Las trochas abiertas por la antigua guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) se han ido convirtiendo en vías que amenazan la preservación de diferentes zonas del país, incluso, hace días un informe advirtió que desde la desmovilización del grupo armado la deforestación en ciertas zonas se ha incrementado, esto debido mayormente a practicas ganaderas y expansión de cultivos ilícitos.
Lo anterior queda en evidencia en la zona de San Vicente del Caguán, donde de tiempo atrás la construcción de carreteras ilegales ha acelerado la deforestación del Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete, el más grande del país, declarado también por la Unesco patrimonio mixto (cultural y natural) de la humanidad.
La alerta fue confirmada por la Sociedad Zoológica de Frankfurt (FZS), pues pese a que en el pasado ya se había advertido sobre el daño ambiental que producen la construcción de carreteras en la zona, en el informe de FZS, además, señalan las presiones que enfrenta el resguardo indígena Llanos del Yarí-Yaguara II, una zona importante de amortiguación que ayuda a proteger Chiribiquete, donde hoy se presentan desplazamientos de las comunidades que ayudan a protegerlo.
“Lo más alarmante es que, dando continuidad al seguimiento de la deforestación dentro del resguardo, FZS encontró que el ritmo de la tala está acelerándose. Solo para enero de 2022 se deforestaron 692,4 hectáreas nuevas, es decir, el total de 2021 y 80 hectáreas más. En proporciones más comunes, esto equivale a 960 campos de fútbol del tamaño del Maracaná o toda el área urbana de la ciudad de Cali”, puntualiza la ONG.
En estos municipios se concentra el 49 por ciento de la pérdida de bosque del país, y en todos ellos se duplicó la superficie deforestada con respecto a lo ocurrido en 2016. A estos se suma el municipio de Miraflores, donde la deforestación, aunque es menor que en los otros, se extiende impulsada por el avance en la construcción de una carretera en la zona de conexión Chiribiquete-Nukak, según la página de RAISG.
“Las carreteras hacen la diferencia en la velocidad con la cual la deforestación avanza. Cuando no hay una vía, así sea mínima, es mucho más difícil entrar y continuar la deforestación. Pero cuando ya existen este tipo de caminos empieza a darse esta tendencia que llamamos estilo de espinas de pescado, se empiezan a abrir caminos alrededor del grande”, señaló Esperanza Leal Gómez, directora para Colombia de la FZS.
La deforestación, una de las consecuencias del acuerdo de paz
Desde el 2020 expertos, activistas y ciudadanos han pedido al Gobierno hacerle frente a la deforestación que se ha convertido en una de las problemáticas medio ambientales más relevantes en Colombia y pese a los esfuerzos esta, sigue avanzando. Según un artículo que publicó este 2 de febrero la revista Frontiers, el incremento de la deforestación en Colombia se ha presentado desde la firma de los acuerdos de paz en el 2016.
Los resultados de un estudio del Centro Internacional para Agricultura Tropical (CIAT) confirman esa fuerte tendencia hacia la pérdida de más bosques después de la negociación de paz durante el gobierno del presidente Juan Manuel Santos.
Además, anotó que las principales causas son el aumento de la ganadería y el crecimiento de siembra de cultivo ilícitos en el país. Aunque el el documento y los resultados se hizo énfasis en que: “El impacto y las causas principales varían significativamente dependiendo del área del municipio, y de las regiones”, por ejemplo, el ganado fue el indicador principal en la Amazonía, en tanto que los cultivos de coca fueron más dominantes en los Andes.
En el caso del Amazonas colombiano, es preocupante pues en el 2020 se destruyeron 140.000 hectáreas, lo que equivale a unos 20 campos de fútbol cada hora, según datos recopilados por la Universidad de Maryland. Eso es más del triple del nivel en 2015, el año antes de que las Farc acordaran dejar de lado medio siglo de combates.
El estudio de Frontiers que combinó conjuntos de datos regionales entre 2001 y 2018 procedentes de 708 de los 1.122 municipios colombianos en tierra firme, que representan el 98 % del total de áreas de deforestación en el país anotó que “No hay una solución perfecta que pueda generalizarse para todo Colombia”, por lo que es necesario seguir la investigación pero esta vez, para determinar cuales serían las posibles soluciones a la problemática y plantarlas desde políticas públicas hasta comportamientos de las comunidades.
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