mandíbula y maxilar, así como heridas profundas en su lomo superior.
Según el equipo veterinario, el animal sufrió una fuerte hemorragia y perdió la vista por la sevicia de las heridas, que presuntamente fueron hechas con un machete. Para evitar que la madre zarigüeya sufriera más, se decidió aplicar la eutanasia terapéutica.
La preocupación ahora es por las tres crías. Los marsupiales reciben la leche materna dentro de la bolsa de sus madres y dependen de ella hasta cien días después de su nacimiento. Al no existir muchas fórmulas que reemplacen la leche de marsupial, es probable que las crías no sobrevivan.
Por su parte, el director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá condenó el ataque sufrido por la madre marsupial e invitó a la ciudadanía a entregar cualquier información que tengan sobre lo ocurrido.
No son chuchas, no son ratas, son zarigüeyas; una especie nativa de nuestro territorio metropolitano que cada vez se hacen más visibles y que requiere toda la atención y cuidado de generación de conciencia ambiental por todos los ciudadanos, pues son seres sintientes. Rechazo como persona, como ciudadano y como director del Área Metropolitana, los hechos que sucedieron en el barrio Loreto de la ciudad de Medellín.
¿Cómo reconocer a una zarigüeya?
Por su forma de caminar y larga cola, algunas personas confunden a las zarigüeyas con ratas o chuchas, especies que han atacado a los humanos, hurgan en los desperdicios y pueden considerarse un problema de salubridad porque portan infecciones.
Las zarigüeyas, en cambio, son animales de bosque que han aprendido a coexistir con los seres humanos en las áreas urbanas. Se les considera buenas polinizadoras y controladoras de plagas.
La zarigüeya y los roedores tienen varias diferencias. La más importante de ellas, la más obvia, es que una zarigüeya es mucho más grande que un roedor común en Colombia. De hecho, la zarigüeya puede tener el porte de un gato doméstico.
Además, la zarigüeya es un marsupial, como el canguro: tiene una bolsa para cargar a sus crías, las cuales necesitan más tiempo de contacto estrecho con la madre para terminar de desarrollarse. Por eso, es común que las madres zarigüeya carguen a sus crías consigo.
Los roedores, por otro lado, dan a luz a sus crías en un nido preparado para ese fin y no los cargan consigo: los animales adultos se encargan de buscar el alimento y llevarlo a la madriguera hasta cuando la cría pueda valerse por sí misma.
Asimismo, las zarigüeyas son animales que no viven bajo la tierra, sino sobre los árboles. Por ese motivo tienen patas con un dedo gordo —lo que en los humanos se llama hallux o pulgar— y cola prensil, que es gruesa.
Los roedores tienen colas más delgadas y patas pequeñas, con pocos dedos. Si el animal que tiene frente a usted sale de la tierra, es probable que se trate de un roedor. Por el contrario, si está en un prado o sobre un árbol, usted podría estar frente a una zarigüeya.
Si usted encuentra una zarigüeya, lo recomendable es dejarla en paz. En un intento por proteger a sus crías, ellas podrían atacar como también lo haría una rata. Si el marsupial está causando cualquier daño en una edificación, lo ideal es llamar a la entidad ambiental del área para que ellos se encarguen de su reubicación.
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