Álvaro Hernán Prada, tras renunciar a la Cámara por el caso contra Uribe, busca subir al Senado

El exrepresentante involucrado en el escándalo de manipulación de testigos busca como parte de su plan de acción abrir “un debate para limitar el poder de la Corte Constitucional”

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El senador huilense es uno de los que está de acuerdo con el posible referendo para regular el aborto
El senador huilense es uno de los que está de acuerdo con el posible referendo para regular el aborto

El exrepresentante a la Cámara por el Huila por el partido Centro Democrático, Álvaro Hernán Prada Artunduaga, siente que tiene motivos políticos de peso para defender el legado del expresidente Álvaro Uribe Vélez, amigo personal suyo y padrino de sus dos pares de mellizos. Tanto, que por apoyar a Uribe terminó involucrado en el caso de manipulación de testigos contra el expresidente, que lo hizo renunciar a su curul y enfrentarse a la justicia. A pesar de esto, volvió a la carrera política y ahora aspira llegar al Senado.

Él destaca el modelo de país planteado por el uribismo, que “se concretó en cinco pilares fundamentales que son, además de la seguridad democrática, la confianza inversionista, la cohesión social, el diálogo con la comunidad permanente y un Estado más pequeño, no tan burocrático, un Estado austero pero que le llegue al ciudadano”.

Con memoria religiosa y casi sin tomar aire, Prada enumera los fines logrados -que no los medios- por ese modelo de gobierno.

El uribismo representa un legado de lo que fue una experiencia exitosa de gobierno después del momento, tal vez, más crítico que ha tenido Colombia, donde los colombianos nos sentimos secuestrados por el miedo. El desplazamiento del campo hacia la ciudad era diario por miles de personas que no querían, entre otras cosas, que le quitaran a sus hijos. La causa mayor de desplazamiento es el reclutamiento. Eso generaba, además, un empobrecimiento permanente: el desempleo crecía, los que tenían la posibilidad de irse del país lo hacían, nadie podía salir después de las cinco de la tarde de un municipio a otro y en la región nuestra nos sacaban hasta de las casas.
Llegó el presidente Álvaro Uribe con una política clara en materia de seguridad, teniendo en cuenta un proceso de consolidación social, y se intervinieron muchas zonas del país con obras, con escuelas, con vías, con puestos de salud. Pasamos de un millón de jóvenes en el SENA a 8 millones. Se creó el Fondo Emprender: esto ayudó para que 150 mil empresas nuevas llegaran. La economía creció: pasamos de ingreso per cápita de 2.200 a 6.600 dólares, es decir, una política donde los colombianos todos recibieron más dinero.

Prada ha pertenecido al uribismo desde cuando fue candidato a la Cámara de Representantes por el Huila en 2006 por Convergencia Ciudadana, uno de los partidos que impulsó la reelección de Uribe y que resultó inmerso en el escándalo de la parapolítica. En 2014, cuando el Centro Democrático debutó en las elecciones legislativas con listas cerradas, Prada ganó una de las primeras 39 curules para ese partido.

Peleas contra las cortes

En 2018, el abogado de la Universidad de la Sabana volvió a ser cabeza de la lista cerrada del Centro Democrático y retuvo su curul en la Cámara baja. No obstante, renunció a ella el pasado 21 de abril al quedar involucrado en medio de la investigación contra Uribe por presunta manipulación de testigos.

Prada es señalado de haber contactado y presionado a algunos testigos para que cambiaran sus versiones en beneficio de su compadre. Según su versión, sintió asedio por parte de la Corte Suprema de Justicia, la cual no habría considerado quince pruebas que demostrarían que no son ciertos los señalamientos en su contra. Uribe, quien renunció a su curul en el Senado por el mismo motivo, consiguió que su caso saliera de esa corte para ser estudiado por la Fiscalía General de la Nación. Prada no tuvo la misma suerte, ni con tutela de por medio.

Entre los uribistas, esto solo alimentó la idea de que es necesario reformar los poderes de las altas cortes. Prada ya lo había pensado antes, luego de que la Corte Constitucional tumbara proyectos como la cadena perpetua para violadores de menores. Entonces, intentó activamente limitar el poder de ese tribunal.

