Gilmar Bolivar es un futbolista colombiano que juega en el Kaparty Haluych de la segunda división de Ucrania. Claramente la tensión desatada por la invasión de Rusia a este país europeo obligó a suspender los partidos de fútbol y los entrenamientos con el fin de no arriesgar la vida de los deportistas.
Este barranquillero habló con Blu Radio sobre como ha vivido estas últimas horas tras la incursión armada. Aunque el era consciente del riesgo que tomaba al ir a jugar a Ucrania en medio de la crisis diplomática, aseguró que siente miedo tras las primeras detonaciones:
“Bastante preocupado, la verdad. Tengo tres semanas acá. Estoy viendo que la gente empezó a salir, por lo menos en la ciudad en la que estoy. El ataque fue en Kiev , pero se escucha que va a correr rápido. Estoy en Neopolis, en el apartamento que me brindó el equipo. Tembló, sentí que tembló hace media hora, tembló mi cama, el piso, estoy nervioso . Vivo solo, siempre he estado solo, primeramente, con Dios, pero este camino me ha tocado solo”.
Al momento de llegar a Ucrania, Gilmar narró como los controles en las calles habían aumentado y se sentía un ambiente pesado en cada pregunta que se le realizaba para entrar al país: “Las cosas sí estuvieron más complicadas porque me estaban revisando todo el equipaje, mirando una y otra vez el pasaporte, preguntando si estaba enterado de lo que estaba pensando y dónde vivía, varias cosas que nunca me habían preguntado cuando llegaba”.
En su reciente diálogo con el medio de comunicación colombiano reveló que está buscando ayuda por medio de su empresario para regresar lo antes posible a Colombia, “yo quiero irme a mi casa”. Además, aseguró que aunque ha buscado contactarse con la Cancillería pero ha fracasado en el intento:
“Yo quiero decirles que existo, que estoy acá, que hace mucho tuve la intención de comunicarme con ellos. Desde que empezó esto, traté contactarme con ellos pero no se han comunicado conmigo”.
A traves de sus redes sociales, Gilmar aseguró que se encontraba bien, que espera que todo termine pronto y agradeció los mensajes de apoyo:
En entrevista con la FM, el criado en el barrio El Rebolo reflexionó sobre su camino y como el fútbol lo alejó de los malos pasos y a pesar de no estar en una liga importante, está feliz de poder jugar en Europa.
Mi barrio es muy tradicional en Barranquilla. Todavía recuerdo cuando jugaba fútbol con los ‘pelaos’ de la cuadra. Era como un santo ritual cada fin de semana, pues entre semana no podía porque debía ir al colegio, y luego cumplir con mis tareas. Sin embargo, a veces me le escapaba a mi mamá porque la sensación de tocar un balón no se cambia ni por todo el oro del mundo, relató.
SIGA LEYENDO: