El problema de los hipopótamos en Colombia sigue creciendo como una bola de nieve que no parece tener un freno cercano. Y es que una nueva arista ha emergido en los últimos meses referente al tráfico que se estaría haciendo de esta especie animal en el país.
Cabe recordar que el Instituto Alexander von Humboldt y la Universidad Nacional de Colombia determinaron que los 133 hipopótamos que hacen presencia en el país, especie introducida hace más de 40 años al país por petición del histórico narcotraficante Pablo Escobar, representan una amenaza para los ecosistemas estratégicos y las especies nativas como el manatí.
Pues bien, el medio ambientalista Mongabay Latam hizo una reciente investigación en la que señaló que entre los pobladores de Doradal, corregimiento del municipio de Puerto Triunfo, “es de conocimiento público que se trafica con estos animales pero la Policía de la zona lo niega”.
De acuerdo con el reporte, la autoridad niega haber recibido denuncia alguna sobre el tráfico de estos animales, “sin embargo, al menos seis crías han cruzado frente a la estación de Policía escondidos en camionetas o camiones”, precisó uno de los traficantes que consultaron en el desarrollo de la investigación.
Del mismo modo, aseguró que fuentes como la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare) aseguran haber denunciado la venta de hipopótamos ante la Policía de Doradal, sin acciones registradas al respecto por parte de la autoridad.
Pero hay algo que es singular en el reporte de Mongabay, y es que algunas personas de la zona señalan que parte de los ataques presentados contra humanos por parte de los hipopótamos, han sido porque presuntamente estarían cazando a los animales para el tráfico.
De hecho, se mencionó el caso en particular de un hombre que fue atacado recientemente y quien según, David Echeverry, biólogo de Cornare consultado, fue “muy aventado por meterse a pescar justo en ese lago donde hay una hembra con cría”.
Así se haría la captura de los hipopótamos para el tráfico
La investigación del medio latinoamericano fue más allá y precisó cómo un traficante hace negocios en plena plaza central de Doradal, y sin ningún reparo de ser escuchado. De hecho, la periodista le indagó sobre el tema y esto fue lo que respondió:
“Aquí todos saben quién soy. Le he ofrecido ese bicho a todo el mundo y nadie me lo ha querido comprar. A propósito, ¿a usted no le gustaría llevárselo? En una casa grande lo puede tener. Con que tenga una charca ya es suficiente. Deme siete milloncitos (1800 dólares) y si quiere se lo cuido un par de meses hasta que consiga donde meterlo”.
La conversación se prolongó y el traficante contó que, “ hace cinco meses, una persona lo llamó para solicitarle con urgencia una cría. Por esos días una hembra había dado a luz y el traficante lo sabía”.
Fue así como el hombre fue con su esposa al mismo lago donde se reportó uno de los ataques, “y al ver al ‘hipopotamito’ narra que usaron la táctica de siempre: le arrojaron piedras a la madre para que abandonara su retoño, todavía lento para nadar, y ellos aprovecharon para capturarlo”.
Una maniobra que no siempre surge efecto, ya que naturalmente las hembras en ocasiones se molestan y corretean a los que intentan capturar a su cría.
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