En medio del paro armado que se adelanta en Colombia, desde el jueves 23 de febrero, por parte del ELN, la Conferencia Episcopal hizo un llamado al grupo guerrillero para abandonar el camino de la violencia y mostrar signos coherentes de verdadera voluntad de diálogo. “Como Iglesia, en medio de la situación que afecta al país y particularmente a algunas regiones, hacemos un llamado a respetar la vida y a abandonar los caminos de la intolerancia y la violencia”.
Según cifras de el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), durante el primer día del paro nacional el grupo subversivo ejecutó 18 acciones armadas en todo el país. La información de la ONG indica que la mayoría de hechos se presentaron en Norte de Santander (7) y Cauca (8).
El comunicado de la Iglesia católica indica que esta situación está generando una crisis humanitaria que afecta especialmente a comunidades vulnerables y empobrecidas. Por eso, también hicieron un llamado al Estado colombiano, para la protección efectiva e integral de los territorios afectados y el reconocimiento de la agudización del conflicto armado en Colombia.
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En el documento firmado por Juan Carlos Barreto, obispo de Quibdó y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social y Caritativa, la autoridad religiosa expresó su solidaridad con las personas y comunidades que han sufrido amenazas, heridas y confinamiento durante los hechos victimizantes.
Las acciones perpetradas por los diferentes grupos armados han dejado heridos graves, interrupción de la movilidad, intimidaciones a la sociedad civil y desabastecimiento. Además, la Conferencia Episcopal exige “reflexionar en torno a las múltiples afectaciones que causan a nuestro país y lo precipitan hacia un absurdo río de sangre y odio” y los invitan, “a dar el primer paso y a continuar en el camino de la paz y la reconciliación”.
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Los jerarcas de la iglesia también recordaron el comunicado emitido el pasado 17 de febrero, en el que insisten en la necesidad de aliviar la situación de las miles de personas que se ven afectadas por la guerra en el país, especialmente en los departamentos de Antioquia y Chocó.
El pasado martes 15 de febrero, el mismo obispo Barreto afirmó que le preocupa que la respuesta del Gobierno nacional ante la situación de violencia que se vive en Colombia sea la negación. Ante esto, volvió a pedir que reconozca el incremento de las acciones de violencia que ocurre en los territorios.
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El Gobierno nacional activó el Plan Democracia que dispone de más de 240.000 de las Fuerzas Armadas para confrontar el paro armado, la gran mayoría de los uniformados estarán priorizados en el pacifico colombiano.
La autoridad religiosa afirmó que debido los problemas generados por la pandemia, la desigualdad, la corrupción, el narcotráfico y la crisis económica, sumado a los últimos actos de violencia, se sigue generando despojo, dolor y muerte en las zonas más alejadas del país.
Por último, la Conferencia Episcopal invitó a la sociedad civil a realizar un compromiso decidido y democrático, que “permitan construir un país mejor, sin violencia y con justicia social”.
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