Se me vino el mundo encima cuando traté de limitarlo a través de un proyecto que pudiera anular sentencias o interpretaciones de sentencias de la Corte Constitucional cuando se afectaran derechos fundamentales, al ver cómo, por ejemplo, permitían un aborto de 8 meses de de gestación a una mujer. Eso me parece terrible y no hay manera de hacer nada distinto, porque la única posibilidad que tienen los colombianos es un recurso ante la misma corte, que obviamente no prospera. Traté de delimitarlo y no se pudo, me dejó solo el Gobierno; pero creo que es importante dar el debate de cómo limitamos el poder de la Corte Constitucional sin quitarla, teniendo en cuenta que la función es blindar los derechos constitucionales y muchas veces lo que vemos con los fallos es que se vulneran los derechos fundamentales.

Miedos y legados

Para Prada, el legado de Uribe sirvió como contrapeso para las políticas de izquierda que ganaron en América Latina en la primera década del 2000. “Yo creo que ese modelo fue exitoso no solamente para Colombia, sino para Hispanoamérica, y se convirtió en una forma importante también para defender la democracia de ese sistema totalitario que ha ido empobreciendo países en Latinoamérica”, aseguró.

Del mismo modo, el excongresista considera que el presidente Iván Duque es “un hombre bien intencionado que le tocó muy duro”, pero que les respondió a los colombianos con el fortalecimiento del sistema de salud en plena pandemia e invirtió siete billones de pesos en el Hula, el departamento que representaba. También siente que la historia lo calificará mejor que los colombianos de hoy.

Prada reconoce que siete millones de colombianos cayeron en la pobreza durante el gobierno de Duque. Teme que ese problema, más la fuerza que la oposición ha adquirido desde el paro, acabe con el legado que él ha tratado de defender.

Hay un faltante que nosotros reconocemos y nos obliga a trabajar más para cumplirle a los colombianos, para que sigamos en una línea de defensa de las libertades. La crítica a Duque la quieren aprovechar para ponernos a mirar un modelo empobrecedor, el modelo de Venezuela, el modelo de Maduro, que es un modelo que no sirve, que rompe las libertades, que acaba con la confianza para la inversión y que nos pone en una situación muy difícil de acercarnos a un totalitarismo peligroso.

Según él, las personas con capacidad de invertir están sintiendo miedo por la posibilidad de que Gustavo Petro llegue al poder. Eso se traduce en firma de “cláusulas Petro” y planes de sacar el dinero del país para proteger su capital.

Eso me parece gravísimo, porque lo que necesitamos es mayor confianza para responder con la mejor política que puede haber, que es la generación de trabajo, a la crisis que nos deja la pandemia en pobreza. Hoy necesitamos mayor cantidad de emprendedores, que el sistema financiero nos ayude a activar y a colocar más recursos en los emprendimientos, en los colombianos, que se mueva la economía y que esto sea el motor de generación de trabajo. Si comienzan a sacar la plata los que tienen posibilidad de hacer empresa, pues nos deja de entrada una consecuencia muy grave. Solo el hecho de estar diciendo que Petro puede llegar al poder está generando problemas en la economía, como lo está generando en Chile y Perú.

Las ideas de Prada

Para el candidato, un país ideal es aquel que dignifique la vida del ser humano. De forma específica, piensa en un sistema educativo con énfasis técnico y tecnológico, con cobertura equitativa en todo el país y que dé herramientas para el emprendimiento. También piensa en el deporte como una forma de salvar vidas de las drogas y el reclutamiento forzado, de modo que las jornadas complementarias en las escuelas se dediquen a la actividad física y se ofrezcan exenciones tributarias a quienes construyan escenarios deportivos.

Además, Prada siente que es necesario recuperar la confianza de los ciudadanos en la denuncia y la fuerza pública, y viceversa. Según él, esa confianza se deterioró tras la retoma de los grupos armados organizados, la llegada de actores violentos internacionales y la división de las FARC. “Un país ideal es un país que aprenda a valorar al policía y al soldado. Que la fuerza pública tenga el blindaje suficiente para estar motivado y ayudarnos a preservar el orden público y la tranquilidad dentro del territorio nacional”.

Finalmente, considera necesario que la gente tenga la confianza para quedarse en Colombia y emprender, especialmente en el campo, cuyos productos deben ser comercializados con pocos intermediarios.

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