Íngrid Betancourt está “en proceso” de perdonar a Piedad Córdoba

En dos entrevistas concedidas este viernes, la candidata presidencial aseguró que no se tomaría un café con ella y todavía batalla con sus emociones

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La candidata por el partido Verde Oxígeno se ha referido a la exsenadora y candidata sobre el rol que desempeñó en su secuestro y liberación.
La candidata por el partido Verde Oxígeno se ha referido a la exsenadora y candidata sobre el rol que desempeñó en su secuestro y liberación.

En dos entrevistas concedidas este viernes ante medios radiales, la candidata presidencial Íngrid Betancourt se refirió a las acusaciones que ha sostenido en contra de la exsenadora Piedad Córdoba, a quien señala de tener contacto directo con la extinta guerrilla de las FARC y, con ese poder, haber dilatado su liberación para beneficiar la imagen del Gobierno venezolano.

En la primera entrevista, concedida a la emisora Caracol Radio, habló sobre la frustración que ella y su madre, Yolanda Pulecio, sintieron cuando se enteraron del caso de Teodora Bolívar, apodo que apareció en los mensajes privados del computador que perteneció al guerrillero abatido Luis Édgar Devia Silva, alias Raúl Reyes.

Según un reporte de Noticias Caracol emitido el pasado domingo, el testigo Andrés Vásquez —exasesor de Piedad— la vio escribiendo correos electrónicos usando una cuenta con ese seudónimo, lo cual aumentó las sospechas de la opinión pública.

Según lo dicho por Íngrid en la entrevista a la primera emisora, un mensaje que le dolió leer hablaba de cómo dijo que liberarla no era urgente porque “ella siempre ha sido flaca”, es decir, que no estaba pasando hambre o enfermedad en la selva.

La excandidata presidencial Ingrid Betancourt durante el su cautiverio en la selva en 2002, cuando fue secuestrada en momentos que se dirigía a la zona de distensión establecida por el entonces presidente Andrés Pastrana con el fin de realizar conversaciones de paz con la guerrilla de las FARC, fue secuestrada junto a su acompañante y asesora Clara Rojas.
La excandidata presidencial Ingrid Betancourt durante el su cautiverio en la selva en 2002, cuando fue secuestrada en momentos que se dirigía a la zona de distensión establecida por el entonces presidente Andrés Pastrana con el fin de realizar conversaciones de paz con la guerrilla de las FARC, fue secuestrada junto a su acompañante y asesora Clara Rojas.

“Hace un par de años me enteré del tema de Teodora y lo comenté con mi mamá. Para ella fue muy duro: ella me dijo que se sentía usada, manipulada, violentada por esa posibilidad”, dijo Betancourt, quien insistió en que los secuestrados fueron instrumentalizados y forzados a decir cosas en contra de su voluntad.

Ella insistió en que su presunta relación con el grupo insurgente es un capítulo oscuro en la historia de Piedad y que, aunque lo ha negado con insistencia, Íngrid conoció personalmente a Manuel Marulanda porque la exsenadora se lo presentó, en la época en que ambas eran parlamentarias. Además, recordó que la guerrillerada se refería a Piedad como “nuestra”.

La candidata por el partido Verde Oxígeno también señaló que Piedad debe explicar su relación con Álex Saab, el considerado testaferro del chavismo. Finalmente, Íngrid aseguró que perdona “en el alma” a Piedad Córdoba, pero no se tomaría un café con ella. “También quiero verdad y justicia”, puntualizó.

El ejercicio del perdón

Horas después, Íngrid se refirió brevemente al tema del perdón en otra entrevista que concedió para la emisora Blu Radio. En ella, la candidata aseguró que perdonar requiere un esfuerzo muy grande porque “perdonar nunca es algo fácil; tiene que desligarse del dolor que ha causado la persona que uno tiene que perdonar”.

La candidata también aseguró que el perdón se divide en dos partes: la voluntad de perdonar, que es inmediata, y la pérdida de las emociones que causa el agravio. También aseguró que esa reflexión la hizo desde cuando estuvo secuestrada.

Sobre la voluntad de perdonar, Íngrid dijo:

Uno primero tiene la voluntad de perdonar, es decir, uno toma la decisión, que es casi intelectual, en la cual uno dice ‘no quiero vivir con este muerto a cuestas, no quiero seguir arrastrando este dolor, este resentimiento, porque son emociones que lo envenenan a uno. El otro ni se entera’.

La otra fase del perdón, según ella, es más difícil, porque los sentimientos de resentimiento y venganza aparecen sin aviso, aunque ya se tenga la voluntad de perdonar y soltar. “A veces, los recuerdos y las emociones vuelven y lo ponen a uno al frente de esa decisión y uno siente ‘todavía me falta, todavía me duele alguna cosa’”.

La candidata cerró el tema diciendo que está en esa parte del proceso de perdón con Piedad Córdoba, debido a que las denuncias de Andrés Vásquez revivieron esos sentimientos en ella.

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