El risaraldense Alejandro Corrales Escobar se considera a sí mismo un hombre de campo. Es ingeniero agrícola de la Universidad de Caldas y, con orgullo, cuenta que hizo carrera desde empleado raso hasta representante gremial en la Federación Nacional de Cafeteros.
Según el senador, quien es caficultor e hijo de caficultores, el trabajo de la federación es un buen ejemplo de los beneficios que trae pensar en un país descentralizado y austero, porque “siempre hemos visto cómo la corrupción acaba con los pueblos desde Bogotá”.
La forma en que el expresidente Álvaro Uribe Vélez abordó los problemas del campo colombiano durante su mandato motivó a Corrales a acercarse al Centro Democrático.
Es el partido que defiende la seguridad y es ejecutor. Yo soy un hombre de campo y en ese campo hemos tenido muchísimos problemas de seguridad y habíamos estado bastante acorralados. Es el partido que defiende al sistema productivo, a la gente que trabaja. Es el partido que tiene como bandera la defensa de la familia, el diálogo popular y un Estado que se ha descentralizado; a mí me parece que es fundamental.
La campaña al Senado de Corrales en 2018 fue su primera aspiración para un cargo de elección popular. Consiguió hacerse de una curul con 30.830 votos. Ahora espera volver a convencer a sus electores.
Las lógicas del campo
Cuando al senador se le pregunta por su ideal de país, es breve en su respuesta: “un país sin narcotráfico y sin corrupción; el resto lo hacemos los colombianos, que somos capaces de medírnosle a lo que sea”. Corrales dice sin sonrojarse que ha participado en debates de control político contra funcionarios del Gobierno central, a quienes a la vez considera “amigos míos, queridos”.
Tampoco se sonroja al sugerir que se apruebe el porte legal de armas. Según él, la falta de salvoconducto nunca ha detenido a una persona que quiere cometer un crimen con un arma de fuego, pero quien las necesita y puede usarlas no la porta.
En Colombia, solamente el 3 % de las lesiones personales son causadas por armas de fuego; pero el 90 % de ese 3 % son causas por delincuentes, con armas ilegales y en manos de bandidos. Hay que recogerlas: el Estado tiene que requisar, registrar y decomisar las armas, y permitir que la gente que tiene que pagar nóminas en el campo colombiano, que tiene que llevar efectivo, comprar café en el Cauca —como lo hacen las cooperativas, donde no hay bancos y no te reciben un cheque—, o en graneros que recogen el producido de todo un fin de semana hasta que abren el banco —en algunos pueblos los bancos no abren sino unos días—, hay que permitir que esas personas buenas que trabajan puedan defender su patrimonio, sus empleados, su familia y su vida.
Además de resolver la violencia en el campo, que le preocupa de forma especial, Corrales considera que es necesario dar incentivos a las personas para que no abandonen la ruralidad y sigan produciendo. Él dice que consultó directamente a los campesinos y recibió varias ideas de ellos.
Una de ellas es un crédito a 30 años con tasa subsidiada especial para jóvenes que quieran comprar una finca y residir en ella. También ha pensado en crear tiendas campesinas para que los productores reciban las ganancias y la mercancía no suba tanto de precio antes de llegar al consumidor final, por cuenta de los intermediarios.
Por otro lado, le interesa acabar con el 4 por mil en renta, dedicar un punto del IVA a la construcción de vías terciarias, e impulsar la construcción de vivienda en las áreas rurales.
A mí me da pena tener que decirlo, pero los gobiernos han sido indolentes con el campo colombiano y han hecho las casas en Bogotá, Medellín y Cali, mientras que en los pueblos alejados no hacen vivienda rural. Entonces, los campesinos se tienen que ir a vivir a Bogotá, a Medellín y Cali, y engrosar los cinturones de miseria a ver si algún día les dan la casa. Esto ha sido un crimen contra el campo colombiano.
Un consejo para votar
Corrales considera que el gobierno de Iván Duque ha sido bueno en términos de economía y salud, pero tuvo tropiezos en lo político. De forma específica, siente que se distanció demasiado del uribismo.
Yo lo digo tranquilamente: el partido no fue bien atendido por el Gobierno del presidente. Eso puede ser producto de querer desmarcarse de lo que tanto le endilgaron, que era de cercano al presidente Uribe. A mí me parece que justo eso hubiera sido la gran ventaja: tener un asesor que le tocó vivir los momentos más duros del país y los sacó adelante. Pero bueno, ese distanciamiento nos afectó políticamente, creo yo.
Considera que Óscar Iván Zuluaga es un gran candidato a la presidencia, al cual “aprecio, respeto, acompañó y sé que es la persona más indicada porque es un hombre muy bueno”. No obstante, en caso de que no avanzara a la segunda vuelta, Corrales pide a los colombianos tomar el consejo que su padre le dio un día.
Yo rescato siempre un consejo que me daba mi papá: “cuando vaya a votar por presidente, mijo, piense si usted es capaz de dejar sus hijos una noche con esa persona que va a elegir. Yo creo que nadie deja a sus hijos con una persona que estaba en un grupo que asesinaba y que violaba los secuestrados que tenía. Entonces, le diría al pueblo colombiano que nos unamos en esa segunda vuelta para derrotar a una persona que quiere acabar con Colombia y que, sobre todo, nos quiere quitar la libertad.
SEGUIR LEYENDO: